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Diego Calderón, la vía “alternativa” a la presidencia de la DC: “No tenemos una disposición a tomar palco”

Por: Talía Llanos Chacón | Publicado: 20.01.2022
Diego Calderón, la vía “alternativa” a la presidencia de la DC: “No tenemos una disposición a tomar palco” Diego Calderón |
La tercera opción a la presidencia de la Democracia Cristiana busca representar al sector más “alternativo” del partido, integrando a militantes menores de 40 años que han cortado relaciones con los grupos de poder tradicionales de la falange. Encabezados por Diego Calderón, abogado abiertamente gay y ex líder de la revolución pingüina del 2006, la lista “Nueva Esperanza, Un Nuevo Partido” busca encarnar los anhelos de quienes no tienen “una disposición a tomar palco”.

En medio de unas complejas semanas para el partido, rodeadas de una auditoría del Servel que dio cuenta de irregularidades financieras dentro de su administración, el Partido Demócrata Cristiano (DC) celebrará sus elecciones internas este domingo 23 de enero. A los comicios se han presentado tres listas, con las primeras dos lideradas por la diputada Joanna Pérez y el alcalde de La Granja Felipe Delpín, quienes actualmente integran la mesa directiva de la DC.

La tercera opción, sin embargo, busca representar al sector más “alternativo” del partido, integrando a militantes menores de 40 años que han cortado relaciones con los grupos de poder tradicionales de la falange. Encabezados por Diego Calderón, abogado abiertamente gay y ex líder de la revolución pingüina del 2006, la lista “Nueva Esperanza, Un Nuevo Partido” busca encarnar los anhelos de quienes no tienen “una disposición a tomar palco”.

Calderón, de 31 años, expresa a El Desconcierto los cambios que creen necesarios para construir un “nuevo partido”, la crisis que se observa dentro de la DC, cuya fuga de militantes es “una consecuencia, no una causa”, reparando en que “lo que ve la ciudadanía es una DC que es ambigua, confusa, en donde algunos parlamentarios dicen A y otros dicen B, que no somos capaces de cumplir con nuestros compromisos, y eso finalmente nos desperfila radicalmente, porque no es eso lo que nosotros representamos ni debiésemos representar”.

-Primero, ¿qué te motivó a presentarte a la presidencia del partido?

Asumimos que había un diagnóstico compartido por mucha gente respecto al estado crítico en el que estaba la DC, los resultados electorales que se vieron el 2021 son más bien una expresión de la crisis, consecuencia más que causa, y creímos que había que hacer algo distinto. Vimos que se estaban configurando dos alternativas, que son las que lideran Joanna Pérez y Felipe Delpín, ambos vicepresidentes de la actual directiva, y creemos que había que construir una alternativa, porque la directiva que nos ha llevado a esta crisis es la que tiene que hacerse cargo y asumir su responsabilidad respecto del debate electoral.

En función de eso construimos una alternativa que fuera transversal, que representara a distintos sectores del partido, y que pusiera en el centro el sintonizar con el Chile que nace, que es un Chile marcado por un cambio generacional importante, pero también por un cambio de agenda donde la DC no ha estado presente ni activa de la forma que debería estar.

-Tu lista se llama “Nueva Esperanza, Nuevo Partido”, ¿qué representa esta nueva mirada de lo que debiera ser en la DC?

Representa una convocatoria amplia a la militancia en orden a reflexionar respecto de todo. Nosotros creemos que este año 2022 tenemos que declararnos en reflexión, e iniciar un trabajo de diálogo político en cada una de las comunas, para concluir esta jornada en un gran acuerdo de Congreso ideológico constituyente.

Le hemos llamado constituyente porque queremos dar todos los debates; cuáles son nuestras fuentes rutinarias filosóficas, cuál es nuestra imagen, cuál es nuestro nombre, cuál es nuestra justificación en la política contemporánea, esos son los debates que creemos que hay que dar, y creemos que estamos capacitados para poder abrir ese diálogo con todos los sectores del partido, y no profundizar una disputa que, lamentablemente, tiene muy poco de proyecto, sino que más bien refleja rencillas personales que nos tienen atrapados y sin poder salir de una crisis que se viene arrastrando desde hace mucho tiempo.

-Como tú decías, los otros candidatos a la presidencia, Joanna Pérez y Felipe Delpín, ya son parte de la directiva, ¿dirías que hay una necesidad de renovar los rostros dentro de la falange?

Claro. Nosotros hemos dicho que esto es más que un cambio generacional, esto es un cambio de figuras, de imagen. Nosotros no hemos estado en la conducción del partido en la última década, y eso habla de la necesidad de hacer política con otro tono, poniendo sobre la mesa otros temas, incorporando nuevas visiones, y teniendo un diálogo que no sea sólo con la militancia, sino también con la gente que se ha ido de la Democracia Cristiana, con la gente que hoy pudiese tener cierta cercanía con nuestros valores, con nuestros principios, pero no confía en que el instrumento en los términos que se ha configurado pueda ser una alternativa para desarrollar su vocación pública, y eso es un desafío gigantesco, y nosotros somos conscientes de ellos, y con mucha humildad le hemos pedido a la militancia que confíe en nosotros, pero que también nos acompañe para poder encontrar soluciones y poder volver a tener un partido que sea representativo, que convoque mayorías, y que pueda interpretar a una importante parte de nuestra ciudadanía.

-Y respecto a los despidos de trabajadores que han acusado de “injustificados”, además las irregularidades descubiertas por el Servel, ¿cuáles crees que debieran ser las acciones que debería tomar el partido frente a estas situaciones?

Esta es una responsabilidad que tiene que asumir la directiva en su conjunto, no solamente quienes estuvieron a cargo de la administración financiera y la dirección administrativa del partido, sino también los otros vicepresidentes que, estando en la directiva, no fueron capaces de poder fiscalizar y supervigilar el funcionamiento del partido. Creemos que la mesa tiene que responder y hacer un esfuerzo claro, orgánico, para poder comunicar a la militancia y declarar cada uno de los temas que han sido puestos en cuestión.

Lamentablemente, lo que hemos visto es que la directiva no es capaz de hacer ese ejercicio, están enfrascados en disputas muy fuertes al interior, y eso explica que se hayan configurado dos listas representativas de lo mismo, y nosotros como somos una alternativa de ellos, nuestro compromiso, de resultar electos, es aclarar con la militancia cada uno de estos temas, y poder ordenar la administración del partido de manera que esto no sea tema.

Esto no es solamente un tema que tiene relación con la probidad, que son cuestionamientos que se han realizado, sino que más preocupante que eso son cuestiones de criterio, de diferencias en cómo se debe administrar el patrimonio del partido y el financiamiento público que recibimos para poder desarrollar nuestra acción. Que haya más de dos mil millones de pesos en honorarios los últimos tres años, y que eso no se haya visto en una mejora importante en la gestión del partido, y en el desarrollo de su programa, evidentemente nos preocupa.

-En tu lista, sostienen que “para cambiar la DC” deben, por ejemplo, no tomar palco, votar unidos en el Congreso, y alegrarse del triunfo del camarada… ¿esas son palabras para algún parlamentario en particular?

Esto no es algo que opinemos nosotros, esto es algo que la ciudadanía opina de nosotros. Nuestro equipo está conformado por siete personas que hemos sido candidatos a cargos de elección popular, por lo tanto sabemos lo que la gente opina de la DC, y lo que ve la ciudadanía es una DC que es ambigua, confusa, en donde algunos parlamentarios dicen A y otros dicen B, que no somos capaces de cumplir con nuestros compromisos, y eso finalmente nos desperfila radicalmente, porque no es eso lo que nosotros representamos ni debiésemos representar.

Algo fundamental para nosotros, de resultar electos, es poner orden en el partido democráticamente, que podamos abrir los diálogos, pero que actuemos en conjunto. Esta dinámica en que cada uno hace lo que quiere finalmente se termine y podamos articular un discurso común frente a la ciudadanía que nos permita recuperar la credibilidad.

-¿Cuál crees que debiera ser la postura de la DC durante el gobierno de Gabriel Boric?

Tenemos que tener una actitud colaborativa, pero a la vez hemos señalado que nosotros no vamos a formar parte del gobierno, y queremos decir esto con mucha claridad, porque la ciudadanía finalmente no se pronunció en nuestro favor. Nosotros teníamos un programa de gobierno, teníamos una candidata presidencial, una alternativa de coalición, y esa coalición no fue respaldada por la ciudadanía. Eso hay que asumirlo con mucha claridad y no querer tratar de tapar el sol con un dedo, hay que asumir nuestra autocrítica y tratar de entender por qué no fuimos capaces de convocar una mayoría significativa de chilenos.

En función de eso, también tenemos que poner acento en cuáles son las coincidencias programáticas. Más allá que se ha dicho que Gabriel Boric no es el mismo de primera a segunda vuelta, si es distinto el programa entre la primera y la segunda vuelta, y esas modificaciones que hubo que hacer para poder buscar a la mayoría de chilenos que se convocaron, en esas modificaciones también estuvimos nosotros, contribuyendo con nuestros profesionales, con nuestros técnicos, poniendo el aporte del programa presidencial de Yasna Provoste, por lo tanto esos son los puntos de referencia que a nosotros nos van a guiar, y esperamos que el gobierno actúe en consecuencia, y por lo tanto logremos coincidencia en el Congreso y también en el territorio en función de esos propósitos comunes que se alcanzaron en la segunda vuelta.

Nuestra relación con el gobierno debe ser de respeto recíproco. Nuestra disposición es a colaborar, pero también esperamos que el gobierno electo nos respete, y respete nuestra diversidad y nuestra posición, que muchas veces puede que estemos en posiciones divergentes, y si empieza a operar una lógica de la funa, o de conflicto permanente, evidentemente no vamos a poder construir los acuerdos. Creo que es una pésima señal, una muy mala señal, que Giorgio Jackson haya recibido a una de las listas en competencia, la de Felipe Delpín, porque finalmente la relación con la Democracia Cristiana no puede ser con un lote, con un sector, debe ser una relación institucional y eso parte del respeto que tiene que haber por el partido.

-¿Y qué opinas del micrófono abierto de Ximena Rincón?

Creo que es un error, se lo dije a ella, y creo que más que darle más vueltas a este asunto, lo importante es señalar que nosotros no tenemos una disposición a tomar palco respecto de los enormes desafíos que tiene el gobierno de aquí en adelante. El gobierno va a tener enormes dificultades, se viene una crisis económica, se acaba el IFE en marzo, todos los analistas y economistas señalan que la inflación va a permanecer alta, y también vamos a tener una Constitución, una restricción presupuestaria bien importante, el Fisco está con mucha presión, y todo esto además convive con altas expectativas ciudadanas en lo que ha prometido el próximo gobierno. Me parece que es tan complejo el asunto, que nuestra disposición porque es la disposición de todo partido que quiere pensar en Chile y quiere pensar en que si al gobierno le va bien, le va bien al país, nuestra disposición tiene que ser a colaborar y a entrar en la cancha con nuestros profesionales y técnicos, con nuestras ideas, con nuestras capacidades, no solamente en el Congreso sino que también con nuestros alcaldes, nuestros concejales, para que a este gobierno le vaya bien, y que finalmente podamos terminar, después de cuatro años, con un nuevo régimen político, porque vamos a tener una nueva Constitución, pero también con un gobierno que sea exitoso en orden a avanzar en políticas de transformación social que viene demandando la ciudadanía desde hace tanto tiempo.

-Finalmente, ¿tienes algún mensaje que quieras entregar?

Creo que en la Democracia Cristiana estamos en un momento muy complejo. Algunos dicen que las flores se han marchitado, pero yo creo que la fuerza está en las raíces, la fuerza está en nuestros principios, en nuestros valores, en ser capaces de orientar y configurar un partido que pueda hablarle y reivindicar el rol de la comunidad en nuestra sociedad, que pueda hablar de felicidad; la felicidad explica reivindicar el convivir, la solidaridad, la espiritualidad, y nosotros podemos liderar un cambio cultural y terminar con esto, que ha sido lo más fatal del sistema individualista neoliberal, que es el individualismo, el egoísmo, esta idea que podemos pasar por encima del resto para conseguir nuestros objetivos.

Creemos que la vida en sociedad vale la pena, que es eso lo que nos puede llevar a construir una sociedad más plena, y reivindicar ese rol de comunidad es lo que nos puede dar un espacio en la política chilena, y podemos volver a ser un aporte significativo en las décadas que vienen, pero para eso hay que hacer las cosas distintas y hay que votar por gente distinta en las próximas elecciones de este domingo 23 de enero.

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