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Opinión

Izquierda sin «telos»: postliberalismo y diálogo con el cristianismo

Por: Matías Kahn | Publicado: 31.03.2022
Izquierda sin «telos»: postliberalismo y diálogo con el cristianismo |
Estoy convencido, con el riesgo de ser polémico, de que la tradición cristiana tiene mucho más que aportarle a la izquierda que viceversa.

Ser de izquierda no significa oponerse a toda intervención en la libertad individual. Ser de izquierda significa asumir que hay una forma de vivir en sociedad que nos hace realmente libres; que hay cosas que aparentan ser “libertad” y no lo son. En eso, tiene mucho en común con gran parte de la tradición cristiana. Ese aspecto teleológico debiese ser el núcleo de toda praxis de izquierda. Sin embargo, la epistemología de la opresión que ha dominado a la izquierda occidental desde los 60 y 70 no ha hecho más que arrebatarle un telos coherente. Descubrir o “deconstruir” opresiones no se traduce, hoy, en descubrir genuinas emancipaciones, sino sólo en promover condiciones que permitan a la gente ser libre en un sentido individual. Por eso el liberalismo se transformó en el genuino centro gravitante de la izquierda; eso es lo que la coloca en el mismo paradigma que la derecha, ambas formas de “liberalismo rebelde”.

El telos de la izquierda debiese ser la libertad positiva, no la libertad negativa. Hoy, cuando muchos apuestan por nociones del primer tipo de libertad, lo hacen desde una anti-ontología incoherente; no pueden definir qué nos hace íntegramente libres. Por consecuencia, parte de la izquierda ha terminado por transformar la libertad positiva en un medio para lograr la libertad negativa. Para superar este problema, el primer paso será reconocer que tanto la incoherencia epistémica de la postmodernidad y el contingencialismo electoral de populismos y colectivismos desorganizados —donde intereses contrapuestos y dispersos conviven en una ficción— debe terminar. La izquierda necesita una ontología que trascienda al sujeto moderno: al individuo autónomo sin norte concreto.

Y aquí rescato a Jürgen Habermas y John Milbank (por más contrarios que sean en sus diagnósticos): las teorías de la postmodernidad y el momento epistémico que producen son la extensión del proyecto moderno y no son genuinamente “postmodernas”. Postmoderna sería una praxis radicalmente comunitarista con un telos ya no enfocado en una visión “neutra” o “espontánea” del orden democrático y económico. Postmoderna sería la superación del subjetivismo heredado del sujeto cartesiano. Postmoderna sería una nueva tesis capaz de ir al pasado rechazado por la modernidad y, al mismo tiempo, a un futuro post-liberal. Por supuesto, como cristiano tengo absolutamente claro dónde está ese telos, lo cual es una suerte de “privilegio”. No tengo que inventar ruedas. El mundo secular, sí.

Pero ¿qué pasaría si la izquierda pudiera atender más a las reflexiones ontológicas y escatológicas del cristianismo en sus 2000 años de historia? Estoy convencido, con el riesgo de ser polémico, de que la tradición cristiana tiene mucho más que aportarle a la izquierda que viceversa. La derecha no puede aprender mucho del cristianismo; ya tiene en sus manos a un buen porcentaje de los creyentes por estos lares y, por lo tanto, un convencimiento de su cohesión política con sus tradiciones. Si la izquierda reconoce la necesidad de superar realmente la modernidad y sus prejuicios contra la filosofía cristiana, tiene mucho más que aprender.

Matías Kahn
Vocero nacional de las Juventudes de la Izquierda Cristiana. Director de “Fe y Polis”.