Asistir a la escuela para aprender: Desafíos de la educación parvularia

El rechazo a la reciente Acusación Constitucional presentada en contra del ministro Ávila nos brinda una nueva oportunidad para enfocar y redirigir, una vez más, el debate público hacia las materias que son clave para el desarrollo de la educación en Chile. En esta línea, frente a la crisis educacional que enfrentamos hoy en día y faltando al menos un par de años de gobierno, es fundamental pensar en aquellos desafíos y objetivos de aprendizaje que se esperan lograr a corto, mediano y largo plazo en una de las áreas más relevantes para la formación en el país, como es la educación parvularia.

Una de las urgencias tiene que ver con la inasistencia a clases, pues si bien hubo un leve incremento respecto al primer trimestre del año 2022, esta continúa siendo baja. De hecho, aún no se logra nivelar con el porcentaje de asistencia previo a la pandemia (para el año 2019 había un 90 % de asistencia, el año 2022 registró casi un 85 % y este año un 87 %).

Específicamente, en educación parvularia, este porcentaje de asistencia de prekínder y kínder es aún más bajo, con apenas un 82 %. Dado que la evidencia sugiere que la asistencia a la escuela tiene un impacto positivo en el aprendizaje de niños y niñas, debe generarse una estrategia específica para mejorar no solo la asistencia, sino también incrementar su aprendizaje.

Efectivamente, dentro de la Ruta de la Educación Parvularia 2022 – 2026, se establece que uno de los objetivos es implementar un «Plan Integral de retorno presencial a la educación parvularia»; sin embargo, no es suficiente. Como medida, se incorporó a los niveles de transición (prekínder y kínder) en el plan de retorno para escuelas, pero se requieren aún más acciones para favorecer lo que está detrás de la asistencia: el aprendizaje. Para ello, una posible estrategia podría ser involucrar a las familias en el aprendizaje de sus hijos e hijas.

Sin la concientización hacia las familias respecto a la importancia que tiene la educación parvularia para el desarrollo de su trayectoria escolar y la valoración de las habilidades que se potencian con la presencialidad en la escuela, difícilmente se podrán ver mejoras tanto en la asistencia a la escuela como en el incremento de los aprendizajes. Lo que niños y niñas aprendan en el período preescolar tiene un impacto en sus aprendizajes posteriores, es decir, en su escolaridad.

Asimismo, es de vital importancia que estas estrategias educativas sean adaptadas y diseñadas de manera específica de acuerdo con los diferentes contextos socioculturales en los que se desenvuelven los párvulos y equipos directivos. Levantar las necesidades de cada establecimiento, con los actores protagonistas de la educación parvularia, es decir, niños y niñas, las familias y las educadoras y educadores de párvulos, es algo que debería considerarse seriamente al momento de diseñar políticas para la educación inicial.

Por lo tanto, las políticas públicas que lleve a cabo el Ministerio de Educación en el periodo restante (así como las próximas autoridades que vengan) deben considerar como eje tanto la sensibilización de las familias respecto a la importancia de la educación parvularia para el aprendizaje y desarrollo del niño y niña en su trayectoria educativa, como el contexto sociocultural en el cual se encuentra inserta la escuela, ya que ambos son aspectos esenciales para un desarrollo y aprendizaje.