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Adolfo Millabur y rechazo de informe indígena: «Las principales demandas están incluidas»

Por: Joaquín Castro Mauro | Publicado: 16.05.2022
Adolfo Millabur y rechazo de informe indígena: «Las principales demandas están incluidas» Adolfo Millabur |
En entrevista con El Desconcierto el convencional Mapuche Adolfo Millabur, aborda de forma optimista lo sucedido en la jornada del 12 de mayo, cuando el Pleno de la Convención rechazó por completo el segundo informe derivado de la consulta indígena. Además, emplaza a la derecha acusándola de usar el relato de la «Constitución indigenista» como único argumento de sus decisiones de rechazo.

El silencio se apoderó del hemiciclo del exCongreso Nacional, justo cuando se votaba el segundo y último informe de la Comisión de Derechos de los Pueblos Indígenas. Las pantallas gigantes, en cada extremo de la sala, mostraban los resultados de las votaciones y el color rojo en las casillas comenzó lentamente a predominar.

Los rostros de los miembros de los escaños reservados dejaron entrever una mezcla de rabia y frustración, al comprobar que ninguna de las 14 normas presentadas había sido aprobada por el Pleno del órgano constituyente. Al mismo tiempo, había algunos de ellos que se mostraban tranquilos y serenos, debido al contexto favorable que precedió a las normas planteadas por los escaños reservados.

Adolfo Millabur, representante del pueblo Mapuche, desdramatiza el rechazo a las normas del informe en conversación con El Desconcierto. «Para mí no es tan complejo de que no se haya aprobado ningún artículo, porque las principales demandas que develó la consulta ya están incluidas en la Constitución«, asegura.

-¿Cree que se han alcanzado los principales avances en materia de pueblos originarios en la Convención?

Hay varias cuestiones que son importantes, que han ido avanzando en las distintas comisiones temáticas que han ido consagrándose en el borrador. Lo que a mí me inspira y me hizo venir para acá es buscar una solución respecto a las tierras que les corresponde a los pueblos originarios, especialmente en el Wallmapu.

Los intereses son muy grandes en nuestra zona, sobre todo con las forestales, y eso es materia de conflicto que vivimos todos los días. Eso se consagró (territorio) como un derecho, que además plantea un mecanismo de solución, en el mediano y largo plazo, a través de una ley que tendrá que regular el legislador.

El otro es el tema de la autonomía, que también está consagrada en el borrador de la nueva Constitución y que fija las reglas generales, pero donde el legislador va a tener la responsabilidad de regular la manera de cómo se materializa la autonomía y los derechos colectivos de los pueblos. Contempla también el derecho al agua como un derecho esencial de los pueblos indígenas. Y, por cierto, también el tema de los escaños reservados en los distintos órganos colegiados de elección popular, que es fundamental para el desarrollo de la democracia.

-Este avance ha generado cierta oposición de un sector de la Convención que ha intentado instalar una retórica respecto a una eventual Constitución indigenista.

Es un relato oportunista y mañoso, utilizado por un sector conservador recurriendo al fuero interno del chileno común, para poder exacerbar el patriotismo de mala manera, porque a todo el mundo se le enseñó que el Estado de Chile era una sola nación, cuestión que es una mentira y que nunca ha sido así. Y a nivel internacional hay muchas experiencias comparadas. En ellas el Estado ha tenido que reconocer la preexistencia de los pueblos originarios.

La derecha ha utilizado de manera engañosa la palabra plurinacional, que también se ha considerado en el borrador, pero que en ningún caso amenaza la integridad de la unidad territorial del país. Y así están considerados en los distintos artículos que se han aprobado. Y esa es parte de las reglas del juego que uno tiene que entender y saber explicarle a la población. El 4 de septiembre, la sabiduría popular va a dar cuenta que es un fantasma que no existe y que fue creado por la derecha.

Una estrategia para empujar la campaña del rechazo…

-Es una estrategia que la derecha está utilizando porque no tiene más argumentos para oponerse a una nueva Constitución. Hay que poner en contexto que estamos discutiendo un texto nuevo, y la derecha nunca ha querido cambiar la Constitución de Pinochet. Tampoco los sectores de izquierda conservadora lo hicieron de buena voluntad, sino que fue producto de una revuelta social, de un levantamiento popular. Los que estamos aquí en la Convención, representamos aquello.

Ellos están acostumbrados a tener editoriales de los principales medios de comunicación. En cambio, acá no se ve la corbata ni los zapatos italianos circulando en los pasillos, sino que se ve a gente común hablando como habla el pueblo.

Eso a algunos sectores no le acomoda, por eso lo desprestigian y desvirtúan. En contraste, nosotros representamos los intereses de los distintos sectores populares y creo que va a haber un cambio generacional. Una vez que se apruebe la nueva Constitución se van a establecer reglas distintas, progresivas y de mucha responsabilidad hacia el futuro. Esto a mí me tiene muy animado, ya que este paradigma de un Estado o una nación va a ir cambiando. La historia dirá si fuimos visionarios en aprobar la plurinacionalidad como un concepto de democracia distinta, moderna y tolerante.

El informe de la Comisión Derechos de los Pueblos Indígenas fue rechazado en su totalidad. A pesar de esto, gran parte de artículos que presentaron los escaños reservados le fue bastante bien en las diferentes comisiones. ¿Cree que esa es la razón por la que se rechazaron los artículos propuestos en la consulta?

-El tema de tierra, el agua, la participación política, que es uno de los fundamentos de la consulta, no se expusieron en el Pleno porque ya estaban en el borrador. Entonces, era una redundancia presentarlos nuevamente, ya que nosotros estábamos en conocimiento que estaban en el borrador.

-Aun así la consulta actual, respecto a otras que se han hecho, tuvo poco tiempo y recursos…

Me imagino que omitieron varias cuestiones. La Convención tenía un año plazo máximo para hacer la pega. Lo normal es que una consulta demore unos seis meses en su ejecución. Si hubiéramos partido el primer día la consulta, a lo mejor hubiéramos llegado a los tiempos que estamos acostumbrados. Pero como sabemos todos, nos demoramos tres meses solo en organizar el funcionamiento de la Convención, luego de aprobar todos los reglamentos internos. Pero eso de que participó poca gente es muy discutible, porque cuando Piñera hizo una consulta se gastaron más de 2 mil millones de pesos, pero nunca se supo cuánta gente participó, no hay resultado, no hay registro, solamente dice que hay como 300 reuniones que se hicieron, pero no hay ningún resultado, ni siquiera cuánta gente participó en el contenido de la consulta.

La exPresidenta Bachelet también hizo una consulta que duró nueve meses, en la que participaron 16.000 personas en nueve meses. La consulta que hicimos en la Convención duró poco menos de un mes y participaron 7.000 personas. Entonces, es súper discutible y muy parcial mirarlo como una cosa negativa y con un cuarto del presupuesto que se han gastado los gobiernos de Piñera y de Bachelet cuando ellos hicieron su consulta.

-¿Tenían algún artículo negociado que les hubiera gustado aprobar?

Algunos referidos al reconocimiento del genocidio y el uso de semillas ancestrales y métodos de agricultura propios. Esos eran los que queríamos que pasaran, pero esos eran los temas que quedaban pendientes y que no pasaron. Pero bueno, así es el juego de la democracia.

-¿Qué queda ahora para el camino de los pueblos originarios?

Tener mucha atención y dedicación a lo que es la armonización y luego las transitorias, sobre todo estas últimas que van a ser clave, porque será la manera en que materializamos lo que está declarado en el borrador.

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