Mejores oportunidades para los jóvenes que convoca la EMTP

En el día en que se conmemora la Educación Técnica Profesional es importante reconocer los avances que ha tenido la Educación Media Técnico-Profesional (EMTP)  y así también los desafíos que aún presenta.  En 1965, con la reforma educativa de Frei Montalva, fue reconocida por primera vez como parte del segundo nivel de enseñanza, otorgándole el mismo estatus que a la educación científico-humanista en términos de continuidad de estudios.  Sin embargo, durante décadas ha sido vista como una formación terminal, orientada exclusivamente a preparar a estudiantes para ocupaciones específicas, perpetuando las disparidades de origen.

Hoy en día tenemos cifras que rebaten esta visión tradicional. Un 37% de los estudiantes de los dos últimos años de educación media eligen este camino. Cerca de un 60% de sus egresados continúa estudios superiores en los dos primeros años posteriores a la obtención de su licencia. De ellos, un 70% se matricula en carreras de educación superior técnico profesional (ESTP), mientras que un 30% elige carreras universitarias.

La gratuidad en la educación superior ha permitido materializar las mayores aspiraciones de continuidad de estudios de este alumnado, en un contexto marcado por cambios tecnológicos y una creciente demanda de competencias avanzadas.

Además, las oportunidades para los jóvenes que convoca la EMTP están siendo ampliadas gracias a  iniciativas concretas y específicas para este sector. Entre ellas, el Acuerdo Nacional de Articulación del Mineduc, que reconoce los aprendizajes logrados en la EMTP y permite a las instituciones de educación superior técnico profesional (ESTP) convalidar asignaturas a los estudiantes que prosiguen carreras relacionadas con su especialidad de egreso.

Por su parte, las instituciones universitarias están abriendo espacios que integran las trayectorias previas de estudiantes de la EMTP con instancias de nivelación de conocimientos que les permitan ingresar, mantenerse y titularse de la educación superior.

No obstante, todavía hay desafíos significativos por abordar para que la EMTP facilite una transición más efectiva a la educación superior, sin renunciar a su carácter profesionalizante orientado al mundo laboral. Al menos, dos aspectos son de atención inmediata.

En primer lugar, es crucial fortalecer la conexión entre la EMTP y la formación general, para asegurar que sus estudiantes desarrollen un amplio conjunto de competencias técnicas y fundamentales que les permitan proseguir con éxito trayectorias múltiples entre formación y trabajo. En segundo lugar, es necesario mejorar los dispositivos de orientación vocacional y la entrega de información sobre perspectivas de empleo y opciones de financiamiento para la continuidad de estudios superiores.

La EMTP requiere ampliar las oportunidades para sus estudiantes, tanto en el ámbito laboral como de continuidad de estudios, para ser un vehículo de movilidad social. Es fundamental que las autoridades, instituciones educativas y el sector empresarial mantengan un compromiso permanente para promover una EMTP a la altura de las aspiraciones de los miles de  jóvenes que hoy la eligen.