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Opinión

El pesado lastre del PPD

Por: Pablo Varas Pérez | Publicado: 11.02.2023
El pesado lastre del PPD |
¿Qué hacer con el PPD? Esa es la cuestión. Se ha convertido en una bolsa de trabajo, sin historia ni memoria, sin origen de clase, insípido. Un aparato creado para derrotar a la dictadura que se instaló rápidamente en el binominalismo y con ejercicios de cintura por más de 30 años flotando en el precario sistema político chileno. De tránsito digno no han sido.

Es fácil comprender lo manifestado por la presidenta del PPD, Natalia Piergentili, de que no se sienten cómodos en el actual gobierno. No les gusta el programa dado que con aquello no pueden hacer política a la que han estado acostumbrados siempre. A regañadientes se sumaron para derrotar a la extrema derecha de Kast, asunto fundamental para entender los tiempos actuales.

Cuando un partido como el PPD no se siente comprometido con el programa del gobierno que encabeza Gabriel Boric sencillamente debe salirse, buscar otro lugar donde sus propuestas tengan acogida, donde encuentren otros compañeros de ruta.

A miles en Apruebo Dignidad tampoco les agrada compartir con los hijos de SQM. Los inicios de una nueva política dejan fuera de la foto al largo listado de parlamentarios y el propio partido que recibió granjerías del ex yerno de Pinochet. Eso no es tolerable y menos cuando se conmemoran los 50 años del Golpe.

Es que el PPD se diseñó con una función plenamente coyuntural: ser los teloneros del Partido Socialista proscrito, así como también un ejercicio político que posibilitara recoger almas perdidas entre la socialdemocracia, disidentes, angustiados y arrepentidos. Conocidos que no habían logrado montar sus propias Pymes y emprendimientos. Finalmente, después del 11 de marzo de 1990 deciden seguir. Hacer política post dictadura da prebendas; todos miraron feo al dictador en algún momento, y otros lo querían que estuviera mejor peinado y sin lentes oscuros.

Hoy se rompió la relación más sentida por el PPD: la separación con el PS. Esto marcará un antes y un después para lo que viene. Un detalle no menor.

Hay que destacar que insistieron en negociar con los militares todo lo que fuera posible para avanzar. Propusieron a los presos políticos que no presentaran ninguna querella en contra de los uniformados para que de aquella forma pudieran quedar en libertad. Nadie parado en su dignidad de hombre libre aceptaría tamaña infamia.

La injusta prisión con tantos y largos años de encierro por infringir golpes a la dictadura que tantas vidas costó, y que hasta hoy no se sabe el lugar dónde están nuestros compañeros, dejaba en evidencia la miseria, el desprecio, la falta de comprensión para todos los luchadores sociales, una equivocada manera de intentar comprar los años de encierro injusto, y los dolores de miles de familiares que, como dice la canción, que ni toda la lluvia del sur. Desde todas las cárceles fue rechazado aquel indigno borrador redactado por el PPD.

Volver al asunto constitucional luego del 4 de septiembre sin lugar a dudas es una foto mala, difusa y precaria. Recuerda a esas pequeñas tomadas en las plazas de los pueblos desde unos cajones, donde el fotógrafo escondía su cabeza mientras los fotografiados quedaban en la duda de lo que saldría desde aquel artefacto.

¿Qué hacer con el PPD? Esa es la cuestión. Se ha convertido en una bolsa de trabajo, sin historia ni memoria, sin origen de clase, insípido. Un aparato creado para derrotar a la dictadura que se instaló rápidamente en el binominalismo y con ejercicios de cintura por más de 30 años flotando en el precario sistema político chileno. De tránsito digno no han sido. Su historial de boletas y facturas falsas, su espuria relación con SQM, han empujado para que millones de chilenos los conocieran en su real dimensión. Si la UDI es el partido político en la derecha con mayores índices de corrupción, lo es el PPD en la llamada centroizquierda.

Nadie podrá negar la abundante generosidad y los esfuerzos de Apruebo Dignidad para conformar un gobierno de cambios serios donde necesariamente había que llamar al sector progresista de la política chilena. Entre sus rostros conocidos, al igual que en la televisión, fueron entregando nombres para ministerios y subsecretarias, y los siguientes. Así lentamente ocuparon nuevamente puestos y responsabilidades, los que se vistieron de naftalina durante los gobiernos de Piñera.

En el escenario actual, luego de la derrota del 4 de septiembre (que nos dolerá por largo tiempo porque en ella se generó como nunca en los últimos 30 años la posibilidad de un país diferente), se hace fundamental volver a insistir en los contenidos de la derrotada Constitución, en sus derechos y aspiraciones que son válidas. Deberán entender que lo fundamental en esta nueva página es ir más allá de los bordos instalados, pero aquello necesariamente debe salir de la calle, volver a ocupar todos los espacios. Volver a dejarlos asustados, pero esta vez galopar hasta enterrarlos en el mar, como decía Rafael Alberti.

Volver a un 8 de marzo como el recién pasado, sumadas todas las organizaciones sociales será punto fundamental para volver a retomar la iniciativa. Gabriel Boric manifestó que serán siempre los hombres y mujeres manifestándose el apoyo necesario para hacer avanzar las ruedas de la historia. Los esperados cambios que el país necesita.

Hay que volver a la valentía política de millones que miraron el horizonte más limpio que el que se arrastra la ilegal Constitución de 1980. No se puede transitar sin comprender que el pueblo y la calle, las organizaciones sociales, y desde todas las esquinas, los llevaron a aquellos a firmar el día 15 de noviembre.

El PPD/PDC/PR son la foto con la que nos encontramos en las próximas primarias, son su ejercicio e intento para no ser convertidos en palos de leña vieja, ese seguir flotando sin horizonte ni arena. Demostrando que los ganapanes existen también en la política.

Los correcto sería que el PPD sencillamente abandonara este proyecto que, aunque con sus imperfecciones y altibajos, tiene la urgencia de marcar su sello frente a la historia. Con aquellos es un lastre, una pesada carga para un largo camino.

Pablo Varas Pérez
Escritor.