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Opinión

Solo con unidad tendremos nueva Constitución

Por: Lorena Meneses | Publicado: 20.01.2023
Solo con unidad tendremos nueva Constitución |
Me resulta incomprensible en términos políticos la posición de listas separadas. El oficialismo debe continuar promoviendo la integración y trabajo conjunto de Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad y sus partidos no deberían promover su separación.

A medida que se aproximan los plazos del nuevo proceso constitucional las palabras van dando paso a los hechos, y con eso, las posiciones de las diferentes fuerzas políticas se transparentan. En nuestro sector hemos pasado los últimos meses haciendo un diagnóstico con el mea culpa correspondiente del anterior proceso constituyente: se ha reconocido ampliamente que hubo maximalismos, que faltó capacidad de conducción y diálogo, tanto entre las izquierdas como fuera de ellas, para ofrecer al país una constitución de unidad.

Sin embargo, el nuevo proceso nos presenta nuevos riesgos: dirigentes de partidos de centroizquierda que optarían por presentarse en listas separadas en las elecciones. Sin duda esto es un tremendo error político y electoral.

Recientemente la presidenta del Partido Por la Democracia, Natalia Piergentili, plantea de manera correcta que es falsa la dicotomía que se busca instalar entre los moderados y no moderados al interior del oficialismo. Después de la derrota del 4 de septiembre, el gobierno apostó por afrontar los meses venideros con la máxima unidad posible de nuestras coaliciones y el aumento de la diversidad en el Comité Político, donde actualmente Apruebo Dignidad representa justamente la mitad de sus miembros. Lo que se buscó instalar en aquel momento es acertado, a mi juicio: apostar a la conducción política unitaria del oficialismo, construyendo sobre la riqueza de las distintas tradiciones y experiencias de nuestros partidos.

De esta síntesis, ambas partes sacamos aprendizajes importantes del otro. La coalición del Presidente ha demostrado no encarnar un proyecto estatista trasnochado, así como quienes han sido parte de administraciones anteriores cuentan con una voluntad genuina de concretar reformas sustantivas. Sobre esa base de unidad y respeto de las legítimas diferencias es que progresivamente iremos afinando un rumbo que sintonice mejor con la ciudadanía.

Por lo mismo, me resulta incomprensible en términos políticos la posición de listas separadas. El oficialismo debe continuar promoviendo la integración y trabajo conjunto de Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad y sus partidos no deberían promover su separación. Esta división tampoco va en la línea de lo que ha impulsado el gobierno y resulta un mensaje claramente confuso hacia la gente. Veo con preocupación la primacía de los argumentos identitarios presentes en parte de la centroizquierda, los que rememoran desaciertos del fracasado proceso anterior.

Por otro lado, esta tentación de reafirmación identitaria compromete al país y a las fuerzas progresistas a hipotecar la oportunidad de cambios que permitan avanzar seriamente en justicia y derechos sociales, como consecuencia de un error electoral fundamental. Sabiendo que operará el sistema de elección senatorial, dos listas separadas del oficialismo arriesgan ceder entre dos y cuatro cupos claves a la oposición. Esto puede resultar fatal pues el “Acuerdo por Chile” explicita un quórum de 3/5, y dado el maximalismo constitucional que demostró la derecha post-plebiscito y la clara decisión de grupos como Amarillos o el PDG de formar bloque con ella, el oficialismo arriesga seriamente quedar con menos del 40% necesario del Consejo Constitucional.

Seguir el modelo de elección del Senado implica mayores barreras de entrada para quienes no cuentan con el financiamiento ni respaldo del gran empresariado o, en otras palabras, quienes no priorizarán en la nueva Carta Magna sus intereses. La necesidad de cubrir vastos territorios como son las circunscripciones con voto obligatorio vuelve al factor monetario más determinante que otras elecciones.

La necesidad de darle al país una Constitución democrática y representativa, con un sistema político al servicio de la ciudadanía y no de los financistas de campaña, se condice con el espíritu que une a las coaliciones en un mismo gobierno. No podemos poner en riesgo la presencia numérica de las fuerzas progresistas por los intereses particulares de nuestros partidos. No le demos la espalda a nuestro proyecto.

Afortunadamente, no son pocas las fuerzas políticas de centroizquierda que entienden la importancia del proceso venidero. Muchas voces provenientes del Partido Socialista reafirman nuestra convicción de que estamos apostando por el camino correcto. No cometamos un error histórico.

Lorena Meneses
Secretaria general de Convergencia Social.