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Opinión

Patronas y patrones de la miseria

Por: Susana Solís y Juan Alejandro Henríquez | Publicado: 14.08.2022
Patronas y patrones de la miseria | Captura de pantalla
Cómo no rememorar también la campaña del SÍ en el año 88, donde varios rostros se repiten, al igual que la lógica de la desinformación y de fake news, en esa época en particular, por medio de afiches y propaganda audiovisual.

El proceso constituyente que se está llevando adelante en Chile es visto por el mundo como un hito en términos de sus características: la elección democrática de quienes conformaron la Convención Constitucional, los criterios de paridad, de interculturalidad y la redacción de un texto que da un paso gigante en términos de derechos políticos, sociales y económicos.

Innovadora en estos términos, la nueva propuesta también destaca por contener un enfoque basado en los derechos humanos. Esto último es fundamental, considerando la historia reciente de Chile, donde el denominado “estallido social” –o la movilización de los pueblos y colectivos, si se quiere– desencadenó una ola de crímenes y vulneraciones perpetradas por los organismos estatales, ya bastante conocida. Más aún, como otros países del Cono Sur afectados por dictaduras, la incorporación de este enfoque se vuelve una tarea imperativa.

Además de ello, la propuesta da un paso más allá y se traslada a una nueva forma de interpretar y considerar el derecho, al hablar acerca de los derechos de la naturaleza y el deber del Estado y de la sociedad de reconocerlos y respetarlos. Ante un momento de crisis global, en donde los territorios están viviendo las terribles consecuencias de un modelo “de desarrollo” vigente, pero obsoleto por las consecuencias que ha causado en el entorno dadas sus prácticas extractivistas y la predominancia de una industria que genera una extrema contaminación y consecuentes daños masivos, lo anterior significa transitar a un cambio paradigmático fundamental, en donde el medioambiente y las especies que lo habitan sean puestas en un primer lugar.

Por otra parte, la integración transversal del enfoque de género a lo largo del texto constitucional es otra de las cuestiones históricas de este proceso. Allí, la promoción de la paridad de género en las organizaciones políticas, el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos por parte del Estado, de los derechos de las disidencias sexuales y de género y la instalación de una educación sexual integral, forman parte de un cuerpo constitucional que incuestionablemente avanza en garantías que antes no existían.

Así también, en torno al reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, el texto marca un antes y un después, abriendo la posibilidad de por fin comenzar a idear políticas que vayan en la línea de la reparación y de la garantía de los derechos de estos colectivos. Tras siglos de colonialidad, se marca un hito en términos de la relación que el Estado establece con los pueblos que han habitado el territorio ancestralmente.

Para nadie es desconocida la campaña de desinformación y terror que se está gestando a nivel nacional por parte de grupos conservadores, personas con alto poder económico y partidos que históricamente y en distintas latitudes del mundo promueven este tipo de estrategias. La medida adoptada ha sido la de difundir, sin mayor elaboración ni preparación, un sin número de datos inexactos acerca del texto, transmitir una interpretación sesgada de muchos de sus artículos y la utilización de la violencia como forma de amedrentamiento, entre otros casos.

Así, ex convencionales e integrantes de partidos de la coalición de derecha, especialmente, se han dedicado a dar entrevistas, difundir material audiovisual, o inclusive a imprimir textos con información falsa. La propaganda elaborada para los medios, en tanto, ha consistido en la exposición de relatos de personas que supuestamente apoyaban la idea de una nueva Constitución pero que luego cambian de parecer; no obstante, como ya se ha divulgado, estos son actores y actrices remunerados que siguen un guion ya elaborado. La prensa no queda fuera. Reconocidos y reconocidas periodistas pertenecientes a medios de comunicación que históricamente han sido dirigidos por la influencia política se dedican a realizar preguntas e intervenciones cuya intención es confundir y/o desorientar a la audiencia.

Respecto del uso de la violencia, hace días fueron difundidas las amenazas del empresario Pedro Pool, anteriormente denunciado por violencia de género en contra de quien fuera su ex pareja. Haciendo alusión a la dictadura, y validando por ende los crímenes de lesa humanidad ocurridos en este periodo, instó al asesinato y al exilio a personas adherentes a la opción Apruebo y también al profesorado. En la misma línea, hace aproximadamente dos semanas en Paillaco, Región de Los Ríos, el reconocido dirigente José Aravena, perteneciente al Partido Comunista, fue amenazado de muerte y agredido de forma violenta por sujetos aún no identificados.

Cabe aclarar que esto no se restringe a un accionar exclusivo de un sector político porque, como bien señalan Cannon y Rangel (2020), “la derecha no sólo es un conjunto de partidos políticos sino que integra unas clases sociales e instituciones relacionadas que brindan apoyo electoral, logístico, estratégico, financiero e intelectual a las ideas de derechas”. En esa línea, y a modo de ejemplo, puede mencionarse el caso del grupo Amarillos por Chile y de reconocidos ex presidentes, quienes han aportado a crear un clima de confusión en torno a si aprobar o no la nueva Constitución, entregando opiniones sesgadas que señalan supuestas inconsistencias, errores y/o riesgos del nuevo texto.

Si bien estos hechos han sido ampliamente difundidos debido a su presencia en redes sociales, su ocurrencia no es aislada. Históricamente quienes detentan intereses económicos y políticos han orquestado campañas similares. Basta recordar lo que pasaba en las relaciones patronales con trabajadores del sector rural, donde estos últimos eran obligados y/o amenazados para votar por la opción política que prefería el primero. Cómo no rememorar también la campaña del SÍ en el año 88, donde varios rostros se repiten, al igual que la lógica de la desinformación y de fake news, en esa época en particular, por medio de afiches y propaganda audiovisual.

Así también pasó en Ecuador mientras llevaba adelante su proceso constituyente. Con una oleada de discursos que apelaban a que el proceso representaba al “comunismo, sólo por incorporar la voz de los pueblos y las comunidades, infundiendo la idea de que tenía similitudes con el de Bolivia, haciendo parecer que este, al hablar de plurinacionalidad, representaba a una supuesta “extrema izquierda”. Esto hace recordar el discurso de Chilezuela, demagógica que busca generar temores infundados en la fracción de la sociedad que aún no decide su voto.

Estamos hoy, por tanto, ante viejos y nuevos patrones y patronas de la miseria, representados por los rostros más visibles pero también por aquellos que detentan gran poder económico al ser dueños de miles de hectáreas, muchas de ellas adquiridas ilegítimamente a través de procesos de despojo territorial; de los inversionistas de la minería con intereses en el uso de las aguas y la hidroelectricidad; de los dueños de los grandes holding; y de los defensores y defensoras de modelos conservadores ya hace tiempo obsoletos, entre otros. Recordemos que el Rechazo concentra el 98% de los recursos para realizar campaña, desplegando acciones como las descritas que apuntan a continuar reproduciendo un modelo que precariza y violenta a la mayoría de la población pero que a la vez contribuye a sostener sus propios privilegios.

Ante este panorama, el desafío que se tiene a menos de un mes del plebiscito por una nueva Constitución tiene que ver con ello. Si bien ningún proceso político y social puede cumplir con las expectativas de toda la población, es dable referir que la nueva Constitución representa en muchos sentidos el esfuerzo colectivo por construir una suma de principios acorde a muchas de las demandas históricas presentadas por los movimientos y organizaciones sociales. Por esto, y por las razones antes enumeradas, se conforma como un punto de quiebre con la continuidad de las políticas heredadas de la dictadura que permanecían enquistadas en diferentes ámbitos.

Es desde ahí que se configura como un inicio transformador, como la apertura de posibilidades para pensar otra realidad. Ante esto, y siguiendo la canción que inspira esta columna (y escribiera el cantautor Víctor Jara décadas atrás), que no nos asuste la amenaza (…) la estrella de la esperanza, continuará siendo nuestra.

Susana Solís y Juan Alejandro Henríquez
Susana Solís es trabajadora social. Juan Alejandro Henríquez es director del Colectivo de Artes y Humanidades Filopóiesis.