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Opinión

El consejero Silva y su modelo de Jesús

Por: Karina Ramos | Publicado: 16.05.2023
El consejero Silva y su modelo de Jesús Luis Silva |
Tenemos al mismo consejero republicano Luis Silva negándose al reconocimiento del derecho al aborto muy probablemente justificado en su religión. Vemos con temor cómo nuevamente somos las mujeres y las diversidades sexo-genéricas quienes nos encontramos inmediatamente sometidos a su construcción de “lo bueno” o “lo deseado por Dios”.

A raíz de las recientes declaraciones del consejero constitucional electo del Partido Republicano Luis Silva y la consecuente discusión en redes sociales sobre la pertinencia de que consejeros Republicanos hagan pública la motivación religiosa detrás de su trabajo político, cabe preguntarse sobre la aparente superficialidad con la que ese partido de ultraderecha pretende revestir la imposición de un código moral particular en el nuevo proceso constituyente que se vuelve a abrir.

Me parece importante partir aclarando que esto no se trata de evaluar las raíces desde las cuales cada quien se siente llamado a trabajar en el servicio público (yo misma di mis primeros pasos en la organización política entre parroquias y pastorales juveniles), sino -más bien- de recordar lo que se esconde detrás de esas afirmaciones.

No es novedad para nadie que entre grupos de ultraderecha es cotidiano el uso del discurso religioso para validar puntos de vista radicalizados, escondidos detrás de las ideas sobre la existencia de una ley natural y una voluntad divina que nos mostraría que el único camino para recuperar el orden es volver a lo blanco, lo heterosexual y lo masculino. Con eso, usan el llamado “modelo de Jesucristo” para discriminar y deshumanizar a sectores de la población, transformándolos en el chivo expiatorio de todos los males de una sociedad.

Aquí no se trata de si el consejero republicano puede o no tener una adhesión religiosa -eso le cabe como derecho en un país que respeta la libertad religiosa-  sino de si el consejero cree que su adhesión es la única voz autorizada para hablar de religiones y espiritualidad. Se trata de si el Partido Republicano va a usar a Dios para legitimar discursos de odio y desprecio a cada ciudadano y ciudadana que no quepa en su modelo de hombre universal o si a través de esta adhesión religiosa pretenden imponernos una agenda valórica que vaya en contra de nuestras libertades y derechos.

Podríamos pensar que no lo será, firmarles un cheque en blanco y esperar que se sienten a dialogar desde un lugar de apertura a la diversidad y rescate de la diferencia. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que esto no es así. Ya tenemos al mismo consejero Silva negándose al reconocimiento del derecho al aborto muy probablemente justificado en su religión. Vemos con temor cómo nuevamente somos las mujeres y las diversidades sexo-genéricas quienes nos encontramos inmediatamente sometidos a su construcción de “lo bueno” o “lo deseado por Dios”.

No todo lo religioso o espiritual es conservador y Republicano. Ahí tenemos a esa “otra” religión que a diario hace carne una religiosidad abierta y comprometida con los derechos humanos, de las mujeres y de las diversidades, otras voces que han sido marginalizadas con la intención de mantener la hegemonía y el poder que te da seguir ciegamente al Jesús de las instituciones, castigador y vigilante.

Para cerrar, invito también a las izquierdas a tomarnos en serio este tema: Necesitamos con urgencia mirar los modelos de Estado Laico y propiciar una sana relación entre Iglesia y Estado, una que -respetando la libertad religiosa- impida la manipulación de la fe con el objetivo de justificar actos de odio y retroceso de derechos.

Karina Ramos
Consejera Regional Metropolitana. Militante de Convergencia Social.