Javiera Arce: “La agenda de género ha sido súper sobria, no se ha podido hacer mucho”

Javiera Arce Riffo es magíster en Ciencia Política, mención Instituciones y Procesos Políticos de la Pontificia Universidad Católica, y miembro de la Red de Politólogas, organización que busca visibilizar el trabajo de las mujeres dedicadas a la Ciencia Política latinoamericanista.

Desde Londres, Inglaterra, donde se encuentra cursando un doctorado en Ciencias Políticas en Londres, la académica se refirió a los avances en políticas de género por parte del gobierno, y los desafíos que quedan por delante.

-¿Cuál es tu evaluación de la agenda del gobierno en materia de políticas de género y mujeres durante su primer año?

La agenda para mí ha sido súper sobria. No se ha podido hacer mucho. Hay esfuerzos institucionales, esto de reactivar la red de asesoras de género por cada uno de los ministerios, pero no es suficiente aún. Falta mucho todavía. No hay nada de descentralización.

Se valora el término de la tramitación de la Ley de Deudores de Alimentos que comenzó como mensaje de las senadoras Provoste y Muñoz, y la ministra lo ha ejecutado. Y el reconocimiento de los trabajos del cuidado, que requiere de ajustes futuros como un salario para quienes cuidan y protección social. Sin eso, nos quedaremos sólo en un reconocimiento.

-¿No crees que se pueda decir que este ha sido un gobierno feminista? 

Yo no sé si es bueno usar etiquetas. Sí reconozco que hay feministas en él y eso ha podido, por lo menos, avanzar en algunas cosas. Lo que me parece interesante en ese sentido, es que la violencia de género se haya puesto como un tema de seguridad pública. Ese es un avance, pero falta mucho todavía, como una normativa que nos permita obligar a los alcaldes y alcaldesas, del color político que sean, a introducir políticas de prevención de la violencia. Lo mismo para los gobiernos regionales. No es suficiente lo que tenemos ahora. 

Se requiere una agenda de descentralización de las políticas de género y una reinstitucionalización, esta vez a niveles subnacionales. Lo otro que fue interesante es lo de la primera dama, esto de politizar el cargo y reinstitucionalizar las fundaciones en los ministerios sectoriales que correspondía. No estoy tan segura que esto se mantenga y que otro presidente no lo reponga, pero es un buen intento de hablar de las primeras damas y su rol en los gobiernos democráticos.

-¿Cuáles crees que serán los desafíos por delante para el mundo político y la ciudadanía en esta materia?

Los desafíos son heavy. Se siente la ola conservadora en el aire. Cuando fui a Chile, vi mujeres justificando el no pago de la deuda de alimentos de Franco Parisi, diciendo que “a quien no le ha pasado”. A partir del momento que las mujeres comienzan a justificar este tipo de cosas, estamos en un problema grave. Habrá que ver cómo va la convocatoria al 8M donde tuvimos concentraciones masivas.

Temo que la posición política del feminismo ya no le esté haciendo sentido a la población, ya sea porque comunicamos mal como feministas y ocupamos lenguaje extremadamente sofisticado y academicista, y además lo que les presentamos no les hace sentido. Creo que al cerrar nuestra base de apoyo, al tener minoría en el Congreso Nacional, y con esta vuelta al conservadurismo –que es mundial– creo que hay que preocuparse de cuestiones más bien relacionadas con la institucionalización y descentralización de las políticas de igualdad.