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Opinión

40 horas con lentes violeta: perspectiva de género y cuidados

Por: Emilia Schneider | Publicado: 24.04.2023
40 horas con lentes violeta: perspectiva de género y cuidados |
El haber incorporado la perspectiva de género de manera transversal, en una reforma estructural como la de las 40 horas laborales, permite avanzar como sociedad en entender que las labores de cuidado no pueden seguir siendo una carga individual de las mujeres y familias, sino que deben ser entendidas como labores fundamentales para la sociedad y como derechos para quienes cuidan y quienes reciben los cuidados.

La crisis de cuidados se ha visto reflejada en la demanda que han levantado diversas organizaciones de mujeres trabajadoras por el pago de la pensión de alimentos, el teletrabajo, el derecho a sala cuna y que los horarios de los jardines infantiles y colegios coincidan con las jornadas laborales. Esta crisis ha implicado que tengan que renunciar a sus trabajos remunerados por no poder conciliar y compatibilizar efectivamente el trabajo, la familia y la vida personal. Tras los años de pandemia, hemos retrocedido un equivalente a una década en el acceso de las mujeres al trabajo.

Sin embargo, los desafíos que tenemos por delante no se reducen a recuperar las tasas de participación laboral femenina prepandemia. Es necesario ir más allá, eliminando las brechas de género que persisten en esta materia y promover el acceso de más mujeres a trabajos formales, a tiempo completo y no precarios, es decir a trabajo decente. Que las mujeres accedan al trabajo no elimina las injusticias, para ello tenemos que redoblar los esfuerzos.

En este contexto, se consideró por parte del Gobierno, a través de la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, y el subsecretario Boccardo, que la dimensión de los cuidados y del trabajo no remunerado debía ser incorporado en el debate por la reducción de jornada a 40 horas, porque en la forma en la que actualmente distribuimos la carga de los cuidados se encuentra parte importante de nuestros problemas como individuos y como sociedad: agobio para las familias -sobre todo las mujeres-, soluciones en el mercado para quienes puedan pagarlas y el Estado que llega como puede, con servicios públicos que requieren fortalecerse y ampliarse.

Nuestro mercado laboral tiene un comportamiento claramente diferenciado por género, y el principio rector que permite explicar esto es precisamente la asimétrica responsabilidad de cuidados que asumimos hombres y mujeres.

Las jornadas a tiempo parcial, la informalidad o el abandono definitivo del mercado laboral, ensanchando las filas de las personas fuera de la fuerza de trabajo remunerada, son las fórmulas que el sistema actual deja a las mujeres para que concilien el trabajo remunerado con sus responsabilidades familiares.

Si a las mujeres se les asignan las responsabilidades de cuidados, sus posibilidades para ocuparse a tiempo completo serán escasas, por lo que recibirán menores ingresos por el trabajo y tendrán menores posibilidades para el desarrollo personal y profesional, lo que impide su autonomía económica. De esta forma, jornadas diarias de trabajo más cortas, junto a otras políticas de corresponsabilidad social que incluyen la ley de 40 horas como permisos de cuidado y horarios que toman en cuenta las labores de cuidado, le permitirán a mujeres y personas que cuiden poder contar con más tiempo para ello y para su redistribución equitativa en los hogares y empresas, sin sacrificar sus trayectorias laborales y el avance en ellas, aumentando la participación de las mujeres en distintos rubros del mundo del trabajo. Así, una política que le da más poder a las y los trabajadores en la organización de su tiempo tiene un impacto especialmente positivo en las mujeres.

El haber incorporado la perspectiva de género de manera transversal, en una reforma estructural como la de las 40 horas laborales, permite avanzar como sociedad en entender que las labores de cuidado no pueden seguir siendo una carga individual de las mujeres y familias, sino que deben ser entendidas como labores fundamentales para la sociedad y como derechos para quienes cuidan y quienes reciben los cuidados.

Este es un elemento central del Programa de Gobierno, pues ha sido puntal de las luchas feministas en distintos territorios.

Las ideas feministas y la perspectiva de género tienen mucho que aportar para mejorar la vida cotidiana de la mayoría de las personas, y un gran ejemplo de ello son las 40 horas.

Emilia Schneider
Diputada (del Frente Amplio) por el Distrito 10.