Matías Fuentes |
Jaime Fuentes, quien además asesora legalmente a la Agrupación de Familiares de Presos Políticos Santiago 1, donde también estuvo Matías, habla con El Desconcierto sobre la cuestionada investigación que pretendía inculpar al estudiante de un delito que –se ha demostrado– no cometió. Junto con Mauricio Cheuque, es el segundo preso de las protestas que confirma su absolución en segunda instancia.
La acusación de fabricación, porte y uso de bombas incendiarias ha quedado en nada. Matías Fuentes Purrán ha sido absuelto dos veces, ambas de forma unánime, de los cargos que le endosó la Fiscalía en el contexto de las protestas del estallido. Detenido el 6 de enero de 2020, el estudiante pasó 14 meses en prisión preventiva para terminar con una absolución confirmada en segunda instancia en una sentencia firme. Es el segundo preso del estallido, después de Mauricio Cheuque, que confirma su absolución en la Corte de Apelaciones.
Hace menos de una semana que Matías ha recibido la noticia que le abre la puerta a recuperar su vida de antes, en la casa donde vive con sus padres y hermano, Jaime Fuentes. Precisamente él, que es abogado, asesora legalmente a la Agrupación de Familiares de Presos Políticos Santiago 1, donde también estuvo Matías. En estos primeros días de tranquilidad, habla con El Desconcierto sobre la cuestionada investigación que pretendía inculparlo de un delito que –se ha demostrado– no cometió.
-¿Cómo está Matías tras conocer la confirmación de su absolución?
-Está mucho más tranquilo, más relajado. Desde que salió ha empezado a acostumbrarse a volver a estar afuera, a la normalidad. Ya está con nosotros, que lo estamos apoyando constantemente.
-Matías, como Mauricio Cheuque, ha pasado más de un año en prisión preventiva. ¿Qué sentimientos tiene, después de ver esa doble confirmación, respecto al tiempo que ha permanecido privado de libertad?
-Viene a ratificar la injusticia que nosotros alegábamos para cambiar la medida cautelar. Siempre dijimos que era inocente, que no cometió los delitos que decía la Fiscalía. Lo comentamos en las siete u ocho audiencias de medida cautelar que tuvimos. Es la rabia que supone eso. Siempre sostuvimos que hubieron procedimientos mal ejecutados, que hubo una adulteración en las pruebas. Más allá del testimonio de los propios carabineros, no existía ningún otro argumento de peso que concluyera que cometió el delito. Matías, efectivamente, participó en la manifestación, pero no lanzó molotov, ni la transportó como decían ellos.
-Precisamente, se desestiman las pruebas por inconsistencias. El tribunal apunta varias irregularidades en la obtención y mantenimiento de las fotos obtenidas como pruebas.
-Son varios detalles: no tienen registro ni de hora, ni día, ni de dónde se tomaron. Son fotografías que supuestamente el oficial de la PDI tomó con una cámara institucional, pero tampoco se sabe de qué marca era, de dónde era, ni dónde estaba porque el funcionario no se acordaba de cómo era esta cámara. Hay un vacío de quién tomó, realmente, la fotografía. Incluso da para pensar si el funcionario en cuestión estaba en la manifestación o no. Lo segundo es la cadena de custodia. El funcionario dice que entrega las fotos a la otra oficial, Lorena Fernández, pero después no sale cuándo ella levanta la cadena de custodia de las fotografías.
-Los jueces también dicen que las imágenes aparecieron modificadas.
-Sí, durante el juicio los testigos fueron bastante categóricos en que no tenían ni idea del caso. En muchos momentos no tenían respuesta frente a las irregularidades. En el caso de las fotos, fueron tomadas el 15 de noviembre y salen modificadas el 27 de noviembre, con varios días de diferencia, cuando ya estaban dentro de la cadena de custodia y no pueden ser modificadas. Además, ni siquiera pudieron explicar por qué fueron modificadas. Da a entender que podrían haber modificado las fotografías para mostrar algún tipo de culpabilidad.
-En otro punto se refieren al procedimiento para incautar la ropa que Matías llevaba puesta ese día.
-Ellos vinieron a mi casa a allanarla el día 6 de enero de 2020 con una cámara fotográfica profesional, pero –misteriosamente– sacaron las fotografías en blanco y negro y en una pésima calidad. La cámara que yo vi cuando allanaron, sin embargo, era gigante y tenía todo el profesionalismo del mundo. [En las fotos] no se podía discernir si esa era la ropa con la que Matías fue a la manifestación. Y en segundo lugar, modificaron [la fecha del registro de la ropa incautada] y adulteraron la cadena de custodia.
-En el fallo, los magistrados dan a entender que hubo cierta desprolijidad de los policías en su trabajo. Dicen que nunca presentaron un perito que pudiese acreditar la “naturaleza exacta” del objeto lanzado, o que en las fotos no se aprecia el rostro del joven “aún cuando los funcionarios estaban a una distancia no superior de tres o cuatro metros de él”.
-El fallo destroza el trabajo que desarrolla la PDI. No estamos hablando de carabineros solamente, sino de policías entrenados y profesionalizados para la investigación, pero hemos visto, claramente, falta de prolijidad e intención de manipular pruebas. Ellos sabían que las pruebas habían sido manipuladas, como cuando el inspector Deivy Salinas dijo que manipuló la cadena de custodia [de la ropa incautada]. Eso no se puede permitir, sobre todo cuando hablamos de un juicio a la libertad de una persona, pero él lo admite como si fuese algo muy fácil de hacer. El juez también apunta a varias irregularidades que cometieron y que no les dieron la importancia que tenían que darle.
-¿Cómo fue el juicio?
-Duró tres días y en todo momento se notaba que los testigos, en muchas ocasiones, no tenían claridades respecto al proceso y al procedimiento que tenían que seguir frente a las investigaciones. Había muchas contradicciones muy graves entre ellos, por ejemplo, que un inspector decía que había ido con tal y ese decía que había ido solo. En todo momento dijimos que si el tribunal se apegaba a derecho, Matías tenía que salir absuelto.
-¿Cómo fue el trato a Matías en la cárcel?
-Malo por parte de Gendarmería. Hace poco Gendarmería abrió un sumario que modificará los protocolos porque hay un abuso de poder de los gendarmes en contra de los internos. No solo en contra de los presos de la revuelta, pero sí que es más despectivo en contra de ellos. Por ejemplo, interpusimos una medida de protección para Matías porque cada vez que salíamos hablando o en algún punto de prensa, a él lo castigaban. Una vez le botaron toda la comida porque sí. No hubo violencia física, pero sí psicológica y amedrentamientos.
-¿Observa un patrón en manipulación o inconsistencias en los procedimientos de la PDI en casos de los presos del estallido?
-Sí, la mayoría de los presos políticos que están en prisión preventiva o con juicios pendientes son por declaraciones de carabineros que luego, durante el juicio, se demuestra lo contrario. Hoy [por el martes] vimos que en el caso Hotel Principado los tres jóvenes quedaron absueltos del delito de incendio. No tenían suficientes pruebas para encarcelarlos, pero aún así los tuvieron 15 meses en prisión preventiva.
-¿Qué planes tiene Matías a partir de ahora?
-Tomarse un tiempo y luego retomar sus estudios en Ingeniería en Construcción y su trabajo de antes. Era repartidor. Quiere estudiar y trabajar, retomar su vida donde había quedado y tratar de recomponerse.
-Cuando absolvieron a Cheuque, su pareja explicó que ellos siempre habían sido la familia que el Estado quería, pero que la detención y la cárcel cambiaron todo. ¿Ha sido así también para Matías?
-Para él ha cambiado y también para toda la familia. Independientemente de que ya tengamos a Matías aquí, nuestra lucha es por la libertad de todos los presos y vamos a seguir tratando de cambiar este sistema. Nos ha generado una especie de odio a los policías por todo eso que hemos podido ver. Seguimos apoyando a los jóvenes que están adentro y estamos todos muy involucrados.
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