Qué pasó con el humor político en Viña 2023: La lectura de cuatro expertos

Fabrizio Copano lo dijo previo a su presentación en Viña 2023: “Es raro un festival donde nadie mencione a nadie del gobierno o a nadie de la política”.

Hasta su show —que incluyó menciones a Kast, Pinochet y Boric— las referencias a la política habían sido mínimas en la Quinta Vergara, lo que contrasta con las rutinas humorísticas de años anteriores, donde era práctica común repasar a autoridades o aludir a la contingencia.

¿Pero qué pasó con el humor político en Viña 2023? Se lo preguntamos a dos comediantes, un productor y un crítico de comedia para saber cuál es el rumbo de este oficio en Chile.

¿Hay hastío de la política?

Juan Carlos «Palta» Meléndez es probablemente el máximo referente de humor político en Chile. En sus cinco pasos por el Festival de Viña del Mar sumó varios premios, pero también polémicas, como cuando tuvo que disculparse por un chiste sobre Juan Pablo II, o cuando fue agredido en la calle por imitar a Pinochet.

Actualmente está radicado en España, pero cuenta a El Desconcierto que le acercó una propuesta a los organizadores del Festival de Viña para volver al certamen con un show donde encarna la estatua del general Baquedano, la que fue sacada de la Plaza Dignidad tras el estallido social. Sin embargo, poco a poco se fue arrepintiendo.

“La gente ya se aburrió, esa es mi intuición. No quiere saber nada del estallido social, porque todo eso tuvo un final desastroso. Mira lo que pasó con la nueva Constitución, ya la gente no quiere saber nada de eso. Yo creo que el humor político va a sobrevivir en pequeños espacios, pero la gran masa ya se hartó”, subraya.

Además, tal como le pasó a él en los 90, cree que hay comediantes que se han ido ganando enemigos por sus posturas políticas, como Belén Mora, Natalia Valdebenito, Nathalie Nicloux o el propio Yerko Puchento (Daniel Alcaíno) quien se bajó a última hora de Viña 2023. “Por algo tomó esa decisión”, desliza Meléndez.

También considera que un factor clave es el cambio generacional. “Nuestra generación se quejaba mucho de este Festival, pero ha sido un éxito. Aún así la gente joven no quiere saber nada de política. Chile está poco tolerante, sobre todo la gente joven”, puntualiza.

Una mirada distinta ofrece Paola Molina, representante de la camada millennial del stand-up comedy nacional, autora de Confesiones de una Soltera y uno de los nombres que apareció en el informe Big Data del gobierno de Piñera para el estallido social. A su juicio, en Viña 2023 sí hubo humor político, pero más bien alejado de la política institucional.

Por ejemplo, en su rutina, Pamela Leiva habló de “gordofobia, de su experiencia con un cuerpo no heteronormado, de pasar por una operación, de cómo vive su sexualidad”, asuntos que “quizás si una comediante los hubiese dicho hace 30 años atrás en TV abierta, en un festival, hubiese sido mucho más tabú y escandaloso”.

Mismo caso de Belén Mora, dice la comediante, “porque hablar de una maternidad no romantizada, donde no se habla desde la ternura, sino que se habla un poco desde la frustración, desde la violencia obstétrica”, es demostrar un punto de vista político.

Para la comediante, el “punto de vista” es justamente lo que diferencia al stand up de “un cuenta chistes donde se propone premisa y remates de fantasía”. Y ese punto de vista, que es político, si está siendo recibido por las audiencias.

“A mí lo que más me entretiene del humor es que no necesariamente uno está de acuerdo con el punto de vista del comediante, pero lo que hace es bajarte la guardia, y si te da risa, te da risa. Si el remate es ingenioso, independiente de si estás de acuerdo o no con su punto de vista, te vas a reír igual”, agrega.

Mezclar política con humor: Un riesgo

Una lectura desde la industria la entrega Mauricio Fredes, socio fundador de Punchline, especializada en booking y producción de espectáculos de comedia, quien le entrega un peso específico al contexto social, porque “se vivieron momentos muy álgidos políticamente”.

El productor lo ha observado en algunos de los comediantes con los que trabaja, como el propio Fabrizio Copano, pero también en Luis Slimming, Paola Molina, Paloma Salas, Lucas Espinosa, Ignacio Socías y Rodrigo «Altoyoyo» Vásquez. “Están siendo más cautelosos al pronunciarse de manera más directa o más atrevida políticamente”, asegura.

Sin embargo, también influye cómo los humoristas están trabajando sus propias rutinas. A su juicio, la recepción del público al humor político depende de “la forma en que se maneje el chiste”, ya que “funciona y es un recurso súper válido, pero también hay que saber cómo ponerlo, en qué tono, en qué momento y en qué público”.

“Lo importante es no caer en la consigna”, agrega el productor. “Tratar de sostener un guion bajo una consigna me parece que es contraproducente, pero armar una rutina que contenga chistes que a lo mejor pueden jugar con ambos lados de nuestra política de buena forma, va a provocar risa independiente del público y de su ideología”, concluye.

Criticomedia, quien prefiere a mantener su identidad en reserva, pero cuyo perfil de Instagram se ha convertido desde 2018 en uno de los espacios más exhaustivos para el análisis de la escena del stand-up comedy en Chile, apunta a la ausencia de una brújula para los comediantes.

“Este es el primer festival de Viña post pandemia y nadie sabía muy bien cómo se iba a comportar el público. Hay algunos comediantes consolidados que no aceptaron ofertas de Viña porque era un riesgo volver al Festival sin saber de qué se quería reír la gente”, explica.

Para el crítico de humor, son pocos los comediantes que se han arriesgado con referencias políticas esta temporada: Luis Slimming en el Festival de Olmué y Fabrizio Copano en Viña. Sin embargo, incluso en ellos hubo moderación.

“Yo esperaba más chistes políticos de Copano, había probado algunos en el bar Comedy y en el Festival de Humor de Ñuñoa. Supongo que no quiso tomar más riesgos y es súper entendible (…) El humor político es bien riesgoso, la gente pifia y/o aplaude cuando mencionan a alguien. Es un riesgo que los comediantes no están dispuestos a tomar. Prefieren hacer comedia de otra cosa”, concluye.

Pese a todo, Criticomedia piensa que con el retorno del Festival de Viña vuelve el principal “termómetro para medir al público” y que le permitirá a los comediantes evaluar sus rutinas. “Te aseguro que vamos a tener más humor político, además que vamos a estar saliendo del plebiscito constitucional en diciembre de este año. Material habrá”, adelanta.