Avisos Legales
Opinión

¿Será que soy feminista?

Por: Mercedes Bulnes | Publicado: 19.11.2022
¿Será que soy feminista? Marcha feminista opinión_ED(5) |
Guacolda, Alma y yo tenemos algo en común: superamos los 70 años y no nos formamos como feministas, pero trabajamos una vida en ello. Pido prestada la pregunta a Alma: ¿será que soy feminista?

Hace unas semanas atrás, en la Comisión de Personas Mayores de la que soy parte, cada diputado y diputada pudo elegir una persona mayor para destacar su trayectoria y aporte a la región. Aunque en el Maule hay muchísimas personas que merecen reconocimiento, mi elección fue Guacolda Saavedra Rojas. Guacolda, que en la actualidad es una joven de 70 años y que está a cargo de la Oficina de la Mujer en la Municipalidad de Curepto, donde promueve los derechos de las mujeres y la prevención de la violencia.

Guacolda comenzó su trabajo en la década de los 70 en la mítica “Casa Yela” de Talca, la primera casa de acogida para mujeres víctimas de violencia, donde las recibían junto a sus niños. Fue la primera de su tipo en Talca, Chile y Sudamérica. Una de varias mujeres adelantada a su época, que desde el corazón del campo chileno se organizaron para proteger a otras mujeres de la violencia de género. Era una época en que no existía el concepto de feminismo y menos en los sectores rurales. No había Sernam, ni redes de apoyo. No existía siquiera el concepto de violencia de género. La presenté en una ceremonia en la Cámara de Diputados, con emoción, como una heroína, pensando en cuántas vidas tuvieron un mejor destino, gracias a Guacolda y a sus compañeras, mujeres valientes que enfrentaron con coraje una realidad injusta, oculta y feroz de la sociedad de su época.

También por estos días llegó a mis manos el ensayo de la periodista mexicana Alma Guillermoprieto ¿Será que soy feminista?, que me contagió con esa pregunta.

Me explico. Estudié y trabajé en lo que preferí, que fue el Derecho, herramienta con la que me dediqué a batallar contra las injusticias. No puedo negar que en mi juventud sufrí violencia de género, sin saber que era víctima. No sé si había feministas en mi colegio o en la universidad, y francamente si existían, no me enteré. Me considero una buena lectora, pero mi debilidad son otras, no los ensayos feministas. Si bien mi labor como litigante me llevó a trabajar para combatir muchas injusticias laborales y delitos que sufren las mujeres -la última causa que defendí antes de ser diputada fue contra Martín Pradenas, condenado a 20 años por violaciones-, no las abordé desde la perspectiva del feminismo, sino desde la injusticia.

Sin embargo, en pleno juicio en pandemia, donde los alegatos se hacían por Zoom (cosa que tuve que aprender, por cierto), en cada recuadro de mi computador estaban jueces, abogados y fiscales. Descubrí que, a mis años, era la única mujer en un caso donde ellas, mujeres muy jóvenes, son las víctimas. No había ninguna voz femenina ante los ataques misóginos que usaban los recursos de una cultura machista, apelando a todos los prejuicios con que las mujeres han batallado por siglos. Aunque estaba haciendo mi trabajo, muchas mujeres comentaron mi intervención, porque les llegó.

El bagaje femenino que compartimos junto con el deseo de dar justicia a los horribles crímenes de que fueron víctimas, colaboró en el juicio. Además, me permitió conocer agrupaciones y a jóvenes mujeres que han estudiado el tema y que pedían, de otra manera que la mía, justicia para Antonia y tantas otras víctimas. Parafraseo a Alma y pienso: “Soy abogada, y soy testigo de mis tiempos. Ese es el papel que me ha tocado”. Y desde este sitio he colaborado con el feminismo.

Ahora, como diputada, soy parte de la Bancada Feminista Julieta Kirkwood de la Cámara, donde comparto con mujeres de distintas edades, muchas de ellas con el feminismo arraigado desde muy pequeñas, que han marchado, se han agrupado y tienen un gran sentido de la unidad y solidaridad. Sororidad es una palabra que aprendí con ellas. Hay pequeños detalles en que sigo errando, como presentarme como abogado y no como abogada, sepan perdonar. De hecho, mis hijas y asesores me corrigen de vez en cuando por esto.

Guacolda, Alma y yo tenemos algo en común: superamos los 70 años y no nos formamos como feministas, pero trabajamos una vida en ello. Pido prestada la pregunta a Alma: ¿será que soy feminista?

Mercedes Bulnes
Diputada por el Distrito 17.