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En defensa de la amabilidad: por la paz en las acciones cotidianas

Por: Victoria Valdebenito | Publicado: 31.03.2022
En defensa de la amabilidad: por la paz en las acciones cotidianas |
El trato amable es necesario en el nivel social. Preocupados por cambiar las macro estructuras, nos hemos olvidado de que tenemos un nivel de incidencia más elevado en lo micro. Otras formas de poder incidir son la comunicación asertiva y la escucha activa, que nos permiten tomar responsabilidad para comunicarnos con otros.

El vivir en la denominada “sociedad de la información” conlleva estar expuestos a mensajes cargados de violencia a cada instante y por cualquier medio de comunicación. En paralelo a conflictos violentos locales en todas latitudes, uno de estos lamentables hechos a nivel internacional es la guerra de Rusia contra Ucrania. Más allá de las recurrentes frases que oímos, tales como “ser el cambio que quieres ver en el mundo” o “paz es la respuesta”, la puesta en práctica de estos refranes en nuestra cotidianidad puede convertirse en una herramienta que nos permitirá heredar sociedades más amables y pacíficas a las futuras generaciones.

Ejemplo de esto es el trato amable: ser amables en nuestros tratos cotidianos, en nuestros mundos de vida, en el micro nivel social. Preocupados por cambiar las macro estructuras, nos hemos olvidado de que tenemos un nivel de incidencia más elevado en lo micro. Otras formas de poder incidir son la comunicación asertiva y la escucha activa, que nos permiten tomar responsabilidad para comunicarnos con otros.

Al respecto, hay quienes plantean que, antes de publicar un mensaje o de subir una imagen a la red, podemos preguntarnos: ¿es buena onda o mala onda?, ¿es verdad?, ¿es necesario? Tal es el trabajo de la organización “Katy Summer”, fundada por Evelyn Zamorano y Emmanuel Pacheco tras perder a su hija debido a una forma de violencia recurrente: el bullying. Su proyecto genera consciencia y educa en la relevancia de analizar con responsabilidad el contenido y las acciones violentas. Tuve la fortuna de ver parte de su trabajo con jóvenes universitarios, quienes valoran hasta el día de hoy este esfuerzo y experiencia. A las anteriores, yo agregaría la pregunta: ¿cuáles son las consecuencias de publicar un mensaje?

Para avanzar, enseñar que las palabras pueden herir, que su contenido tiene consecuencias y que, por lo tanto, hay poder en ellas; pueden generar cambios en acciones cotidianas. El lenguaje construye realidad, como Berger y Luckmann (1966) y otros lingüistas han propuesto. Partamos con la amabilidad hacia nosotros mismos, cuidando las palabras con las cuales nos referimos a nosotros mismos, y luego podemos proseguir siendo amables con otras personas y seres sintientes.

Otro ejemplo de este tipo es el trabajo que ha venido desarrollando la Fundación “Origen”, de Mary Anne Müller, desde comienzos de la década del 90 en nuestro país. Con una exitosa escuela agroecológica en Pirque, en su misión y visión se explicita una educación inclusiva, sustentable, en la que la búsqueda de paz es un valor central, junto al respeto, la compasión y la generosidad entre otros. Ante la urgencia de promover estos valores y competencias socioemocionales en todo contexto, ya hay experiencias de las cuales podemos aprender.

El concepto de amabilidad viene del latín amabilitas, que significa la “cualidad de poder inspirar o merecer amor”, y amable en sí mismo se traduce como “que merece ser amado”. Ser amables, por lo tanto, con el sufijo ble contiene la posibilidad de que nos amen si amamos. La evidencia apunta además al que el usar estas técnicas permite escuchar las propias emociones, validándolas y dándonos la posibilidad de canalizar y conducir de mejor manera otras emociones humanas como la rabia y la tristeza. Así, ser amables nos enseña a amarnos y es sustentable. Ser amables por tanto nos prepara para la paz y para construir comunidad, no para destruirla.

Victoria Valdebenito
Socióloga, PhD. Académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez.