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Refundación o «quiebre pactado”: Las alternativas de cambio que dividen a la DC

Por: Pablo Labrín | Publicado: 28.01.2022
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La Democracia Cristiana ha vivido transformaciones profundas durante los últimos años, especialmente después de la disolución definitiva de la Nueva Mayoría. Los magros resultados electorales que han arrastrado y una crisis interna en el discurso y en la identidad política, han condicionado el rumbo del mundo falangista, el cual se deberá adaptar a un gobierno del que no será parte y a un parlamento donde, cada vez, poseen menos representaciones en su bancada, poniendo en jaque la continuación de un proyecto que tuvo mucho respaldo durante el siglo pasado.

«Refundación», «superación positiva del instrumento», «cambiar el nombre», «quiebre pactado» o «izquierdización», son frases que se han tomado las filas de la Democracia Cristiana, partido que pasa por momentos de división que no se percibían desde principios de la década de los 70, cuando movimientos como el MAPU o la Izquierda Cristiana se separaron de la falange con la intención de defender, con uñas y dientes, el proyecto de gobierno del Presidente Salvador Allende. 

Dudas, conflictos internos y críticas dentro del partido han vuelto a aparecer como fantasmas de un pasado que involucra nuevamente a la izquierda, considerando que el apoyo a la figura de Gabriel Boric y el rol parlamentario que tendrá la DC desde el próximo 11 de marzo, han sido los principales temas de discusión en la interna del partido.  

El polémico micrófono abierto de la senadora Ximena Rincón, afirmando que «va a sufrir el próximo Gobierno y yo voy a tomar palco», o el respaldo de algunos militantes DC a la candidatura de José Antonio Kast -como fue el caso de Adolfo Zaldívar o Sergio Puyol- intensificaron la división de un partido que «siempre ha tenido una doble alma, pero que, en este momento, está provocando que no exista claridad con respecto al discurso y al sello distintivo que lo hizo grande en el siglo pasado», argumenta el ex candidato DC a constituyente, Jorge Cash. 

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Ximena Rincón con Gabriel Boric. AGENCIA UNO

Mientras que para algunos es fundamental mantener casi intactos los valores cristianos y el legado económico de la ex Concertación, hay otros referentes que estiman conveniente reforzar los lazos con el Frente Amplio e, incluso, con el Partido Comunista, lo cual ha sido uno de los principales focos de conflicto en la interna del conglomerado. Figuras relevantes como Mariana Aylwin, Soledad Alvear o Sebastián Sichel, renunciaron hace algunos años a la DC precisamente por esa relación fortalecida con una centroizquierda y extrema izquierda que, en palabras de la hija del expresidente Patricio Aylwin en una entrevista en CNN, «no les gusta el diálogo político».

Ya la figura de Yasna Provoste dejó cabos sueltos dentro de la bancada durante su campaña presidencial. Su apoyo irrestricto al cuarto retiro de fondo de pensiones, su respaldo al proyecto que despenaliza el aborto y el rechazo al Estado de Excepción en La Araucanía, provocaron que figuras parlamentarias como Carolina Goic, Ximena Rincón, Joanna Pérez, Miguel Ángel Calisto, Matías Walker o Jorge Sabag, no se mostraran conformes con las posturas de la expresidenciable democratacristiana, dejando más al descubierto la crisis de unidad en la coalición y su conflicto de identidad, situación que ha provocado en la interna del partido que no se descarte hacer un “quiebre pactado” y dividir a la DC en dos. 

De la DC… en la medida de lo posible

El declive de la Democracia Cristiana durante estos últimos años se ha visto también reflejado en las urnas. La identidad de una de las cúpulas de la ex Concertación, ha ido oscilando permanentemente en un limbo de dudas, confusiones y conflictos valóricos que han aumentado su falta de representación, lo cual se ha vuelto cada vez más notorio en los procesos electorales.

No solo el quinto lugar de Yasna Provoste en la última elección presidencial  ha sido objeto de preocupación dentro de las filas de la Democracia Cristiana. De los 48 candidatos a constituyentes que se postularon en representación de la DC, únicamente dos de ellos triunfaron. Además, respecto a la conformación de la Cámara de Diputados y Diputadas, el partido liderado por Carmen Frei solamente contará con 8 plazas de cara al próximo periodo legislativo, la cifra más baja de la ex Falange Nacional desde la vuelta a la democracia.

En este momento, la Democracia Cristiana se encuentra a la espera de definir su nueva mesa directiva.  La Lista 1, con el exalcalde de La Granja Felipe Delpín a la cabeza, y la Lista 2, comandada por la parlamentaria, Joanna Pérez, se medirán en las próximas elecciones que se realizarán el 6 de febrero, las cuales no solamente decidirán el rumbo político de la DC de cara al próximo gobierno de Gabriel Boric, sino que también determinará si aquella renovación discursiva dentro de su cúpula política puede consolidarse.

Dentro de ese contexto, la candidata a la Secretaría General de la DC por la Lista 1 y militante desde la década de los 80, Cecilia Valdés, piensa que el partido debe adaptarse a los nuevos tiempos, acercarse a la izquierda y alejar de sus filas a referentes que tengan acercamientos con Chile Podemos Más.

«La DC ha tenido conductas erráticas. El hecho de que nuestro expresidente, Fuad Chahin, le haya ofrecido colaboración a Sebastián Piñera cuando era diputado, me parece que no responde a la definición de nuestro partido, y creo que ahí nos ganamos un desprestigio justificado por parte de la ciudadanía. Hay que sentarse a reflexionar y redefinir nuestras posturas, las cuales deben ser de centroizquierda»

«A diferencia de Joanna Pérez, yo considero que Felipe Delpín tiene una visión mucho más progresista. La despenalización del aborto o el impuesto a los súper ricos son posturas mayoritarias dentro del colectivo, y junto a Felipe las defenderemos porque es parte de lo que necesita verdaderamente la ciudadanía», declaró la ex candidata a constituyente.

Daniel Verdessi, Gabriel Silber, Iván Flores, Víctor Torres, Pablo Lorenzini, Matías Walker, Joanna Pérez, Gabriel Ascencio y Raúl Soto anuncian acusación constitucional contra el intendente Luis Mayol. AGENCIA UNO

La ex concejala DC de Concepción, Fabiola Troncoso, también admite que la crisis es muy grande, principalmente por un doble discurso que no se ha logrado sostener con el pasar del tiempo.

«Hay temas que generan mucha discordancia, como el tema del aborto, donde pareciera que pesa más la posición de un parlamentario por sobre los derechos de las mujeres y el bien común. Hay una desconexión muy grande con la ciudadanía por parte de varios diputados, lo cual ha provocado una renuncia masiva de militantes en el último tiempo. No es posible que a raíz de nuestro instrumento tengamos que a cada rato dar explicaciones por culpa de la élite del partido, la cual muchas veces representa ideas que no compatibilizan con los valores del colectivo». 

Por otro lado, Joanna Pérez, diputada y candidata a la presidencia de la Democracia Cristiana por la Lista 2, menciona que la crisis que vive actualmente el partido ha sido producto de varios años de conflictos internos que no han querido resolverse.

«Nosotros hemos perdido ese vínculo con nuestro electorado hace mucho tiempo. La última elección presidencial demostró que la DC está por un proceso de izquierdización, dejando de lado definitivamente ese rol de representar al centro político, lo cual nos hacía diferenciarnos del resto de bancadas. No hay que olvidarse que bajaron a nuestra candidata inicial, Ximena Rincón, lo cual creo que también fue castigado por la ciudadanía», aclaró la parlamentaria reelecta, quien además menciona que «la gente quiere ver un colectivo ordenado, coherente y sin complejos, lo cual no se ha visto porque no tenemos un discurso claro y no estamos instalando temas».

Complementando aquello, Esteban Vega, ex candidato a la vicepresidencia de la Lista 3 liderada por Diego Calderón,  asume que la poca unidad y la falta de un discurso unilateral han condicionado la reputación de la colectividad.

«La ciudadanía no está respaldando a la Democracia Cristiana principalmente por una crisis de fraternidad. Hay muchas peleas, tensiones y conflictos personales que nos hacen ver, dentro del escrutinio público, como un partido desunido. Además, siento que militantes emblemáticos se han encargado de instalar frases que no compartimos dentro de la dirigencia, como el caso de Jorge Burgos o Ignacio Walker. La disputa entre un discurso progresista y otro más conservador, hacen que en este momento tengamos muy poco sentido ideológico. Necesitamos de una disposición genuina para unirnos y fortalecernos en un espacio discursivo en común, si no la crisis nunca se acabará», lamentó.

Rafael Pizarro, analista político de la UTEM, explica que los malos resultados electorales dentro de la DC, se deben también a la falta de liderazgos y al escaso trabajo identitario del partido.

«Hay muy poca confianza de la ciudadanía hacia la Democracia Cristiana, principalmente porque existe un problema en relación a la mística de la coalición y a su misión política. No es posible que el exsenador Walker haya admitido en 2016 que, cuando apoyó a Michelle Bachelet como presidenta, no leyó su programa de gobierno, haciendo hincapié en que su voto hacia ella fue meramente por «un acto de lealtad». No hay una definición de la DC y varios de sus militantes actúan de manera contradictoria, con muchas divisiones internas que afectan su relación con el electorado», argumentó el académico.

Provoste

Un «quiebre» que podría ser definitivo

Los disensos y las tensiones que se han apoderado de la Democracia Cristiana, han provocado que algunos militantes estén evaluando la idea de reformar completamente a la colectividad. Las disputas y la poca unidad, reflejada por cierto en las votaciones divididas que han caracterizado a la bancada dentro del Congreso, contribuyen a que en la interna crezca el afán de crear proyectos distintos, más ligados a la centro-izquierda y al legado social del expresidente, Eduardo Frei Montalva.

En ese sentido, Jorge Cash, ex candidato a constituyente y antiguo dirigente de las Juventudes Demócrata Cristianas, está convencido de que si el partido no se moderniza con respecto a su instrumento discursivo, será necesario «reinventar completamente a la colectividad para se adecúe a las necesidades de la ciudadanía».

«La DC siempre ha tenido una doble alma, pero, en este momento, aquello está provocando que no exista claridad con respecto al discurso y al sello distintivo que lo hizo grande en el siglo pasado, ya que no hemos sido capaces de consolidar un proyecto nacional con una cuota de realismo. Creo que la Democracia Cristiana debería cambiar el nombre, preocuparse más de las regiones y no ser un partido que le sirva al gran empresariado, sino a los trabajadores. Nosotros tenemos que aprender mucho del pragmatismo del Frente Amplio. Hay que recuperar esa vocación nacional y popular para llegar a los territorios, lo cual se ha dejado de lado estos últimos años».

Cash también menciona que con otros militantes se ha conversado la posibilidad de hacer un «quiebre pactado», con el fin de crear un nuevo movimiento desde las bases sociales de la DC, lo cual se ha visto fortalecido con el nacimiento de hace algunos años la G35, generación de jóvenes demócratacristianos.

«La Democracia Cristiana, políticamente hablando, quedó reducida en su máxima expresión desde la última elección. Me parece que si no nos alineamos a favor del próximo gobierno de Gabriel Boric, el partido se debe dividir en dos a través de un «quiebre pactado». Hace algunos años  comenzamos a meditar, junto a otros militantes, sobre esta posibilidad de formar una nueva coalición.»Partido Demócrata» o «Partido Popular» se me ocurre que podría llamarse la nueva colectividad, la cual no solo debe incluir a la comunidad cristiana, sino a todas las religiones y a las grandes mayorías. Esto sería una nueva cúpula dedicada a los militantes DC descontentos con lo que se ha venido haciendo, como una alternativa», sentenció.

Fabiola Troncoso, quien también perteneció a la denominada G35, admite que la discusión en torno a una reformulación total del partido ha ido en aumento con el pasar de los años, lo cual responde a una necesidad del partido «de moverse a la centroizquierda».

«Yo estoy de acuerdo con respaldar un eventual «quiebre pactado» con el fin también de darle una despedida digna al partido. Es algo que se lo he escuchado a otros camaradas y era una de las ideas que planteaba la Lista 3 de Diego Calderón. También la refundación es una opción, pero no estoy muy de acuerdo con aquello porque siento que la ideología está clara, así que no hay nada que refundar. El futuro definitivamente es a la centroizquierda, ya que no podemos pactar con partidos que se denominan de «centroderecha», como el caso de Evópoli o Renovación Nacional y que hayan votado por alguien como José Antonio Kast, que respalda una dictadura que incluso se encargó de asesinar a nuestro máximo referente, Eduardo Frei Montalva», declaró.

 

Jorge Cash con Carmen Frei

En esa dirección, Camila Briceño, militante de la Democracia Cristiana y ex candidata a constituyente, asume que la crisis interna dentro del partido, además de ser un problema latente en los últimos años, ha generado que la idea de reformar al colectivo no sea algo tan lejano.

«Creo que en este minuto no tenemos una carta de navegación que conecte con la ciudadanía y los territorios, por lo que me parece importante un recambio que nos permita resintonizar con el electorado. La DC debe jugársela por la «superación positiva del instrumento» para llevar a cabo un proyecto político bien definido, por lo que consolidar y crear nuevos movimientos en un futuro me parece una opción viable, mientras se mantengan ligados a un comunitarismo propio de las bases de la DC. Estamos en un proceso histórico muy parecido a cuando la Falange Nacional, en base a la convicción de muchos jóvenes, se transformó en la Democracia Cristiana», reveló la abogada de profesión.

Complementando aquello, Esteban Vega también admite haber sido testigo de conversaciones que involucran una reformación de la falange. «Formar un nuevo partido, desde las bases de la Democracia Cristiana, es una tesis que ha rondado mucho en el último tiempo entre algunos militantes. Es una idea que se le puede denominar «quiebre pactado» o «superación positiva del instrumento». En este momento, lamentablemente, ha habido un clientelismo dentro del colectivo que ha pasado a llevar, incluso la formación, de militantes la Democracia Cristiana, por eso entra esa discusión de reformar completamente a la DC».

Javiera Saldaña, militante DC en la Región de O´Higgins, menciona que desde hace algunos años ha tomado más fuerza la idea de reformular completamente al colectivo. «Es una propuesta que aparece cada año en las filas de la Democracia Cristiana de manera más recurrente. Por ejemplo, cuando bajaron la candidatura de Ximena Rincón para darle espacios a Yasna Provoste en las primarias de Nuevo Pacto Social, aquello generó una crisis que hizo que esta idea de dividir al partido comenzara a rondar de manera más evidente«, declaró.

Según declaró el exalcalde de La Granja, Felipe Delpín, en una entrevista realizada en CNN, «en mi lista desde un comienzo nos planteamos que el partido debía ser refundado. Hemos perdido la confianza en la gente, nos han castigado en las votaciones y se han perdido los afectos al interior del partido porque no hay una propuesta clara», lamentó.

Alberto Undurraga, diputado electo por la Democracia Cristiana, es un poco más pesimista, y siente que el partido simplemenete está en «fase terminal», lo cual se complementa con lo que mencionó en una entrevista en la Radio Bío bio, manifestando que «los partidos tienen un ciclo. Este espacio político debe ser representado de una forma distinta y por eso debemos superar el instrumento. Creo que nos acercamos al final», arguyó el exalcalde de Maipú.

En contraposición a aquello, Joanna Pérez piensa que la Democracia Cristiana todavía se puede recuperar de esta crisis, siempre y cuando haya disposición a instalar un nuevo sello a nivel de partido. «No tenía conocimiento de ese»quiebre pactado», además de que no me parece una solución al problema de fondo. Estoy convencida de que la DC no desaparecerá. Quizás hoy esté tocada con una crisis de fraternidad y unidad, pero tenemos muchos liderazgos que están dispuestos a llevar adelante un proyecto colectivo. No hay que dividir a nuestros militantes, sino unirlos más que nunca», sentenció la parlamentaria.

Complementado eso, Susana Zamorano, militante DC en proceso de renuncia, a pesar de haber perdido las esperanzas con respecto al legado social y discursivo de la ex Falange Nacional, cree que no serviría disolver ni dividir el colectivo. «La refundación no es la solución para la crisis por la que pasa la Democracia Cristiana. Ya se ha demostrado que cambiándole el nombre a los partidos o que se inventen nuevos colectivos no funciona. Además, en un sistema chileno con tantos partidos políticos, se complicaría mucho. Más allá de la Democracia Cristiana como concepto de partido, nosotros debemos dejarnos llevar por el clamor de las personas y trabajar en los territorios.

Fuad Chahín, ex Presidente de la DC y actual constituyente, también asume que es innegable la existencia de una crisis representativa dentro del partido, pero antes de pensar en reformarlo o dvidirlo– como algunos militantes mencionan- hay que reflexionar y establecer concretamente las líneas ideológicas de cara al futuro.

«El partido debe resolver primero una propuesta colectiva, actual y moderna, alejándonos de ese discurso nostálgico cuando se formó la Falange Nacional. Desde el momento en que determinemos un discurso claro, los militantes que se sientan identificados con nuestro colectivo tendrán que quedarse y los que no compartan estas visiones deberán tomar una decisión, como renunciar o formar un nuevo movimiento. Sin embargo, creo que las diferencias personales, los conflictos y los caudillismos internos provocarán que cualquier intento por consolidar un nuevo proyecto fracase», concluyó el exdiputado.

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Fuad Chahín, Ximena Rincón y Alberto Undurraga. Agencia Uno.

El factor Boric

A pesar de que el Presidente electo, Gabriel Boric, haya dejado en claro que la Democracia Cristiana no participará  ni trabajará dentro de los ministerios y las subsecretarías de gobierno, existe un consenso pleno de que la alianza falangista colaborará para alcanzar las transformaciones propuestas por el referente de Apruebo Dignidad, especialmente a la hora de legislar de cara al próximo periodo parlamentario.

Luego de que la Presidenta de la Democracia Cristiana, Carmen Frei,  anunciara que la DC no será oposición al próximo gobierno, la postura de los 8 rostros que representarán a la bancada en la Cámara de Diputados promete estar alineada con las bancadas de Apruebo Dignidad, sellando así un lazo de coaliciones que, según esperan en la interna del colectivo, marcará un rumbo discursivo gradual a la centroizquierda. Sin embargo, hay algunos referentes que remarcan la «libertad» en torno al rol del partido en el próximo Congreso, a pesar del apoyo al presidente electo.

DC

Gabriel Boric y Carmen Frei. Imagen: Twitter DC

«Creo que la exclusión de la Democracia Cristiana en el gabinete de Boric, se traduce en una soledad política que, a pesar de hacerle perder fuerza con respecto a la estructura de partido, no hará que sus representantes voten alineados con la derecha, considerando que no tienen la capacidad suficiente para articularse con otras líneas democráticas. Además, creo que con el pasar de los años, la DC se ha convertido paulatinamente en una fuerza progresista, dejando de lado a los militantes del ala más conservadora», explicó el analista Rafael Pizarro.

Aquello lo refuerza la diputada Rivera, quien entiende que a pesar de que Gabriel Boric no haya sumado militantes DC a su gabinete, lo primordial y lo prioritario es resolver los conflictos internos dentro del partido.

«Hay un proceso de definiciones dentro de la Democracia Cristiana que el Presidente electo ha respetado. No nos gusta que en la prensa se nos catalogue de «partido aislado», asumiendo que vamos a seguir manteniendo lazos con Apruebo Dignidad y Nuevo Pacto Social con miras al próximo gobierno. A mí en lo personal me parece que la conformación del gabinete es positiva y responde a los nuevos tiempos, por lo que me siento tranquila en ese sentido», manifestó.

Jorge Cash, sin embargo,  insiste que es fundamental que Gabriel Boric, antes del 11 de marzo, considere la idea de incluir a la DC dentro de las filas del gobierno.

«Siento que ambos nos necesitamos para llevar a cabo las transformaciones y los proyectos de ley dentro del Congreso. Asumo que la Democracia Cristiana ha cometido errores y ha sido muy difusa con respecto al respaldo al nuevo Presidente, y eso también es producto de los problemas internos que tenemos como colectivo. Existe un ánimo de colaboración por parte de las dos listas que se están postulando a la directiva, y me parece relevante que Boric pueda considerarnos dentro de su nuevo gobierno, también por un tema técnico. Hay una dicotomía perversa, de la cual depende el futuro de la DC. Si el Presidente nos incluye, vamos a volver a la primera línea política, pero si nos deja fuera, seguiremos en caída libre y la crisis interna se intensificará«, concluyó.

Reforzando la idea, Fuad Chahín cree que la decisión de Gabriel Boric de mantener al margen a la DC fue un error, principalmente por la relevancia que tuvieron dentro de la campaña para que el frenteamplista triunfara en las urnas.

«No me parece que sea una buena decisión ponerle una muralla a la DC con respecto a la relación del Presidente y los partidos del Nuevo Pacto Social. No me refiero a haber quedado fuera de los cargos ministeriales, lo cual lo respeto, sino más bien a la forma o al trato que se nos ha dado. Siento que no se nos ha tomado en cuenta a la hora de hacer relaciones públicas, a pesar de haber hecho campaña con Boric, pero también lo veo como una oportunidad para que la DC se modernice y no siga promoviendo a las alianzas de partidos como una posición política», declaró

Miguel Ángel Calisto, diputado reelecto, asume que la Democracia Cristiana no dudó en ningún momento en apoyar a Gabriel Boric sin condiciones. Sin embargo, admite que al no ser parte del gobierno, la DC debe tener autonomía dentro del Congreso. «Nosotros como partido estamos en absoluta libertad respecto nuestro rol en la Cámara de Diputados. El Presidente ha dejado muy claro que la Democracia Cristiana no es de gobierno, ya que nosotros como partido tenemos un proyecto distinto, por eso actuaremos con total independencia porque estamos ubicados en una posición distinta». 

tercer retiro

Agencia Uno

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