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Opinión

El Pelao Vade y la estrategia seudopolítica

Por: Mathias Martínez | Publicado: 26.06.2022
El Pelao Vade y la estrategia seudopolítica Tomás Moulian |
Al igual que en la elección anterior entre Boric y Kast, es la esperanza la que está en juego. Mantenerla en el dominio público es una labor de suyo compleja. Quedando poco tiempo para el desafío electoral, la única opción realista es volver a encenderla… y “que la esperanza venza al miedo”.

A medida que nos acercamos al plebiscito de salida, las estrategias políticas acerca de cómo afrontar aquel hito tan relevante se están transparentando. En estas breves líneas comento la que será utilizada por los sectores conservadores y de la extrema derecha. Se denomina la “estrategia seudopolítica”.

Tomás Moulian, destacado sociólogo y politólogo chileno, es de quien he tomado este concepto y las ideas que le siguen, ya que a mi parecer resultan bastante útiles para previsualizar el escenario que se configurará en el debate social por el proyecto de nueva Constitución, que se plebiscitará este 4 de septiembre.

Al parecer de Moulian, la “seudopolítica” corresponde a “una acción de simulación, al despliegue de conflictos acalorados pero ficticios, cuya puesta en escena puede ser virulenta, pero en realidad sólo es una nueva variante de un nuevo espectáculo: la entretención política”. Digamos esto de otra forma: lo que la estrategia seudopolítica intenta hacer es someter la política a la farándula, a la exhibición obscena, lo que, sin ofender culturalmente, es llevar la política al terreno circense. Esta estrategia lo que busca es asesinar y deslegitimar toda acción y posicionamiento político, para finalmente convertirla a ojos de toda la ciudadanía como un quehacer impuro, sucio, inútil y carente de sentido.

Esta estrategia, por supuesto, no se centrará en discutir ni reflexionar sobre las normas jurídicas ya aprobadas en el proyecto de nueva Constitución, sino que sus energías estarán centradas en levantar discursos sobre cuestiones anexas y secundarias, a lo que es realmente importante: esta nueva Carta a plebiscitar y su comparación con la Carta actualmente vigente.

Ejemplos de este discurso hay varios, y son conocidos por casi toda la sociedad chilena: “Dos constituyentes disfrazados ingresaron al hemiciclo”, “Un constituyente tuvo la desvergüenza de votar desde la ducha”, “La Convención no invitó a participar de la ceremonia de cierre a los ex Presidentes”, “No todos los constituyentes cantaron el himno nacional”, “un mitómano salió electo engañando, fingió tener una grave enfermedad”.

Si estas objeciones, del todo razonables, suenan más frecuentemente que los artículos del “nuevo sistema político”, de los relativos a la “democracia participativa”, los “derechos sociales” o del “nuevo Estado regional” que serán los plebiscitados, la estrategia de los sectores conservadores y reaccionarios ha sido muy eficaz. Sumado a esto, debemos tener en consideración que estos grupos (“Amarillos por Chile”, “Reforma la Reforma”, “Proyectos Voces Chile”) cuentan con bastante dinero dedicado a amplificar estos discursos mediante las redes sociales y las nuevas tecnologías… Algo similar vimos en el plebiscito de entrada con sumas realmente impresionantes.

Si uno pesquisa a quienes hoy por hoy han tomado posicionamiento por el Rechazo, por regla generalísima no encontrará en ellos NINGUNA propuesta normativa de reforma futura, NINGUNA valoración positiva de lo qué es y contiene el nuevo texto, NINGUNA hoja de ruta para afrontar la eventualidad de que en el plebiscito gane el Rechazo.

Puede buscar, pero no encontrará, y esto se da por la sencilla razón de que el objetivo de esos sectores simplemente es boicotear, sembrar terror y confusión, a la vez que intentan cerrar toda alternativa. Moulian reconoce en este posicionamiento seudopolitico la intención de clausurar el futuro, es decir, de hacernos creer que este proceso democrático e inédito en nuestra historia es inviable, que lo que hoy existe es y no hay más.
Nos intentan convencer de que no es posible inaugurar un nuevo ciclo y que nuestra única opción es asumir que existen límites, que derechamente no podemos traspasar. La seudopolítica, así, ahoga la esperanza, pero no del todo, pues intenta moverla del espacio público al espacio privado.

Es decir, esta estrategia de nueva reclusión nos intenta convencer de lo desilusionante que son las construcciones colectivas y nos invita a aceptar que ellas son siempre infructuosas. Diría un militante de la causa seudopolítica: “Te lo dijimos, compadre, que lo mejor es encapsularte en tus intereses y placeres privados; lo público no tiene vuelta… Sólo tú eres el artífice de tu propio destino, abandona la creencia de la construcción colectiva”.

Nuevamente, al igual que en la elección anterior entre Boric y Kast, es la esperanza la que está en juego. Mantenerla en el dominio público es una labor de suyo compleja. Quedando poco tiempo para el desafío electoral, la única opción realista es volver a encenderla… y “que la esperanza venza al miedo”.

Mathias Martínez
Abogado.