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Mönckeberg y problemas de comunicación en la CC: “No le echen la culpa a los periodistas”

Por: Rubén Escobar Salinas | Publicado: 14.04.2022
Mönckeberg y problemas de comunicación en la CC: “No le echen la culpa a los periodistas” María Olivia Mönckeberg | @Uchile
La Premio Nacional de Periodismo, María Olivia Mönckeberg, analiza la comunicación que realiza la Convención Constitucional y la cobertura que hacen los medios de comunicación. La periodista repasa el panorama de los grandes grupos económicos en los medios del país, aunque matiza que no le sorprende el rol que están jugando en el proceso: “todo eso ha estado pasando antes de la Convención (…) es una historia de medio siglo”.

La Premio Nacional de Periodismo 2009, escritora y profesora titular de la Universidad de Chile, María Olivia Mönckeberg, reflexiona sobre el fenómeno comunicacional que envuelve a la Convención Constitucional (CC), el que mira con “preocupación”.

La periodista reconoce los sesgos editoriales en la cobertura que han hecho los medios de comunicación sobre el proceso, aunque precisa: “todo eso ha estado pasando antes de la Convención (…) es una historia de medio siglo”. Sin embargo, cree que no toda la responsbilidad de la imagen de la CC se debe al trabajo periodístico.

Respecto a los esfuerzos desde el propio órgano constituyente, la autora de libros como “Los Magnates de la Prensa” o “Karadima, el señor de los infiernos”, considera que tendría que haber un proceso comunicacional educativo hacia la población en general y el apoyo de periodistas con mayor experiencia.

Para Mönckeberg, sobre lo que pasa en la Convención, “hay una sobresaturación de información, de redes, de Instagram, de peleas entre convencionales y todo esto hace que la gente común y corriente entienda menos”. Además, apunta al propio órgano constituyente y asegura que “falta una mirada más institucional”.

-¿Qué opina de la comunicación que ha hecho la propia Convención Constitucional sobre el proceso?

Como periodista y observadora de todo lo que está pasando, no puedo menos que estar de acuerdo con la preocupación que manifestó el propio Presidente Gabriel Boric en Argentina. También encontré muy interesante las apreciaciones de la fundación de la exPresidenta Michelle Bachelet. Están diciendo cosas muy en serio sobre la importancia que tiene este proceso y que, por otra parte, está siendo marcado en estas últimas semanas por lo que están dando cuenta las diferentes encuestas. Las encuestas de opinión no hay que menospreciarlas. Habrá que analizar qué dice cada una, quienes están detrás, quienes son los que la hacen, pero en general ya son cuatro las encuestas que están dando una impresión de que estaríamos entre el empate para el plebiscito de salida, o incluso ya señalando que podría hasta ganar el rechazo. Eso efectivamente lo encuentro preocupante. Es cierto también que hay muchas personas que no tienen una determinación tomada, porque faltan todavía ingredientes. Ahora hay un calendario claro. Uno podría preguntarse qué ha pasado entremedio, qué está pasando y cómo lo veríamos desde el punto de vista comunicacional, que a su vez yo veo que tiene al menos dos grandes líneas, o más, por las cuales nos podríamos dejar caer.

-¿Cuáles son esas líneas?

Por una parte -si bien no son conclusiones taxativas-, aquí ha habido algo que es complicado. Estamos ante esta situación con un plazo tan acotado, creo que ahí hay una cuestión de origen compleja, porque hacer la constitución de un país, de la República de Chile, son palabras mayores, que se ha hecho sobre la base de plazos muy perentorios. Sí siento, en líneas gruesas, que no hubo desde el primer instante y menos desde el cambio de presidencia, un asumirse la Convención como un todo. Eso, desde la mirada que uno le podría aplicar de la comunicación estratégica, es complicado. Un periodista me decía una reflexión bien interesante: aquí no ha habido un manual básico de comunicación, de qué es lo que se va a comunicar. Pensemos que eso es lo que ocurre en un país en que, derivado de todas las cosas que ocurrieron en la dictadura, se deterioró todo lo que es una mirada más humanista, más amplia, quitaron los cursos de educación cívica. Entonces, me hago la pregunta de hasta dónde también eso está pasando un poco la cuenta ahora. Tendría que haber un proceso comunicacional educativo hacia la población en general, a la ciudadanía, y a la vez que se retroalimente.

-Más que la Convención, ¿eso tendría que haberlo hecho el gobierno?

No, yo creo que la Convención. Recordemos qué pasó cuando se decidió todo esto entre octubre y noviembre de 2019. Después -a uno se le olvida todo eso- haber hecho este proceso en plena pandemia, donde además hemos estado bombardeados por las redes sociales. Con un país que quedó con una herencia de individualismo. Acá ha habido problemas serios de desigualdad, pero también ha habido problemas gigantes de individualismo. Tengo más preguntas que respuestas frente a esto, pero noto en los propios convencionales una cierta actitud individualista. Hay nuevos partidos, que son básicamente los del Frente Amplio, pero tantos otros independientes y colectivos sociales, entonces algunos analistas o los que creen ser más progresistas, dicen: “mejor, porque se está rompiendo el esquema de las viejas bancadas”. ¿Será bueno eso? No sé, me lo planteo como una pregunta, sería mejor que se conversaran más las cosas, que se reflexionara, porque hay una sobresaturación de información, de redes, de Instagram, de peleas entre convencionales y todo esto hace que la gente común y corriente entienda menos.

Hay cosas que parecen muy positivas. Me pareció interesante que se aprobara la libertad sindical y el derecho a huelga. Hay muchas cosas interesantes, pero me falta ver la estructura. Si estuviéramos hablando de periodismo, diría que esto es un reportaje en que han investigado muchos, pero no están con sentido de equipo, o no se les ve. No veo ese sentido más de conjunto en la institución. Tampoco ciertos criterios de unidad -no digo que sea con una norma-, entendiendo que es una constitución que tenemos que tratar de hacerla para que interprete a la gran mayoría del país. Por eso digo que lo comunicacional se junta con algunas cosas de contenido.

-Se ha criticado la cobertura que han hecho los medios de comunicación, usted ha investigado a los medios en Chile. ¿Cómo considera que se comportan los medios de comunicación tradicionales o hegemónicos en los procesos políticos importantes?

A diferencia de algunas personas, creo que sí importa de quién es el medio, el propietario. En el caso de Chile ha sido muy evidente en el periodismo escrito lo que ha significado el consorcio periodístico de El Mercurio, a través de la historia. También en los últimos 30 o 40 años, el consorcio periodístico Copesa. Pero ocurre que el El Mercurio -que fue partidario del golpe, por cierto, con Agustín Edwards- desde mucho antes de eso, cuando en la Universidad Católica se estaba incubando el modelo, cuando iba Sergio de Castro a estudiar a Chicago, antes de la elección en la que salió Salvador Allende, ya en esos tiempos El Mercurio venía postulando algo parecido a lo que podría ser el núcleo de lo que hoy día es por todos conocido como el modelo económico neoliberal.

Eso no es una novedad. En términos periodísticos no es novedoso, es una historia de medio siglo. Pero, que algunos de sus diarios, como es Las Últimas Noticias (LUN), destaque las apreciaciones de un convencional como es Bernardo Fontaine, que es absolutamente defensor del modelo, claro, ahí uno podría decir que cae en más que una inexactitud. Yo no estoy constituida en un tribunal de ética como para decir hasta dónde es ético o no lo que hace LUN con ese titular, con ese destacar que los fondos de pensión no van a ser de las personas. Pero el matiz es que todo eso ha estado pasando antes de la Convención.

La situación de medios en Chile es complicada, la televisión, que nació universitaria, está en manos del principal grupo económico, como es Luksic con Canal 13. Mega es de la familia Heller y Solari, otro gran grupo económico. Por eso a mí me parece que es clave que TVN se fortalezca como canal público, pero verdaderamente público. Algunos dicen que cómo vamos a soñar con algo como la BBC, yo sueño con algo como la BBC.

El otro punto es que he escuchado algunos comentarios, y hasta una cartita había por ahí, de convencionales que le echan la culpa a los periodistas. Si hay fallas en la Convención, si ha habido errores comunicacionales, no creo que los responsables de esto sean los periodistas, ni los editores. Hay muchos periodistas a lo mejor poco fogueados, pero sé que hay gente que se siente motivada, pero no por informar van a hacer de relacionadores públicos, porque no están contratados para eso. Cuando se hizo el cambio de la presidencia, coincidió con que poco después renunció Lorena Penjean a la dirección de la oficina de prensa que estaba en formación.

-Con una carta bien crítica…

Yo no lo he conversado con ella, pero me llamó la atención su carta y no ha habido un sucesor o sucesora periodista a cargo del equipo, hay otro profesional, creo que es cientista político. Supe que se contratarían a unas empresas de medios, como si esto fuera una empresa privada. No lo es. Insisto en la falta de la mirada más institucional y entender el aporte. Aquí debieran haber tenido un apoyo mayor de periodistas con más experiencia, este es un proceso muy complejo y la sensación que tengo es que es mucho lo que se juega.

-Alejándonos ya de la labor comunicacional de la Convención misma, en el entendido que es mucho lo que se juega, ¿qué sensaciones le da la cobertura que han hecho los medios y cómo piensa que debe ser?

Han tenido algunos aciertos. Cómo no va haber sido un acierto el perfil de Rodrigo Rojas Vade, por ejemplo. He visto en TVN y CNN que están haciendo programas especiales, más pedagógicos y que invitan también a los constituyentes a debatir, es bastante interesante. Creo que no podemos decir «es que los medios», yo pararía un poco la cosa. Veamos, en qué circunstancias, qué medios. Esto es meterse en un tema complicado, pero no quiero caer tampoco en la autocensura, creo que hay gente que ha puesto las alertas, hay encuestas que lo han hecho. Lo más fácil es apuntar a los medios. Probablemente, si hacemos una análisis detenido podríamos decir que El Mercurio va aquí con la propiedad privada, acá con la cuestión minera, etc.

Pero también hay que reconocer que le están dando «materia prima», como lo de la convencional María Rivera. No podía creer que alguien dijera que quería volver a los soviets. Eso, para un periodista en una sala de redacción de cualquier medio, ¿es noticia o no es noticia? O cosas como el señor Rojas Vade, ojalá no haya más «Pelados» Vade. Por eso, no le echen la culpa a los periodistas. No es una defensa corporativa, sino que así como un periodista tiene que tener un espíritu crítico y autocrítico, yo les pediría lo mismo a los convencionales, que tuvieran ese espíritu autocrítico.

-Existen estudios que apuntan a un “ataque sistemático” en contra de la Convención Constitucional en redes sociales. ¿Cómo ve este nuevo campo comunicacional en que se han transformado las redes sociales?

Se ha generado una cosa complicada, porque al estar viviendo en un mundo de lo instantáneo, sobre todo los más jóvenes que se estén informando, la gente no lee el diario. Aunque sean los diarios que llamamos del “duopolio”, de quien sea, es distinto a estos pocos caracteres en redes que tienen una capacidad de invención, que lo hacen intencionalmente. El daño que pueden hacer a la democracia es muy alto. ¿Cómo hacer para que esto no tenga esos efectos tan negativos?, tengo más preguntas que respuestas.

-¿Qué opina de los casos en que incluso los mismos convencionales hacen eco de noticias falsas sobre la Convención?

Por eso es que hoy el rol del periodista es más fundamental que nunca. Comenten lo que quieran en redes, pero quien puede comprobar, chequear y verificar son los periodistas. Por eso es importante que el periodista esté preparado para investigar, para contrarrestar. Eso va a disminuir la posibilidad de que se digan barbaridades, que en el fondo son mentiras, porque le decimos el nombre en inglés a todo ahora, pero las fake news son mentiras no más. Los propios convencionales tienen apoyos de periodistas, en general -y con esto no quiero decir nada contra los jóvenes, sino que todo lo contrario- poco experimentados.

Lo que denota también esa percepción un poco individualista, es que fulano quiere ser famosillo, quiere figurar, y que el periodista lo ayude a manejar su red. Eso no es comunicar. Tampoco se trataría de que la Convención tiene que informar más, porque información hay, hay que ayudar a ordenarla, darle cohesión y explicarla. Lo que se está jugando es mucho. Yo me acuerdo de Guillermo Blanco: La forma y el fondo no van separados. Son elementos que uno debe tratar de conjugar. Cuando han dicho algunos que se han dado algún espacio para poder conversar, sería fantástico que hubieran tenido más espacio para conversar. Me está dando la sensación que a la Convención le falta escuchar, pero porque no tiene tiempo para escuchar a lo mejor. ¡Mira qué fregado!

-En ese sentido, ¿qué opina de las acusaciones que apuntan a convencionales que estarían buscando solo boicotear el trabajo de la Convención?

Creo que sí es posible y por eso no nos debiéramos dejar boicotear, Esta señora Tere Marinovic, para qué fue, ella votó rechazo, para qué va a llegar ahí si no es para boicotear el proceso, es evidente que no quiere una nueva constitución. La constitución pretendía darle todo el marco al modelo económico, que era lo fundamental, y a la vez en el sentido político estaba hecha para que nada cambiara, en eso se preocuparon de hilvanar todo de una manera, desde el punto de vista de ellos, magistral. Entonces, es evidente que ahora, cuando estamos a las puertas de poder tener una nueva constitución, que surjan los seguidores de esas posiciones, no me extraña nada que estén tratando de boicotear.

Por eso me preocupa bastante esto de las redes sociales. Se ha visto, por ejemplo, en EE.UU. con (Donald) Trump, cómo utilizó las redes en función de eso. O cómo las utiliza (Jair) Bolsonaro en Brasil. En ese sentido, a mí no me cabe duda que han estado en eso, pero no es toda la derecha tampoco, son los sectores más recalcitrantes, los que no quieren cambios por ningún motivo.

-¿Cómo adelanta la posibilidad de un rechazo a la nueva constitución?

Es complicado para todos, las diferentes generaciones, grupos, para ese 80%. Quiero pensar que eso todavía no va a llegar, aunque si le creemos a las encuestas y tiendo a creerles cuando son tantas, creo que la advertencia está. Por eso se lo está tomando en serio el propio Presidente, creo que en el gobierno hay muchos que lo están tomando en serio. Y sería muy complicado como proceso, porque estas oportunidades no se dan a cada rato, sería muy complicado para el gobierno de Gabriel también. Porque desde el comienzo todo esto se dio como un proceso no es que fuera conjunto, pero iban de la mano. Además, acordémonos que el Frente Amplio es una fuerza importante dentro de la Convención.

-El mismo ministro Giorgio Jackson ha dicho que sería un duro golpe para el gobierno un rechazo.

Sí, y es voto obligatorio. Aquí no serán solo los entusiastas jóvenes sub 25 o 20, también está la gente que no salió a votar, tampoco en la presidencial o la parlamentaria, ni nada. Todo esto se ve enredado. En un escenario complejo, de pandemia, de inflación, de tensiones económicas, que no se ve fácil.

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