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Embargado por estudiar: La historia de Alex y su millonaria deuda del CAE

Por: Natalia Figueroa | Publicado: 26.03.2021
Embargado por estudiar: La historia de Alex y su millonaria deuda del CAE | Alex durante sus estudios en la PUC.
Un caso que muestra la cara más cruda de quienes arrastran la deuda universitaria contraída con el CAE, que son demandados por el banco o la universidad, y posteriormente embargados. Desde su creación son 29 personas que han enfrentado esta situación. Aquí, el ex estudiante cuenta los detalles del embargo, que no llegó al remate de los bienes, pero lo hizo sentir desprotegido ante un sistema educacional y bancario que no da tregua.

Alex Portocarrero Cáceres (38) quizá es solo un número para la Comisión Ingresa, para la universidad y para el banco. El 24 de febrero pasado, fue embargado por la deuda de casi seis millones de pesos que adquirió por estudiar en la Pontificia Universidad Católica con el Crédito con Aval del Estado (CAE). Una situación límite que lo hizo sentir desprotegido frente a un sistema educacional que no consideró los motivos por los que desertó de dos carreras universitarias.

Ese día, llegó un carabinero, un cerrajero y un receptor judicial hasta el departamento de la familia de un amigo, en Providencia, donde vivió entre los años 2013 y 2014, antes de regresar a Arica con su familia tras la muerte de su madre.

Los atendió la mamá del joven, quien se atemorizó al escuchar que se trataba de un embargo. Le dijeron que contaban con una orden judicial, así que no le quedó más opción que dejarlos entrar. Revisaron todas las piezas, anotaron cada uno de los bienes de mayor valor: televisores, equipos electrónicos, mobiliario. Y también le tomaron fotos al lugar.

La mujer llamó a Alex en ese momento. Él pidió hablar con el carabinero para que le explicara el procedimiento, desconcertado, además, por la irrupción en un lugar que había dejado hace años. Le dijeron que se tranquilizara, que no se llevarían las cosas y le mostraron los pasos a seguir.

En adelante, se puso en contacto con una abogada que hizo un trámite llamado “tercería” que, en el fondo, aclaró que los bienes no eran propiedad de Alex para que no fueran rematados. Aun así, nada evitó que su deuda se mantuviera y que hoy nuevamente esté pensando en las limitadas posibilidades que tiene para pagarla.

El inicio

En 2008, Alex entró a estudiar Licenciatura en Artes, en la PUC, con la Beca Bicentenario que obtuvo al 100%, pero que, sin embargo, no cubría el total del arancel de la carrera. Fue su primer año experimentando la vida independiente, lejos de su familia.

Al año siguiente, le diagnosticaron depresión y comenzó con visitas frecuentes al psicólogo. Decidió congelar el segundo semestre por motivos de salud, porque le fue muy complejo continuar con algunos de sus ramos y el ritmo de estudio se le hacía, por momentos, agotador. Se sentía abrumado.

Retomó el 2010 y nuevamente congeló el segundo semestre de ese año. Ya el 2011 decidió que el retiro sería definitivo. “Me eché un ramo tres veces y el 2010 me eliminaron de la carrera, pese a que estaba con esta situación de salud. Es el sistema de la universidad. Al año siguiente me dediqué a estudiar de nuevo para la PSU, pero ese año falleció mi papá”, relata.

Entró al College en Ciencias Sociales, pero le fue imposible continuar. En medio de esto sufrió la segunda pérdida familiar: la muerte de su mamá. En ese momento volvió a terapia psicológica para enfrentar el duelo. “Es un tema muy difícil la salud mental y la depresión estando en la universidad, porque al final tienes que pagarlo debido a que las sesiones en la «U» son limitadas (…) Ya sin mis papás, no podía seguir estudiando, tenía que trabajar. Después conocí a un psicólogo que me ayudó a salir de esta depresión”, relata.

Esa fue su salida definitiva de la universidad, donde reconoce que aprendió de profesores y compañeros, y obtuvo herramientas para desarrollar habilidades, pero que, sin embargo, le dejó un gusto amargo por la gran deuda que arrastra hasta el día de hoy que llegó a invadir su intimidad y la de su círculo cercano.

Alex y su mamá.

Las alertas

Fue en 2018 cuando llegó la primera carta a la casa de su amigo en Providencia. Esa vez fueron al Banco BCI a normalizar los datos con los que estaba inscrito. Alex explicó que no había terminado la carrera y que estaba cesante. Le dijeron que podría iniciar un trámite de cesantía que permitía postergar el pago del CAE. Este periodo de gracia fue de 18 meses contados desde la fecha de término del plan de estudios.

Llegó finalmente la fecha límite. En ese momento hizo el trámite, con una cuenta VISA y comenzó a pagar. Pero quedó nuevamente cesante porque la empresa dejó de funcionar y suspendió el pago de las cuotas.

Durante 2019 llegó por segunda vez una carta a la dirección de su amigo. Fueron nuevamente juntos al banco y reiteraron el error de domicilio. Pensaron que con eso sería suficiente.

En medio de esto, Alex comenzó un emprendimiento de diseño. Durante 2020 se dedicó a hacer funcionar esta fuente de ingresos y tampoco pensó en que fuera un año para pagar el CAE. Sus prioridades económicas eran otras y mucho más urgentes.

Las cifras del embargo

Con el caso de Alex, son 29 las personas que desde la creación del CAE, en el año 2005 durante el gobierno de Ricardo Lagos, han sido embargadas por contraer esta deuda estudiantil. Los datos fueron informados por la Superintendente de Bancos e Instituciones Financieras a la comisión investigadora de la Cámara sobre la implementación de este crédito.

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El abogado de estudio jurídico Defensa Educación, Fernando Carvallo, explica que este es un caso particular al tratarse de un estudiante desertor. “Alex adquirió el crédito con el BCI, pero como no terminó la carrera existe, por la ley 20.027 del CAE, una garantía por deserción que hace que la universidad debe garantizar, es decir, ser el aval. Lo que hace es que la universidad paga parte de la deuda”, explica, asegurando que estos son casos excepcionales.

Juan Pablo Rojas, del movimiento Deuda Educativa, asegura que si el deudor deja de pagar sus cuotas, sea egresado o desertor, el banco inicia acciones legales contra el deudor y busca cobrar pagarés que la misma institución financiera llena por un monto que manejan. “Cuando los deudores firman el crédito existe un mandato en blanco, que tiene carácter de irrevocable, algo que la ley de Sernac prohíbe taxativamente. Así, llenan los pagarés y demandan al deudor. Aun así, en ese caso Alex fue embargado por la PUC porque como desertor, la universidad también te persigue”, precisa.

Actualmente, existen cerca de un millón de personas que mantienen una deuda por el CAE y alrededor de 380 mil que están morosas, es decir, podrían ser demandadas prontamente por el banco o por la universidad en el caso de los desertores. La diputada Camila Rojas (Comunes), integrante de la comisión de Educación de la Cámara explica que han avanzado en sacar de Dicom a estos estudiantes y que desde agosto del año pasado ninguna deuda educacional aparece en los informes comerciales, aunque esto sigue siendo insuficiente. “Estamos por la condonación de las deudas por estudiar, no solo del CAE. Es una idea que hemos empujado en distintos momentos y que ha sido transversal, recientemente la senadora Yasna Provoste lo puso como una de sus prioridades al asumir la presidencia del Senado, y vamos a trabajar por unir las voluntades para que se concrete”, concluyó.

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