Avisos Legales
Opinión

La sombra de la impunidad

Por: Carlos Astudillo Ulloa | Publicado: 17.02.2024
La sombra de la impunidad Funeral expresidente Sebastián Piñera | AGENCIAUNO
Como sobreviviente de violencia militar durante el estallido social, quiero expresar que las palabras del Presidente Gabriel Boric me desilusionan y retraumatizan. Presidente, el orden lógico es que la oposición exija que su autocrítica se materialice en acciones, señal que entendió perfectamente la defensa del exgeneral de Carabineros Mario Rozas, al solicitar el sobreseimiento definitivo en las causas por violación a los derechos humanos.

La impunidad es la pesada sombra que ha recorrido el país por más de 30 años, cubriendo con su funesta estela a nuestra sociedad. El psiquiatra y experto en trauma social, Carlos Madariaga, sostiene que el más importante mecanismo de retraumatización en el Cono Sur es la impunidad.

La muerte de Sebastián Piñera implicó judicialmente su sobreseimiento como imputado por su responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos contra la población civil en contexto del estallido social, como también en el caso Dominga. La muerte cuando se anticipa a la justicia, sobre todo de aquellos que detentan el poder político y económico, refuerza la impunidad estructural existente en nuestra sociedad.

Las cifras del horror producto de las cruentas violaciones a los derechos humanos durante el estallido social son conocidas por todos, a pesar de los ingentes intentos negacionistas. De las 10 mil causas tan solo el 0,2% han concluido con formalizados condenados. A 4 años de cometerse el periodo de violaciones a derechos humanos más masivas desde la dictadura civico-militar, las cifras demuestran el peso implacable de la impunidad, sobre todo para las autoridades políticas y los altos mandos.

Sebastián Piñera deja un doloroso legado que se expresa en mutilaciones, torturas y muertes que dejaron un enorme sufrimiento en el corazón de las familias que perdieron a un ser querido y que no se resignan al olvido. Por eso, es un deber moral y ético lograr la verdad, justicia y la reparación, para no seguir reproduciendo el trauma social en las futuras generaciones. En esa línea, no podemos soslayar la responsabilidad que le corresponde asumir ante los Tribunales al ex Ministro del Interior y Seguridad Pública, el señor Andres Chadwick Piñera.

Durante los funerales de estado, el Presidente Gabriel Boric se refirió al ex mandatario como “un demócrata desde la primera hora”, a pesar de las conocidas querellas por violaciones a los derechos humanos en su contra. Los hechos contrastan con la polémica frase del Presidente Boric. Sebastián Piñera, durante el estallido social, al verse sobrepasado, su principal mecanismo de resolución de conflictos fue la violencia por sobre el diálogo. El testimonio del exgeneral Ricardo Martínez es relevante al señalar que recomendó al exmandatario no volver a sacar a los militares a las calles en el mes de noviembre del 2019.

Sostener que Piñera “siempre usó los mecanismos de la democracia y la constitución”, es tergiversar la historia y se incurre en el riesgo de convertir a la democracia en un concepto genérico vaciado de contenido. Al relativizar las responsabilidades de mando, sumado al peso de la impunidad y el negacionismo que impide cambios en aquellas instituciones que ejercieron la violencia, se pone en riesgo las débiles y necesarias garantías de no repetición.

Carmen Hertz y Lorena Pizarro, diputadas y activistas históricas del movimiento de derechos humanos, identificaron expresiones de negacionismo en un discurso del Presidente Boric que trascendió los protocolos y la autocrítica, al reconocer “el exceso de querellas y recriminaciones” en contra del gobierno de Piñera cuando su coalición era oposición. Comparto con las diputadas que al cuestionar las justas y necesarias querellas, el Presidente se dejó llevar por la pulsión negacionista.

Como sobreviviente de violencia militar durante el estallido social, quiero expresar que las palabras del Presidente Gabriel Boric me desilusionan y retraumatizan. Presidente, el orden lógico es que la oposición exija que su autocrítica se materialice en acciones, señal que entendió perfectamente la defensa del exgeneral de Carabineros Mario Rozas, al solicitar el sobreseimiento definitivo en las causas por violación a los derechos humanos.

El deber de un Presidente de la República exige la capacidad de ver más allá de las contingencias, porque su misión es gobernar para todos y todas, pero sobre todo, se debe aquellos sectores que han sentido en carne propia las injusticias y desigualdades. Lamentablemente, en ocasiones, los árboles impiden ver el bosque. En estos momentos, tan solo los actos que sustenten la verdad, justicia y reparación, pueden limitar y dispersar la sombra de la impunidad que día a día oscurece a nuestra sociedad.

Carlos Astudillo Ulloa
Administrador público, cientista político y asesor legislativo.