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Lautaro Carmona (PC): “El general Yáñez debería dar un paso al costado”

Por: Daniel Lillo | Publicado: 23.03.2024
Lautaro Carmona (PC): “El general Yáñez debería dar un paso al costado” Lautaro Carmona, presidente del PC | Agencia Uno
En conversación con El Desconcierto el presidente del Partido Comunista habla sobre los desafíos que enfrenta el país en materia de seguridad, a propósito de la crisis de los altos mandos policiales y la petición de alcaldes de desplegar a fuerzas militares en labores de seguridad. Sobre esto, Carmona advierte que “hay una memoria histórica que nos obliga a ser muy fiscalizadores” en el debate de las FF.AA. y asegura estar dispuesto a un gran acuerdo nacional en seguridad, pero no para “vender ilusiones”. Además, sobre la situación de Carabineros, el timonel PC asegura que el general Yáñez debiera “dar un paso al costado” por el bien de la institución.

Tras el fallecimiento de Guillermo Teillier, histórico dirigente y líder comunista, Lautaro Carmona tomó la posta como presidente del partido con el desafío de darle continuidad a la exitosa gestión de su antecesor que le valió al PC ser uno de las fuerzas políticas con mayor representatividad en el Congreso y con una marcada presencia en el gobierno del Presidente Gabriel Boric.

Hoy por hoy, los esfuerzos de Carmona están repartidos en varios frentes: por un lado está el XXVII congreso comunista, instancia en que los militantes junto a la directiva dan forma a la hoja de ruta política para los próximos años, y por otro; la negociación para las elecciones municipales que se disputarán en octubre de este año.

En ese contexto, el presidente del PC se da un tiempo para hablar  en extenso con El Desconcierto sobre el momento político del gobierno, la polémica suscitada con el PS por la alcaldía de Santiago, la petición de alcaldes oficialistas de desplegar fuerzas militares para labores de seguridad y el escándalo protagonizado por Sergio Muñoz, exdirector de la PDI, hoy formalizado y en prisión preventiva.

Sobre esto último, Carmona expresa su preocupación por el daño provocado a la PDI y hace el símil con la situación del general director de Carabineros, Ricardo Yáñez, que será formalizado en mayo por el delito de omisión de apremios ilegítimos en el contexto del estallido social.

“Si Yáñez no tuviese nada que ver, y supongamos que, en el mejor de los casos, sale absuelto de todo, él sabe que su situación está dañando a Carabineros y por lo tanto, él debería dar un paso al costado. Y si después se demuestra que es inocente, sería una muestra de lo gran ciudadano que es. Fue capaz de poner primero a la institución, y después sus intereses. Pero no lo ha hecho”, dice en esta entrevista el timonel del PC.

—En el contexto del XXVII congreso del Partido Comunista, ¿cómo avanza el proceso de llevar adelante esta instancia? Y ¿qué tan importante es esta convocatoria entendiendo el momento político?

En unas semanas más todas nuestras células tendrán el documento que contiene la convocatoria al Congreso con las tesis políticas más importantes que constituyen la línea política del partido para este periodo.

Ese debate celular va a tomar un par de meses, porque es lo más importante. Se tienen que hacer tantas sesiones como sean necesarias para abordar cada uno de los temas, ya que en esta instancia el partido define su política para cuatro años.

En nuestro caso, tenemos como propósito estratégico la perspectiva socialista. Pero esa línea hay que estar actualizándola constantemente incorporando las urgencias y los desafíos que tiene la política para imaginarse otra sociedad.

Además, estamos en contexto de desafíos simultáneos. No siempre un congreso coincide con que el Partido Comunista esté en tareas de gobierno. Y esa es una reflexión que tenemos que hacer: cómo contribuimos al gobierno siendo parte. cómo la militancia imagina el gobierno y cómo navegamos la contingencia que se nos va presentando.

¿Cómo conversa este congreso con la contingencia y con el desafío del gobierno en los dos años que restan de administración?

Nosotros estamos trabajando en el sentido de lo que ha dicho el Presidente Gabriel Boric, de que en este “segundo tiempo” hay que concretar los compromisos en el plano social. Y no son temas que solo importan al gobierno, sino que son temas largamente esperados por nuestro país: vivienda, salud pública o la reforma de pensiones, que es un proyecto que esperamos salga con el cerco lo más allá posible.

Esperamos también que se vayan dando las condiciones para una reforma laboral que permita seguir avanzando en salarios justos, dignos, y empleos estables y formales, como se ha hecho hasta ahora.

—Y proyectando más allá del gobierno, ¿qué expectativas tiene el PC?

No tengo ninguna duda que una conclusión de fondo en el congreso será que se debe luchar por darle continuidad a este gobierno en un próximo e inmediato mandato. Y para eso hay que bregar por construir la fuerza más amplia posible para ir a disputar un nuevo gobierno. La derecha imagina que el capítulo está cerrado. Piensan que tienen casi conquistada la alternancia. Nosotros creemos que están equivocados y vamos a trabajar para tener un gobierno que continúe las tareas que se estén llevando adelante e incorpore las nuevas urgencias que expresa el pueblo de Chile.

Lautaro Carmona junto a la secretaria general del PC, Bárbara Figueroa. Agencia Uno.

—El relato del gobierno es que “estamos mejor que hace dos años”, opinión que no comparte la ciudadanía según las últimas encuestas ¿se ha fallado en cumplir las expectativas que se tenían de este gobierno?

Una parte de la expectativa respecto al gobierno está construida a través de sostenidas campañas comunicacionales. Más que mostrar positivamente la visión de la población, muestra la parte no cumplida de los desafíos, y así se va construyendo una desazón en los núcleos familiares.

Habiendo dicho lo anterior, hay que recordar que se abre en la ciudadanía una expectativa diferente respecto a este gobierno a raíz de lo que ocurrió en octubre de 2019, donde se plantearon demandas legítimas y justas en muchos planos de nuestra sociedad. Cuando sobre esa base se construye una corriente de opinión que sostiene la idea de un gobierno distinto, evidentemente la ciudadanía queda expectante de que eso se cumpla.  Y cuando viene la implementación del gobierno, se evidenció un punto de freno; que es la correlación de fuerzas oficialistas. Porque pocos gobiernos —como bien lo ha dicho el presidente Boric— han construido su sostén político en segunda vuelta. Sumado a esa armonización en las coaliciones, se condicionó los primeros seis meses de gobierno al 4 de septiembre, de lo cual he sido crítico. Y el resultado del primer plebiscito fue un golpe muy duro para las fuerzas progresistas que querían una nueva Constitución, lo que afectó también la intensidad con la que el gobierno enfrentaba la tarea de las reformas.

—¿Y la oposición, qué grado de responsabilidad tiene en esta percepción de poco avance?

También, por cierto, que está el factor de la derecha que se propuso no dar ni sal ni agua al gobierno como mecanismo de freno, y asoció eso a las campañas electorales para el segundo proceso constitucional, el cual también fracasó, pero que en su momento resultó ser un golpe también muy fuerte por la hegemonía que logró la derecha en el órgano que redacto esa constitución.

El sectarismo y el fundamentalismo de la derecha, no les impidió usar correctamente ese espacio, e hicieron una propuesta que fue ampliamente rechazada. Pero fue un proceso que desconcentraba, que afectaba los estados de ánimo, porque mientras tanto seguía avanzando el gobierno, la derecha se fue sintiendo empoderada y adoptó la postura de no conceder al gobierno ninguna posibilidad de avance.

Municipales

—Como alianza, ¿cuáles son sus aspiraciones que se tienen para octubre?

La primera expectativa política que tiene el PC es que el sector vinculado al gobierno y la DC logren resultados que impliquen una mayoría contundente sobre la derecha. Un buen resultado debería marcar un estímulo positivo de cara a la elección parlamentaria y presidencial. Porque sabemos que en la policía nacional tienen relación ambos ciclos electorales.

—¿Se puede proyectar esta alianza más allá de las municipales entonces?

Sin ninguna duda, lo primero y central es derrotar a la derecha. Luego, nosotros debemos dar el debate tomando en cuenta las experiencias reales, cuáles son las centralidades y si queremos tener respaldo ciudadano. Porque si vamos a derrotar a la derecha y vamos a hacer una propuesta que es más atrasada, evidentemente no vamos a tener respaldo ciudadano.

—¿Cómo aporta el PC a la alianza progresista para las municipales?

El Partido Comunista quiere ser un muy buen aporte. Nuestra tarea está vinculada a lograr una mejor incidencia en el mundo de la izquierda con el fin de seguir creciendo en el número de concejales y lograr una mayor cantidad alcaldes. Para esa tarea cumplirá un rol fundamental Karen Araya. Ella era una figura desconocida, no salía en la televisión ni tenía ninguna misión de carácter nacional, y aun así llegó a ser primera mayoría nacional en votación de mujeres.

Nosotros queremos que el mundo de la izquierda —porque ahí apuntamos, otros lo harán al centro— sienta que tiene otras Karen Araya en las candidaturas que levantemos. Ese es nuestro propósito, crecer en nuestra influencia actual, pero en el marco del crecimiento del sector en general. Porque no tiene sentido que el PC crezca si no crece la alianza.

—¿Habrá primaria en Santiago? ¿O el PC está convencido de que Irací Hassler debe ser la candidata?

Nosotros creemos que en Santiago tiene que ir de candidato o candidata quien tenga el mejor liderazgo, el que dé más anchura, el que tenga más raigambre en la población y el que tenga una mejor capacidad de diligencia en la gestión. Y a nuestro juicio, el mejor liderazgo es Irací Hassler, y lo vamos a demostrar. Si es por medio de una encuesta, una consulta ciudadana o si es una primaria, eso es secundario. Sabemos que no podemos hacerlo por decreto, por eso estamos disponibles a demostrarlo. Y si eso nos lleva a que se lleve a elecciones, y que eso se resuelva con primaria, bueno, será ese el mecanismo.

Nosotros no tenemos por opción ni «el que tiene mantiene», que me parece muy mecánico, porque en cuatro años cambia mucho el mundo, ni tampoco nos parece que todo tiene que ser a costa de primarias, porque para algo existen los partidos que pueden llegar a acuerdos.

 —Hassler ha recibido críticas de personeros del PS y otros sectores de la alianza ¿cree que ese tipo de polémicas debilitan a la alianza?

Lo primero es que quiero separar las opiniones que tienen dirigentes connotados, que tienen experiencia parlamentaria o de labores de gobierno, con los dichos de militantes socialistas que legítimamente tiene una mirada respecto al tema de Santiago. Sobre los primeros, me llama la atención su actitud. Porque saben lo que cuesta construir una alianza amplia que integre a todos.

Entonces, lo que uno piensa es que algunos no quieren la unidad, porque más que las virtudes de su candidato, que no conozco y respeto de antemano, son más los descréditos a la contra parte, que en este caso es Irací Hassler. Está bien que la derecha adopte ese tipo de campaña, pero esa es la derecha. Entre nosotros tenemos que tener que plantear nuestras ventajas por capacidad propia.

Aquí hay viejos cuadros y cuadras que saben mucho más que otros, pero se comportan como si viniesen recién llegando a la política. Porque tiran del mantel sin ver si se caen las tazas calientes. Cuando se llevan adelante estos procesos de negociaciones, ellos saben que son las direcciones de los partidos las que se encargan.  

Ahora, si alguien tiene una observación que hacer, lo que es legítimo, hay instancias internas para hacerlo. Pero ese punto de discrepancia fue hecho a través de los medios.

Lautaro Carmona junto a Paulina Vodanovic, presidenta del PS. Agencia Uno.

Seguridad

—Hablando de la alcaldesa Hassler, ella se abrió a que las fuerzas armadas puedan prestar apoyo en materia de seguridad, ¿concuerda en que las fuerzas militares ayuden en labores de seguridad?

Lo que nosotros hemos dicho, reiteradamente, es que tenemos plena convicción que el Estado de Chile necesita una política pública en el plano de la seguridad que tenga la capacidad y la eficacia para enfrentar el crimen organizado. La instalación del crimen organizado —y de las redes de cuello y corbata también— es algo muy grave. Es una realidad que altera el funcionamiento democrático. Eso merece la política pública más robusta. Y para nosotros lo primero es fortalecer los aparatos que tiene el Estado para dar esa batalla, que son las fuerzas policiales.

Si queremos liberar policías para que vayan a enfrentar la tarea más urgente, que es combatir el crimen organizado, llamemos a concurso a jóvenes que tengan las competencias necesarias y liberemos todas las policías que están en tareas administrativas o que incluso estén en tareas diversas como control de tránsito. Con esos funcionarios, que se formaron como policías, engrosemos la fuerza para combatir la delincuencia. Dotémoslos de más tecnología, más logística, más vehículos y de más formación. Y así vamos a tener una capacidad que hoy día no tenemos.

Ahora, sobre los militares, sabemos que no están formados para la tarea del control de orden publico. Y si van a cumplir un papel distinto, tenemos que discutir cuáles son los alcances. Porque podemos entrar a una situación de la cual después no sepamos cómo salir. Por eso es importante discutir el proyecto del uso de la fuerza. ¿Con qué armamento va a cumplir un militar las tareas de seguridad?, ¿Con armamento de militar, como si fuera un enfrentamiento con un país que nos invade?, ¿se va a empezar a hacer wl ejercicio para aprender a usar armamento de menos calibre?

Se dice que que van a proteger la infraestructura crítica, pero ¿qué se define por infraestructura crítica?, ¿es discrecional? Esa ley no se ha hecho. Entonces, hagamos pronto esa ley y así habrá garantías. Porque se habla de sacar a los militares como si fuera una receta mágica y yo me pregunto ¿y si no resulta, qué viene después? Ojo. 

—Entonces, con la actual legislación, usted no está de acuerdo en emplear las fuerzas militares para labores seguridad…

El debate no ha terminado. Porque mientras no me demuestren que liberando policías de tareas administrativas no alcanza, y se defina qué es infraestructura crítica… Primero pongámonos de acuerdo en eso.

—Pero los alcaldes al exponer esta petición lo hacen con un sentido de urgencia…

Yo entiendo y empatizo con todos los alcaldes que están zozobrados con el tema seguridad, porque es un dato de realidad. Y estoy disponible para que hagamos un gran acuerdo nacional en esta perspectiva, pero no para vender ilusiones, ni para distorsionar la convivencia interna del país que puede provocar tener una fuerza fuertemente militarizada.

—Pero en La Araucanía las fuerzas militares llevan tiempo desplegadas.

Lo que está haciendo en la zona de La Araucanía es distinto, porque está remitido a carreteras. En las ciudades, en la Región Metropolitana, por ejemplo, es distinto. ¿Qué pasa si hay un desastre, un descontrol?

—¿A qué se refiere con un desastre?

A una protesta, por ejemplo, que resulte en una controversia y hay que actuar. Hay una memoria histórica que nos obliga a ser muy fiscalizadores y muy claros en este debate, sin tener ninguna inhibición.

—¿No hay un sesgo ideológico del PC en este debate como lo ha dicho la derecha?

En lo absoluto. No hay que olvidar que el subsecretario subsecretario para las Fuerzas Armadas, Galo Eidelstein, es militante comunista, por lo que no tenemos ninguna inhibición. Lo que hay es una preocupación por fortalecer el funcionamiento de nuestras instituciones democráticamente. 

—A la par de este debate por las fuerzas armadas explotó el escándalo por las filtraciones de causas por parte del exdirector de la PDI, Sergio Muñoz, al abogado Luis Hermosilla, ¿cree que la reacción del gobierno fue oportuna? Se lo pregunto porque en primera instancia se dio el plazo de la formalización para que Muñoz presentara su renuncia.

Lo gravísimo de esto es que vino a evidenciar que hay personas que están en altos mandos de la policía, y abogados que tienen un lobby sin límite en todos los sectores, que están dispuestos a vulnerar el funcionamiento de las instituciones que ven causas muy sensibles. Y la pregunta que se abre es si hay más personas involucradas, en un momento, como hablábamos, extremadamente delicado en términos de seguridad. Requerimos de confianza en las policías, y eso se ha visto seriamente alterado porque los que tienen que hacer cumplir la ley, como lo es el caso de Muñoz, se ponen de acuerdo para alterar el cumplimiento de la ley en cuestiones muy sensibles. 

En esa dimensión de gravedad, me da la impresión que esto sorprendió a todo el mundo. Yo no soy parte del gobierno, pertenezco a un partido que apoya al gobierno. Desde esa perspectiva, quiero imaginar que se actuó con la celeridad en la medida que vieron la profundidad del problema. El reconocimiento que ahora hace Muñoz de que se equivocó, que debió haber actuado de otra manera, que está dispuesto a pagar las consecuencias, no era el rostro que tenía Muñoz cuando inauguraba junto con el presidente alguna dependencia policial.

Por tanto, para mí el tema más de fondo no es cuánto tiempo pasó para que se tomara la decisión, lo importante es cómo recuperamos la confianza en nuestra policías. 

—¿Y Yáñez, debería presentar su renuncia? 

Incluso si Yáñez no tuviese nada que ver, y supongamos que, en el mejor de los casos, sale absuelto de todo, él sabe que su situación está dañando a Carabineros y por lo tanto, él debería dar un paso al costado. Y si después se demuestra que es inocente, sería una muestra de lo gran ciudadano que es. Fue capaz de poner primero a la institución, y después sus intereses. Pero no lo ha hecho. El gobierno ya marcó un método de cómo abordar esta situación a partir de lo que pase en la formalización. Pero me parece que se está haciendo un ejercicio un poco ocioso, porque los días que pasan no son gratis. 

— ¿Usted está de acuerdo con el criterio adoptado por el gobierno de aguantar a Yáñez hasta su formalización?

Yo creo que el gobierno podría ser más proactivo. Porque esta dilación lo único que hace es restar en el sentido de la confianza que se debe construir para que las policías puedan ejercer bien su trabajo.

—¿Esta crisis en las instituciones policiales amerita una reforma?

Creo que es evidente y lo demuestran los acontecimientos. Las policías necesitan actualizarse y, por ende, una reforma. Porque cuando los fiscalizadores no lo hacen bien, ¿quién los fiscaliza a ellos? Tenemos que desarrollar esa capacidad fiscalizadora que no está institucionalizada hoy por hoy, pero que a ojos vistas hace falta y que no solo se remita a las policías, sino a todas aquellas instituciones sensibles que tienen tengan la responsabilidad de  batallar al crimen organizado. 

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