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Sergio “Cachito” Vigil, DT de las Diablas: La ruta a la cima del “Bielsa del hockey césped”

Por: Rubén Escobar Salinas | Publicado: 29.10.2022
Sergio “Cachito” Vigil, DT de las Diablas: La ruta a la cima del “Bielsa del hockey césped” Portada_Cachito_Vigil | FOTO: Rubén Escobar.
En esta entrevista, el entrenador de la Selección Femenina de Hockey Césped repasa el camino a la medalla de oro en Asunción 2022. Además, reflexiona sobre hacer deporte en Chile, la importancia de valorar el rol de los deportistas olímpicos en la sociedad y la comparación con Marcelo Bielsa, uno de sus referentes.

“Fue un torneo donde vivimos crisis”, dice Sergio “Cachito” Vigil, entrenador de la Selección Femenina de Hockey Césped, las Diablas. El director técnico llegó al país hace siete años, después de haber dirigido a las selecciones masculinas y femeninas de hockey césped de Argentina.

Con toda una vida en el hockey, Cachito revolucionó el deporte y comenzó a cosechar logros con las Diablas. Dos finales de Copa América, medalla de bronce sudamericana y una histórica clasificación al Mundial. Pero el más reciente triunfo fue la medalla de oro en los Juegos Suramericanos Asunción 2022.

Al director técnico argentino se le compara con Marcelo Bielsa, entre otras cosas, por el cambio de mentalidad que logró con las jugadoras. Algo parecido al espíritu de la “generación dorada” del fútbol que llegaría después a conseguir títulos. Sin ir más lejos, la final en Asunción la ganaron contra Argentina, una de las mejores selecciones del mundo, y en penales, o shoot-outs, como se le dicen en el hockey césped.

Para Vigil, la selección funciona como una tripulación, cada integrante del staff es responsable de un área. “Lo que se genera es una sinergia colectiva impresionante”, afirma. En el centro de todo están las jugadoras, lideradas por las capitanas Camila Caran, Constanza Palma y Manuela Urroz. “Generan un liderazgo colectivo e integran las capacidades de las chicas. Las jugadoras con el staff vamos aprendiendo una del otro”, explica.

— ¿Llegaron a Asunción con el objetivo de ganar el oro?

Llegamos con el deseo de jugar nuevamente una final y ganar la medalla. Dar un paso que no habíamos podido dar hasta ahora, porque el equipo había logrado llegar a finales de Copa América que habían sido muy difíciles, porque significó dejar atrás a equipos como Estados Unidos, Canadá o Uruguay. Habíamos enfrentado a Argentina y todos sabemos lo que significa Argentina en el hockey mundial. Así que con el equipo nos mirábamos a la cara y decíamos “queremos más”. Pero, llegamos al sudamericano en una curva descendente de rendimiento, no en el peak. Ni en el peak físico ni en el técnico.

— Entonces, ¿dónde estuvo la clave?

Tuvimos que construir un peak mental para fortalecer nuestro estado de forma técnico y físico. Como equipo había que tener tres cosas para llegar a esa final: hambre, espíritu e inteligencia. El hambre tenía que ser combustible que muchas veces no estaba en los músculos. El espíritu es la hermandad colectiva que tiene este equipo fuera y dentro de la cancha. La inteligencia para saber qué aspectos y fortalezas teníamos en este torneo para ver cómo jugar.

— ¿Cómo se trabaja eso en el camarín?

Nuestro presente era que estábamos debajo de Uruguay y Argentina antes de empezar el torneo. Esto se presentó así a las chicas, si este nuestro presente y el oro es nuestro futuro deseado, primero tenemos que aceptar la brecha. Que lo que deseamos no lo tenemos. La decisión nuestra es qué estamos dispuestos a hacer para cerrar esa brecha. Teníamos certezas de que muchas veces pudimos hacerlo, como llegar a una final de Copa América, lograr una clasificación a un Mundial. Eso fue poder comprender el recorrido del camino, que los deseos de ser oro sudamericano se sustentaban en un proceso.

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El debut fue con Perú, donde las Diablas ganaron con un holgado 16-0. Al día siguiente se midieron con Paraguay, las anfitrionas, donde nuevamente lograron una victoria tranquila, de 6-0. Pero a pesar de los resultados, el desempeño no tenía conforme al cuerpo técnico. “Nos costó tener la intensidad cognitiva, porque la mentalidad estaba, pero había cansancio”, dice Cachito.

Sus preocupaciones estaban fundadas y quedaron al descubierto en la tercera fecha. Ahí vino el golpe. Argentina, que venía de disputar una final mundial, derrotó a las Diablas con un categórico 4-1. “Nuestro juego no estaba suelto, no fluía”, recuerda.

Las jugadoras de las selección femenina de hockey césped se preparan para defender una jugada en el partido contra Argentina.

FOTO: Argentina 4 – 1 Chile / Óscar Muñoz, COCH.

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“Falta generar conciencia sobre la importancia del deportista olímpico en la sociedad”

— ¿Qué opina del apoyo estatal a deportes como el hockey en Chile?

Desde que me tocó llegar, hemos tenido apoyo desde la Federación, del IND, el Comité Olímpico y los distintos organismos. Siempre hay intenciones de que siga creciendo y por supuesto que hay un gran camino por transitar. Pero como en un deportista lo importante es que cada día puede hacerlo un poco mejor que su versión anterior, en las políticas deportivas ocurre lo mismo: que cada año sea mejor que el anterior y eso está ocurriendo. Es un camino, no se puede de un día para el otro pasar de 2 a 20.

— ¿Qué es lo que falta?

Un paso muy grande que podemos dar es entender que el deporte de alto rendimiento es una universidad única. Es un aprendizaje de vida y todavía no se es consciente de que los deportistas de alto rendimiento van todos los días a la universidad. Podría nombrarte hasta 30 puntos que desarrolla esta “universidad del deporte”, como capacidades de liderazgo, tolerancia a la frustración, actitud competitiva contra los propios límites, toma de decisiones bajo presión,  aprender del otro, etc. No nos alcanzaría una vida ni la plata para los másters y doctorados que tendríamos que hacer para recibir lo que da la universidad del deporte en el alto rendimiento. Los deportistas pueden transformar cualquier espacio de la sociedad, nos puede transformar en espíritu y en valores porque el deporte gestiona todo esto.

— ¿En Chile se le da importancia al aporte social de los deportistas de alto rendimiento?

Se está empezando, pero creo que, no solo en Chile sino que en todo el mundo, falta generar conciencia sobre la importancia del deportista olímpico en la sociedad. Estos deportistas pueden insertarse en las empresas part-time y van a ayudar a generar un montón de transformaciones que se están buscando. Cuando las universidades se den cuenta de la magnitud de tener una deportista de alto rendimiento olímpico va a ser un momento maravilloso. Si se comprende eso, el mayor aporte que le pueden dar a los deportistas es facilitarle su vida en sus trabajos y en sus estudios, porque ellos están trabajando para transformar la mentalidad y el espíritu de la sociedad a través de lo que hacen.

— En febrero la capitana Constanza Palma dio una entrevista donde habló sobre la complejidad de competir no siendo profesionales y con rivales que se dedican 100% a la disciplina. ¿Qué opinas de esta situación del hockey chileno?

Todos ellos entrenan como profesionales siendo amateur, todos los días y prácticamente sin remuneración, además estudian y trabajan. Les queda un poquito de espacio para su familia y sus parejas. Ellos dan y dan y piden muy poco, solo la posibilidad de que se reconozca lo que están haciendo. ¿Cómo se puede remunerar? A los deportistas amateurs, no estamos hablando de ser profesionales como en el fútbol porque son contextos diferentes, hay que facilitarles las cosas. Por ejemplo, desde el Estado conseguirles trabajos part time de pocas horas en empresas, acomodadas a los horarios de entrenamiento. Las otras seis o cinco horas diarias las está haciendo con el deporte. En esas pocas horas un deportista desarrolla capacidades esenciales, entonces le va a ser muy bien a la empresa. ¡Pero no le pidan al deportista que vaya a cumplir 8 horas diarias!

Lo otro son las universidades. Al deportista le encanta superarse, va a estudiar y va a rendir bien. Lo que hay que hacer es tener más flexibilidad y acomodar los exámenes a la actividad deportiva. Un deportista es difícil que se reciba en cuatro años, quizás le lleve seis, porque tiene cuatro competencias anuales, ahí ayudarle económicamente para no hacerle pagar a la familia un año más. Fíjense que con sentido común y criterio se puede remunerar. Ganarían las empresas, las universidad, ganaría el deporte y ganaría el Estado.

Sergio Vigil sostiene una bocha en una de las canchas donde practica la selección.

FOTO: Sergio Vigil.

— Pero, ¿el ideal es la profesionalización?

El ideal es que los deportistas sean deportistas y aparte estudien. Que terminen sus carreras y en el recorrido que se dediquen a esa profesión que se llama deporte y que tengan un ingreso. Ahora, hay que ver el contexto en que está cada país, porque también en un país donde hay personas que quizás tienen problemas para alimentarse o no llegan a fin de mes, entonces no es fácil para el Estado dar ese dinero. Sí se puede generar a través de las empresas, de los sponsors. Se les puede pagar a esos deportistas y también el Estado puede distribuir el dinero a un montón de gente que lo necesita. Al deportista no hay que honrarlo cuando gana una medalla, hay que honrarlo en el proceso, quererlo por lo que hace para lograrlo, no por el logro mismo.

— En ese sentido, a algunas jugadoras de la selección se les quitó en algún momento la beca Proddar por algunos malos resultados, ¿está mal enfocado pensar las becas en relación a los resultados?

Hay cosas que es mejor hablarlas en persona y no públicamente. Si uno lo habla personalmente da posibilidades, si uno lo habla públicamente lo único que hace es quejarse y cuando somos buenos quejándonos probablemente es para lo único que somos buenos. Públicamente sí valorar que desde hace seis años siempre ha habido progreso. Falta todavía. Esto lo hablamos siempre con el equipo de las Diablas, nosotros primero tenemos que dar, después pedir. Muchas veces está tan a la vista lo que estás dando que te van a venir a ofrecer. Si no ocurre, en el momento que te toque pedir, lo vas a hacer con autoridad y con solvencia.

— Al hockey se le conoce como un deporte de élites socioeconómicas, ¿lo crees así?

El hockey como todos los deportes son para todos. Pasa que a veces en el contexto donde nacieron y se desarrollaron muchas veces condicionan un desarrollo, pero creo que las personas, los deportes y las sociedades pueden estar condicionadas nunca determinadas. Hay que trabajar con mucha apertura para destrabar esa estructura. El hockey nació en clubes con un nivel socioeconómico alto y se desarrolló en ese contexto. 20 años atrás, comprar un palo de hockey, bochas, protecciones de arquero, era muy costoso, porque había muy pocas marcas y todavía no estaba desarrollado mundialmente. Luego empezaron a aparecer muchísimas marcas que abarataron los costos. Y va creciendo el hockey.

— ¿Se puede masificar el hockey en Chile?

Hay un compromiso de los clubes para ayudar al crecimiento del hockey, entonces junto con la federación, dirigentes, entrenadores, jugadores, jugadoras, empezaron a generar proyectos para ir a escuelas públicas y desarrollar el hockey. Se hizo un plan en las regiones y también en Santiago y nos dimos cuenta de que se tomó conciencia que el deporte es para quien lo quiera jugar. Quien no pueda jugarlo por una cuestión socioeconómica, hay que generar ideas para poder ayudar. Solo se puede crecer integrando todos los niveles económicos.

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Quedaba el encuentro con Uruguay, que para Cachito fue el “partido bisagra”. Se propusieron “ganar por una uña”, no importaba cómo. El partido fue cerrado, de “dientes apretados”, recuerda. Uruguay y Chile estaban igualadas en 6 puntos, así que el triunfo le daba a cualquiera el pase al último partido, pero el empate favorecía a Chile por la diferencia de goles.

Cuando faltaba un minuto de juego, las jugadoras uruguayas encajaron una jugada magistral y marcaron el 1-0. No se podía creer, la desazón fue tremenda. Pero las juezas revisaron la jugada y concluyeron que la maniobra estaba viciada. Las Diablas estaban otra vez en una final.

Una jugadora de la selección femenina de hockey césped se disputa la bocha con una jugadora uruguaya.

FOTO: Chile 0 – 0 Uruguay / Óscar Muñoz, COCH.

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“Marcelo Bielsa es un referente”

— Se compartió mucho en redes sociales su emoción durante el himno de Chile en los partidos del Mundial, ¿cómo vivió ese momento?

Nosotros y las jugadoras somos familia deportiva, el cariño que tenemos es muy grande. Ver a tu familia, en ese momento, a las jugadoras y el staff cantando el himno desde el corazón, próximos a empezar el primer partido de un Mundial fue muy fuerte. Ves a tu familia deportiva a punto de comenzar un sueño. En ese momento en las caras de cada una de las chicas y el staff se veía dibujado todo un proceso compartido juntos y me quebré.

— ¿Qué opina de la comparación que se hace con Marcelo Bielsa?

Nunca he sido amigo de las comparaciones, porque lo lindo de cada persona es que es única. Pero lo tomo como un regalo, como un acto generoso hacia mí. El solo hecho que puedan encontrar algún punto vinculante entre Marcelo Bielsa y mi persona me provoca gratitud. La admiración que tengo de Marcelo como profesional y como persona me hace tener emoción cuando lo escucho y también, en el mismo momento, tener los pies bien puestos sobre la tierra. Para mí es un referente y además la vida me dio la posibilidad de tener una hermosa amistad con él.

— ¿Cómo es hacer un deporte olímpico en un país donde pareciera que el fútbol se lo come todo?

El fútbol mueve masas. Hasta en países que no tienen una gran historia futbolística todos conocen el fútbol y alguna vez patearon una pelota. En Sudamérica tiene una pasión sin igual. Pero día a día las personas se van cautivando con otros deportes. Creo que desde los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 el deporte en el universo cambió. La gente se enamoró del olimpismo. Hoy se da que jugadores, jugadoras y entrenadores de fútbol ven mucho otros deportes, se está generando una sinergia muy grande. El fútbol es la locomotora del deporte mundial, pero detrás hay un montón de vagones de deportes y deportistas olímpicos.

Lo que pasa es que no tenemos que confundir, siempre ocurre que cuando se da un resultado resonante el deporte cobra notoriedad. Lo mismo con un deportista, un escritor, un músico o un director de cine, a partir del resultado se empieza a contar toda la historia. Si no se les hubiese dado el resultado, no hubieses conocido esa historia y en realidad la historia siempre estuvo. Entonces, el fútbol no se come todo lo demás, no son los futbolistas. Tenemos que pensar quién entonces, ¿los que sacan las noticias? No sé, yo pregunto.

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Antes del partido final con Argentina, en el camarín y luego de la charla táctica, el mensaje fue recordar el camino. Valorar una final, la preparación previa, la cancha, la entrada en calor, cada momento del partido, cada momento límite, vivir el proceso. “Si amamos el proceso que tiene esta final tanto como el premio que buscamos, estaremos equilibrados”, dijo Vigil.

El cuerpo técnico consiguió una medalla de oro con otro deportista de la delegación chilena. Sacaron la placa y se la mostraron a las jugadoras. “Cada una de las jugadoras y cuerpo técnico la vio y la agarró en sus manos, fue un momento muy poderoso”, recuerda Vigil, “pero les dije: ‘esta medalla no es nuestra, esta medalla ya tiene nombre y apellido’”. Guardaron el premio y con la sensación del metal todavía en la manos cerraron la última arenga: “saquemos el oro que tenemos adentro y construyamos 16 medallas. Conquistémonos, Diablas”.

 

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