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Opinión

Dignidad humana: una reivindicación pasada, presente y futura

Por: Nathalia Da Costa | Publicado: 06.06.2023
Dignidad humana: una reivindicación pasada, presente y futura |
Cuando se conmemoran los 50 años del golpe de Estado, y el país enfrenta situaciones complejas, dadas por la falta de acuerdos políticos, polarización, crisis de seguridad y de migración y un nuevo proceso constitucional, entre otros, debemos reflexionar sobre la dignidad y la necesidad de reivindicarla, desde las realidades y necesidades de cada uno.

Actualmente, el concepto de dignidad ocupa un destacado lugar en los discursos de derechos humanos, en el sistema de justicia, en los debates políticos y, en los últimos años, ha tomado mucha fuerza entre los jóvenes, que la han enarbolado como bandera para manifestar su desazón e inconformidad por las situaciones de exclusión, desigualdad. falta de acceso a derechos y, para reclamar por un cambio, que consideran urgente y necesario.

Esto no ha sido siempre así. En décadas pasadas, la dignidad estuvo preferentemente ligada a las denuncias contra los abusos, torturas, desapariciones y muertes en el contexto de violaciones sistemáticas y masivas de los derechos humanos cometidos en dictadura.

En el periodo de transición a la democracia, la dignidad se vinculó principalmente a la búsqueda de la verdad, a la determinación de responsabilidades y a la reconstrucción de la historia de aquellas personas que fueron víctimas del sistema. Respecto a esto, el cardenal Raúl Silva Henríquez llamaba a la reflexión expresando que “el reconocimiento y la defensa de los derechos de las personas, la dignidad del ser humano, no corresponde a una coyuntura histórica, ni menos a un interés ideológico de una persona en particular” y que “incluso las situaciones excepcionales que pudieran surgir a veces, nunca se puede justificar la violación de la dignidad fundamental de la persona humana o de los derechos básicos que salvaguardan esta dignidad”.

Esta necesidad de reconocimiento y reconstrucción fue respaldada por los Informes de las Comisiones de Verdad y Justicia, donde se desarrollaron apartados específicos que establecen la importancia de reivindicar públicamente el buen nombre y dignidad de las víctimas, por ellos, por sus familiares y por las generaciones futuras.

Si bien en Chile nunca ha existido un pleno consenso sobre esta reconstrucción del buen nombre de las víctimas, en los últimos años se ha visto cómo se los coloca nuevamente en tela de juicio, a través de discursos donde se duda, por ejemplo, de la calidad de exonerado, volviendo a vulnerar una dignidad que apenas se había empezado a recuperar. Pero esto se observa también cuando se cuestiona a algunas víctimas del estallido social, enfrentando la vulneración de sus derechos con la posibilidad de haber participado de marchas.

La dignidad, igualdad e inalienabilidad de los derechos del ser humano se encuentran expresamente establecidas en las declaraciones internacionales de derechos humanos. En todas ella se reconoce que los derechos humanos se desprenden de la dignidad y que, por ello, esta debe ser promovida y respetada, con el objeto último de poder alcanzar la libertad, la justicia y la paz en el mundo.

Este año, en que se conmemoran los 50 años del golpe de Estado en Chile, y el país enfrenta situaciones complejas, dadas por la falta de acuerdos políticos, polarización, crisis de seguridad y de migración y un nuevo proceso constitucional, entre otros, nos encontramos en el perfecto escenario para reflexionar sobre la dignidad, sobre la necesidad de reivindicarla, desde las realidades y necesidades de cada uno.

Algunos podemos hacerlo desde la obligación de reconstruir el pasado, otros desde las necesidades presentes, otros desde los desafíos que se observan para el futuro; pero siempre teniendo en consideración que la misma está intrínsecamente unida a las personas, por el solo hecho de ser humanos.

Nathalia Da Costa
Académica e investigadora de la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH).