Avisos Legales
Opinión

El joven Gabriel

Por: Francisco Guajardo | Publicado: 22.01.2022
El joven Gabriel | Agencia Uno
Personalmente, la alegría de ver al joven Gabriel ganar la Presidencia no sólo fue por el hecho político: fue también por el hecho cultural; quienes nos decían “tan jovencito director” como una ofensa, hoy, antes de decirlo, deberán considerar el dato de que el Presidente de la nación tiene 35, y es el responsable de representar y dirigir una visión de sociedad en la que muchos, sin militar activamente en nada, colaboraremos desde nuestro ejercicio diario. Sólo porque la política llegó a las plazas en formato de conversación y con ello al cotidiano.

El joven Gabriel me evoca un inevitable ejercicio de autorreferencia, cuando en mi trayecto profesional, con 31 años, asumía por primera vez como director en una escuela pública (la más antigua de la ciudad). Ese simple ejercicio lo vi replicado en varios colegas de la misma generación que asumían responsabilidades de liderazgos en espacios que solían tener un tinte cargado a personas de “cierta edad”, donde la juventud se aparecía como un signo de irrespeto a lo local y a quienes llevaban la edad del director o directora ejerciendo la docencia.

Para entonces, ser joven y asumir esas responsabilidades eran un signo de debilidad, subestimación y desconfianza ante lo inexperto. En parte, lo último es un factor que uno debe prestar siempre atención pues el mundo académico no da lo que las propias experiencias te otorgan. Sin embargo, la conformación de equipos es clave, y esa configuración es el éxito y tu apuesta para una prueba crucial que es diseñar un proyecto en base a la cultura local y no en base a las preconcepciones ajenas al lugar donde se llegaba como afuerino.

En el espacio de la política no creo sea muy diferente, pues al joven Gabriel en el correr de los primeros días apareció el prejuicio de la juventud y se hizo sentir en los diferentes medios, ya sean alternativos como del establishment. No obstante, el joven Gabriel fue construyendo desde un ejercicio de pequeños signos un devenir de situaciones que sólo nos hizo constatar lo huérfanos de actos de amorosidad, razonamientos y empatía que estábamos de parte de una autoridad que, en teoría, debería representarnos y no ignorarnos.

Personalmente, la alegría de ver al joven Gabriel ganar la Presidencia no sólo fue por el hecho político: fue también por el hecho cultural; quienes nos decían “tan jovencito director” como una ofensa, hoy, antes de decirlo, deberán considerar el dato de que el Presidente de la nación tiene 35, y es el responsable de representar y dirigir una visión de sociedad en la que muchos, sin militar activamente en nada, colaboraremos desde nuestro ejercicio diario. Sólo porque la política llegó a las plazas en formato de conversación y con ello al cotidiano.

El joven Gabriel, Presidente electo, encierra en su imagen un acto de valentía de la ciudadanía; en él se intenta dar un acto de lucidez comunitaria para la historia, un acto de validación en niños y niñas de manera genuina, situación más que relevante.

La juventud física es transitoria, no obstante, la juventud que inyecte en este periodo constituyente el joven Gabriel es un acto emotivo que insufla vida a una sociedad que venía moribunda y escasa de dignidad que desde el 18 de octubre la sociedad chilena intenta articular y darle vitalidad.

El joven Gabriel es un signo que desde las escuelas podremos sostener en procesos de alfabetización democrática porque el Presidente hace lectura de estos tiempos con la carga cultural de también jóvenes miran y proyectan el futuro. El joven Gabriel, aun cuando tenga 60 años en el futuro, seguirá siendo ese hito socio emocional que delimitó la democracia del fascismo, que comprendió el contexto histórico que vivía y que nos permite nuevamente, luego de 40 días en el desierto, volver a soñar. Y quienes aún no llegamos a los 40, podremos decir, además: claro, tengo la responsabilidad de liderar y tengo una edad cercana a la del Presidente de todos los chilenos y chilenas, el joven Gabriel. 

Francisco Guajardo
Profesor. Director de un liceo público.