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Violencia en los colegios: la urgencia de una Pedagogía del Cuidado

Publicado: 23.04.2022

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Como Humanidad, estamos saliendo de un proceso de exposición a la vivencia del miedo donde sufrimos todos/as dos largos años de confinamiento, en un estado de alerta permanente, de angustia y de incertidumbre.

Nuestras niñas, niños y adolescentes vivieron dentro de sus hogares la presencia de la muerte en forma cercana o lejana y el dolor se experimentó en la mayoría de los casos, sin las herramientas para sobrellevarlo, situación que también sobrepasó a los adultos en su capacidad de contención.

La escuela tuvo que entrar a los hogares y ser testigo de la realidad de cada una de las familias de sus estudiantes en un comedor, en la cocina o un dormitorio. Pero ¿tenemos conciencia real del impacto que tuvo y sigue teniendo la pandemia en nuestra condición humana?

Numerosas denuncias sobre violencia en las escuelas de nuestro país han encendido una luz de alerta y es necesario preguntarnos: ¿cuáles han sido los canales de expresión de nuestras emociones básicas y cuál el espacio seguro para compartirlas?, ¿cuál es el rol que le corresponde a la escuela en la prevención del ejercicio de la violencia como respuesta a un conflicto?

Durante el periodo de confinamiento, las emociones cobraron protagonismo y fueron parte del proceso de aprender y de enseñar, surgieron diversos conflictos, tensiones y desencuentros que fue necesario abordar tanto nivel escolar como familiar.

¿Puede la escuela hoy ser un espacio para el reencuentro? Creo que sí puede serlo y es vital que así sea. Es necesario para este efecto activar las redes de colaboración con las que cada unidad educativa cuenta, tanto las internas como las externas.

Es posible que el aula, o el Centro de Recursos para el Aprendizaje (CRA), el patio o los muros sean espacios donde expresar, crear, contener y donde un proceso de escucha activa sea una realidad en cada escuela, colegio o centro educativo. Se aprende a confiar, se aprende a escuchar, se aprende a convivir y a resolver conflictos de forma no violenta.

Urge el compromiso con la tarea, con una Pedagogía del Cuidado donde sea natural el propósito de la paz y el bienestar común en la convivencia, donde el arte y sus lenguajes sean puentes que nos acercan al camino de la expresión como un recurso para el aprender a convivir, colaborar y escucharnos en un proceso creativo que busque respuestas a nuestros conflictos desde el espacio expresivo, mostrarnos y aceptarnos en nuestras diferencias, en nuestras emociones y nuestro lenguaje, en una escuela post pandemia al servicio del encuentro humano, que supere el miedo y se comprometa con la vida plena.

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