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Opinión

La seguridad: Donde las instituciones definitivamente no funcionan

Por: Leonardo Yáñez | Publicado: 16.02.2024
La seguridad: Donde las instituciones definitivamente no funcionan Imagen referencial | AGENCIAUNO
Pero, a sectores de izquierda y del PC tampoco les importa entender que la ciudadanía está enferma de portonazos y balaceras en que caen muertos niños y niñas en sus propias casas, que el narcotráfico invade poblaciones completas porque reparte dádivas, emplea “soldados” con un sueldo, le da trabajo a la vieja que nadie le da pega poniéndole un kiosco de marihuana y/o de coca en la población.

*Columna dividida en dos partes (I parte)

El tema de la seguridad marca los primeros lugares en la preocupación de todos los sectores de la ciudadanía. La agresividad y extensión del mismo no deja espacios libres en ninguna parte del territorio. La migración y las dificultades para su control y fiscalización es una locomotora sin control; el narcotráfico y el microtráfico en poblaciones populares, es una moderna “peste negra”. La delincuencia en todas sus formas, en general, es la asignatura reprobada de los últimos cinco gobiernos, de la oposición a cada uno de ellos y de todas las instituciones del Estado convocadas para su solución.

Sin embargo, la discusión, las propuestas, los “acuerdos” y las críticas al respecto, trasuntan falta de voluntad, “ideologización” entendida como discurso falso y poco transparente, carecen de principios y de valores, abundan en el espíritu de los “reality”: interesa impresionar no solucionar. La ciudadanía queda fuera, los expertos, especialmente la investigación y la universidad también. No obstante, las responsabilidades no son iguales, lo que obliga a analizar con detalle.

Sectores del gobierno y de la izquierda, particularmente el PC, rechazan la idea de “militarizar” la lucha contra la delincuencia. Uno podría conceder eso. El problema es que no hay matices, miran las instituciones hoy con los mismos ojos con que las vieron en dictadura.

Cierto, sin discusión. Las FF.AA. y Carabineros e Investigaciones hicieron el trabajo sucio de la dictadura con el beneplácito y complicidad de la derecha total y completamente. Para nadie es un secreto que los Kast, igual que los Luzoro en Buin y Paine, la Pesquera Arauco en San Antonio o La Papelera en el sur, pusieron sus vehículos, las parrilladas y el alcohol a disposición de Carabineros y las FF.AA. para reprimir y exterminar a campesinos y trabajadores con o sin partido, que sólo participaban de las reivindicaciones sociales al calor de esos tiempos.

El calabozo de lo que fue la Tenencia de Isla de Maipo, y que hoy son los juzgados de policía local, donde fueron asesinados campesinos, así lo atestigua. Las FF.AA. y Carabineros no han hecho mucho, diría nada, para eliminar esa nefasta y profunda mancha en su negra historia durante la dictadura. Al contrario, han ocultado, borrado, impedido y mentido al respecto.

No merece comentarios, pero es un perfecto ejemplo de esto la burda petición de “perdón”, hecha en tiempos de Lagos, por el entonces comandante en jefe del ejército Emilio Cheyre. ¿Perdón cuando fue condenado por ser cómplice de 15 asesinatos en la tenebrosa caravana de la muerte en su paso por La Serena? Y, además, ¿calificado por Arellano Stark “como el oficial mejor preparado”? Eso es una despiadada y deshonesta burla, porque la condena la cumple en su casa. Los tipos de Democracia Viva, ladrones por supuesto, fueron formalizados con grilletes, Cheyre, asesino claro está, según el juez especial Carroza, no. Impresentable.

Este es el sino de las FF.AA. y Carabineros que pesa hoy, sin duda. Qué se ha hecho para rectificar eso, nadie lo sabe. La derecha no ha hecho ni hará nada al respecto, salvo seguir explotando a su favor este sello maldito de estas instituciones. Considera a los institutos armados y a Carabineros como su “fuerza militar propia”, tal y como fue el FPMR para el PC.

Eso son las FF.AA. y Carabineros para la derecha: el gato que les saca las castañas y cuida de sus intereses. Y lo saben de sobra. Fue el punto de quiebre, lo que definió en última instancia el éxito del golpe de Estado. Lo manejan, lo atesoran, lo mantienen. No son las Fuerzas Armadas y de Orden de la tan manoseada “Patria”, son de ellos.

Entonces, cualquier tema que tenga que ver con ellas no pasa por la ciudadanía, como debiera ser, pasa por ella. No les interesa incrementar su profesionalismo, elevar los recursos otorgados, su eficiencia técnica, ni la formación en educación cívica que tengan. Por esta razón, los gastos indebidos en que incurran los mandos, los fraudes que lleven a cabo, el enriquecimiento personal que los altos oficiales realicen, nada importa a la derecha, siempre y cuando mantengan su anticomunismo, su anti izquierdismo, su anti democratismo y todos los ismos contrarios a Dios, La Patria y La Familia.

Sacarlos a la calle como fuerza invasora, torturar a delincuentes o a izquierdistas, da lo mismo, instalar toque de queda o Estado de Sitio, por supuesto, si es en La Pintana, Maipú o Puente Alto; asesinar en “autodefensa privilegiada” arbitrariamente, cosa difícil de entender en frío pero que se aplica sólo cuando se trata de mapuches, gente de izquierda, o simplemente ciudadanos que piden más democracia. Por eso no hay cámaras personales en Carabineros, no hubo balines de goma sólo de plomo en el estallido, el “procedimiento de uso de la fuerza”, deficiente ayer y hoy también, se relativizó al máximo: tirar lacrimógenas directo a la cara era más eficaz, etc., etc. A la derecha eso no le importa.

Pero, a sectores de izquierda y del PC tampoco les importa entender que la ciudadanía está enferma de portonazos y balaceras en que caen muertos niños y niñas en sus propias casas, que el narcotráfico invade poblaciones completas porque reparte dádivas, emplea “soldados” con un sueldo, le da trabajo a la vieja que nadie le da pega poniéndole un kiosco de marihuana y/o de coca en la población.

Tampoco visualiza que esta realidad en la que se socializa nuestra juventud es la que, tarde o temprano, se manifiesta en colegios y liceos cuando los chicos enfrentan con cuchillos a sus profesores: total, igual van a ir a una correccional. Esos son los colegios “emblemáticos” de esta sociedad en decadencia. Es tal la normalización de antivalores, que la “sana” alegría de una hinchada por un triunfo deportivo, convirtió en un campo de batalla el Estadio Nacional.

Una particular encuesta, durante la dictadura, registró que una mayoría sobre el 70% de las dueñas de casa en poblaciones tradicionalmente antidictatoriales, estaban “de acuerdo” con los allanamientos masivos, donde eran detenidos todos los hombres mayores de 18 años. La delincuencia común, de este modo, quedaba fuera de la población por 72 o 96 horas, y se podía respirar, por lo menos. El PC opinó que la encuesta era “sociología burguesa”. Y así suma y sigue.

*La columna continúa el próximo viernes con la parte II

Leonardo Yáñez
Sociólogo. Autor del libro Elogio de la intransigencia. Infancia y dictadura (2021).