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DATOS| El perfil de las comunas de la RM que apostaron por las listas de independientes

Por: Meritxell Freixas @MeritxellFr | Publicado: 25.05.2021
DATOS| El perfil de las comunas de la RM que apostaron por las listas de independientes elecciones constituyentes |
¿Quiénes han votado a los independientes? ¿Qué perfil de comuna ha apostado por los partidos tradicionales? ¿Cómo han votado las comunas de menos ingresos de la RM? ¿Cuál es la apuesta de aquellas con más densidad de población? ¿O con el promedio de edad más alto? El Desconcierto analiza las características sociodemográficas de las comunas de la RM que han elegido con mayor fuerza a las listas de no militantes.

A estas alturas, ya todo el mundo ha asimilado que a los tres bloques que hasta ahora conformaban la política tradicional chilena –derecha, centro izquierda e izquierda– se le ha sumado un nuevo sector: los independientes. Contra todo pronóstico, las candidaturas de personas no militantes fueron, sin duda, la gran sorpresa de la noche electoral del 16 de mayo.

36 comunas de las 52 que conforman la Región Metropolitana obtuvieron una mayoría de votos de candidatos y candidatas independientes para la elección de constituyentes. En las 16 donde se impusieron los partidos políticos, seis fueron para la lista Vamos por Chile (derecha), tres para la lista del Apruebo (ex Concertación) y siete para la de Apruebo Dignidad (Frente Amplio, PC, FRVS y organizaciones sociales).

La distribución en el territorio, en este caso la Región Metropolitana, ha sido clave en las últimas votaciones. El ejemplo más paradigmático se puso de manifiesto para el plebiscito de octubre, cuando las comunas más pudientes –Vitacura, Lo Barnechea y Las Condes– se convirtieron en los enclaves del Rechazo. Una fórmula que se repitió en esta ocasión, porque la lista Vamos por Chile sacó mayoría de votos en las tres. En cambio, en el lado opuesto se encuentran La Pintana, Puente Alto y Conchalí, todas ellas con los mayores porcentajes de voto a candidaturas independientes, con más del 50%.

¿Quiénes han votado a los independientes? ¿Qué perfil de comuna ha apostado por los partidos tradicionales? ¿Cómo han votado las comunas de menos ingresos de la RM? ¿Y las más pudientes? ¿Cuál es la apuesta de aquellas con más densidad de población? ¿O con el promedio de edad más alto? En El Desconcierto hemos analizado los datos sociodemográficos de las comunas de la RM con el voto a las candidaturas independientes (sin contabilizar en el análisis el voto regional a pueblos originarios) para tratar de responder a estas preguntas.

Uno de los indicadores que mejor perfila el voto hacia las candidaturas independientes es la pobreza multidimensional. En las comunas donde la población vive en condiciones de más vulnerabilidad, más acentuado se ve el voto fuera de la política tradicional. Una tendencia que se invierte en el caso de la lista Vamos por Chile, que recibe apoyos de los sectores más enriquecidos. En medio se sitúan las listas Apruebo y Apruebo Dignidad, en una especie de correlación neutra.

(Pasa el mouse por encima de cada burbuja para ver la distribución de voto por comuna)

 

Mientras los factores económicos dibujan una correlación más marcada con la irrupción de los no militantes, hay otros indicadores sociodemográficos, como el promedio de edad o el porcentaje de población migrante en la comuna que muestran poca asociación con la apuesta independiente. “Probablemente hay un elemento sociodemográfico, pero no creo que haya sido la desigualdad o esta variante la más gravitante”, analiza el decano de la Facultad de Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Central, Marco Moreno. “También influye –aunque no sé aún en qué medida–, la conexión emocional que hubo del mundo independiente con los votantes de esos sectores”, añade. A su parecer, la gente tomó una decisión previa de no votar a los partidos, al establishment o a la elite, “pero sin hacer mucha distinción de quienes eran los candidatos a estas listas”. Un patrón que, dice, “se da en todas las comunas, no solo en las que hay un factor sociodemográfico, también en comunas de clase media como Ñuñoa o Maipú”.

La cientista política Claudia Heiss, investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social de Chile, considera que el voto a los y las independientes tiene una “orientación anti-élite que es, incluso, de naturaleza socioeconómica”. Según ella, “son votos de personas que no quieren representantes alejados de la ciudadanía porque pertenecen a nivel socioeconómico distintos”, mientras que existe “mucha mayor diversidad socioeconómica entre los independientes. En este sentido, recuerda la idea que ha permeado en la ciudadanía de que “el Congreso está compuesto por personas que son familia entre sí, que estudiaron en los mismos colegios, que ejercen las mismas profesiones”.

(Pasa el mouse por encima de cada burbuja para ver la distribución de voto por comuna)

Bloques políticos

Tanto Moreno como Heiss coinciden en que el estallido social y el voto del plebiscito se reflejaron en los resultados del 16 de mayo. “Las ansias de cambio y el rechazo a la clase política se expresó en aquellas oportunidades y también ahora de forma transversal”, expresa el académico. “El mismo 20% que votó por el ‘Rechazo’ fue más o menos el mismo 20% de candidatos de derecha que salió en la Convención”, sostiene la experta. En su opinión, “el mal desempeño” de la derecha en esta y en las otras elecciones de mayo obedece, no sólo al rechazo del modelo y a la crisis de representación política, sino “al pésimo desempeño del Gobierno” en el manejo de la pandemia. “Ha sido un voto de castigo por la dificultad en la entrega de las ayudas económicas”, añade. En la RM, la derecha concentró poco más de 510.000 votos, un 19,7% de los votos.

Sobre los resultados de la centro-izquierda, que en la RM se quedaron con 316.000 votos, un 12,2% del total, Heiss indica que “la ciudadanía percibe a la centro-izquierda que ha estado en el poder los últimos 30 años como responsables del inmovilismo porque no solo mantuvo el modelo neoliberal, sino que lo profundizó”. Opina que el resultado electoral “es un castigo que tiene que ver con una revisión crítica de su rol desde el regreso a la democracia y su falta de acción para producir cambios sustantivos y estructurales de la relación entre lo público y lo privado”.

Moreno pone el acento en los resultados del PC y el Frente Amplio que, dice, “construyeron un relato a partir de la impugnación”, por lo que quedaron fuera de este voto anti-partido tradicional. “A pesar de que el PC fue un partido de Gobierno con Bachelet, ha sido impugnador del orden”. Esa circunstancia lo lleva a plantear que la ciudadanía no siente “una animadversión con la institucionalidad de los partidos”, sino más bien “con la experiencia de vida” que tiene o ha tenido con ellos.

¿Mantener la tendencia?

La incógnita sobre si el rechazo del electorado hacia la institucionalidad política se mantendrá es relevante. En medio año se celebrarán elecciones parlamentarias y presidenciales y este fin de semana varios parlamentarios de oposición ingresaron un proyecto para permitir la participación de candidaturas independientes, imitando el sistema instalado para la elección de constituyentes. “No sabemos si lo que la gente está cuestionando los partidos políticos en sí o los partidos políticos que hoy día tenemos. Yo pienso que la gente no está en contra de los partidos políticos como instituciones clave de la democracia, sino en contra de los actores de los partidos, de su élite, de sus oligarquías”, reflexiona Moreno.

Claudia Heiss detecta una posibilidad real de que la ciudadanía vote en las parlamentarias en la misma clave anti-clase política con la que votó en para la Convención Constituyente. Una alternativa que, sin embargo, a su juicio, “encierra un peligro que quizás la ciudadanía hoy día no ve”. Tomando como ejemplo países como Perú, donde los partidos políticos se han desintegrado, dice, “la respuesta no está en tomar medidas que permitan a cualquier persona ser candidato o candidata porque esto perjudica a los proyecto colectivos, programáticos e ideológicos”. Opina que es necesario “cuidar” los sistemas de representación política para que si hay listas de independientes, existan “ciertos requisitos para no empoderar a caudillos o caciques locales”. Y concluye: “Desinstitucionalizar la representación política puede parecer una receta para mejorar la representatividad pero también puede terminar perjudicando ese objetivo”.

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