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Opinión

La «armonización» (o la rectificación de la República)

Por: Cristián Zúñiga | Publicado: 18.05.2022
La «armonización» (o la rectificación de la República) Discurso de Ortega y Gasset en la Cámara de Diputados (Madrid, 1931) |
Aprobándose o rechazándose el texto propuesto por la Convención, si al día siguiente de ocurrido el plebiscito de salida quienes se sientan perdedores se desilusionan de la democracia y se repliegan en sus trincheras, y los ganadores salen a decir que las cosas se harán a su manera, entonces no quedará más que afirmar, al igual que Ortega en su tiempo, que la República tendrá que volver a ser rectificada.

Rectificación de la República es el título del discurso que el 6 de diciembre de 1931 realizó el filósofo, periodista y diputado José Ortega y Gasset, certificando su distanciamiento con la trayectoria que veía en la Segunda República Española, época donde los diputados españoles redactaban una nueva Constitución para definir una estructura territorial de la nación, el laicismo del Estado o la denominada “cuestión catalana”. Se trata de un discurso cuyo trasfondo mantiene plena vigencia para nuestro presente chileno. Una vez aprobada aquella Constitución española, Ortega inició el repliegue de su actividad política: el desencanto y su rechazo a la dinámica del funcionamiento partidista derivaron incluso en la disolución de la agrupación política (conformada por intelectuales) con la que había llegado al Parlamento.

Ortega y Gasset acusó a las Cortes Constituyentes de sectarismo y de radicalismo, motejando a los extremistas radical-socialistas más exaltados de “jabalíes” y calificaría más adelante al nuevo documento de “Constitución lamentable, sin pies ni cabeza, ni el resto de materia orgánica que suele haber entre los pies y la cabeza”. Las intervenciones en las Cortes de uno de los más grandes filósofos de habla hispana, posteriormente recogidas en la prensa y recopiladas en forma de libros, eran muy esperadas, comentadas y criticadas, en especial cuando se expresó sobre el problema de la estructura territorial del Estado y el Estatuto catalán: “si la Constitución crea desde luego la organización de España en regiones, ya no será la España una, quien se encuentre frente a frente de dos o tres regiones indóciles, sino que serán las regiones entre sí quienes se enfrenten, pudiendo de esta suerte cernirse majestuoso sobre sus diferencias el Poder nacional, integral, estatal y único soberano. Contemplad la diferencia de una solución y de otra”.

El 6 de diciembre, justo tres días antes de que se votara la Constitución de 1931, el diputado y filósofo Ortega y Gasset pronunciaría en Madrid este magno discurso que comenzaba diciendo que “es preciso recalcar el perfil de la República (…) Lo que no se comprende es que habiendo sobrevenido la República con tanta plenitud y tan poca discordia, sin apenas herida, ni apenas dolores, hayan bastado siete meses (tiempo que duró la redacción de aquella Constitución española) para que empiece a cundir por el país desazón, descontento, desánimo, en suma, tristeza”. El discurso tuvo lugar en el Cinema de la Opera de Madrid y quedó titulado como Rectificación de la República, que contiene la afirmación de que “es preciso rectificar el perfil de la República”.

Ahora que la Convención Constitucional comienza su recta final presentando los 499 artículos que contiene el borrador del texto de la nueva Constitución de Chile al Pleno, para que luego las comisiones finales de Preámbulo, Armonización y de Normas transitorias otorguen “retoques” de redacción y den coherencia a aquello que no lo tenga, vendría bien hojear esta conferencia de Ortega y Gasset, un filósofo que sentía una profunda desconfianza en los partidos políticos y que participó en la redacción de la Constitución española del año 31. No vendría mal considerar este ejemplo que, históricamente, tiene muchas similitudes con nuestro actual proceso político, como una advertencia para los días posteriores al próximo 4 de septiembre.

Fuere cual fuere el resultado, aprobándose o rechazándose el texto propuesto por la Convención, si al día siguiente de ocurrido el plebiscito de salida quienes se sientan perdedores se desilusionan de la democracia y se repliegan en sus trincheras, y los ganadores, con pecho de pato silabario salen, a decir que las cosas se harán a su manera, entonces no quedará más que afirmar, al igual que Ortega en su tiempo, que la República tendrá que volver a ser rectificada, algo que resultará complejo para un país que viene saliendo de un estallido y una pandemia.

Cristián Zúñiga
Profesor de Estado. Vive en Valparaíso.