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Sol Díaz, dibujante y gestora de «Brígida»: «Dibujar bien o mal es irrelevante si lo que se quiere es contar una buena historia»

Por: Belén Roca Urrutia | Publicado: 13.04.2018
Sol Díaz, dibujante y gestora de «Brígida»: «Dibujar bien o mal es irrelevante si lo que se quiere es contar una buena historia» | Gianfranco Costa
Dibujante y diseñadora gráfica, Sol Díaz (1985) ha publicado diversos libros de ilustración, entre los que se cuentan «Bicharracas» y «¿Cómo ser una mujer elegante», por RiL editores; «La Zorra y el Sapo» y «Josefina y Manuel», por Editorial Ocholibros. Además, participa en el podcast «La polola», junto a Marcela Trujillo, es dibujante en vivo del grupo de jazz andino “La Orquesta del viento” del guitarrista y compositor Raimundo Santander, y es tecladista en la banda “Las Moño“. El próximo 20 de abril debuta con «Brígida», la primera revista internacional de cómic hecho por mujeres, idea que llevó a cabo junto a otras tres destacadas artistas. El Desconcierto conversó con Díaz sobre este nuevo proyecto. “Queremos abrir un espacio en el que distintas voces den cuenta de la potencia que las autoras le están imprimiendo a la escena de la historieta en Chile y América Latina” dicen las gestoras de la publicación.

¿Cómo se crea el proyecto “Brígida”?

Es una inquietud que compartimos, desde hace un tiempo, con el equipo editorial de la revista. Nos hemos dado cuenta, en el día a día como ilustradoras, que el dibujo es un medio muy mirado en menos por el resto de las expresiones artísticas. Hay dos prejuicios muy arraigados en la gente, que impiden que se acerquen, siquiera, a conocer más sobre lo que está pasando: el primero, que “los monos” son cosa de niños. La ilustración, por el contrario, no puede ser más transversal. En estos días no es tanto, pero siempre al dibujo se le da esta connotación infantil; el segundo tiene que ver con las historietas y los superhéroes. Siempre con historias fantásticas, siempre con la mina tetona… estilos de dibujo y narraciones que, personalmente, no me llaman la atención. Muy masculinizado todo.

Con “Brígida” queremos desmontar estos prejuicios y mostrar que hay harto trabajo, hecho por mujeres, cada una con su propio rollo. El primer número incluye el trabajo de Margarita Valdés, Magdalena Armstrong, Camila Barrales, Catalina Bustos, Karina Cocq, Otto, Sofía Flores, Amanda Mijangos, Florencia Olivos, Paloma Valdivia, Sol Undurraga, Katherine Supnem y Arolas Uribe,además de las colaboraciones de las cuatro editoras: Isabel Molina, Pati Aguilera, Marcela Trujillo y yo.

¿Apunta a transformarse en una vitrina para ilustradoras?

Estamos proyectando, a futuro, abrir convocatorias y editar con gente de otras regiones. Estamos recién partiendo con el primer número, por lo que no es posible aventurarse demasiado, pero con Marcela Trujillo (Maliki), mi compañera en el podcast “La Polola” hemos promocionado el lanzamiento de este número y la retroalimentación que recibimos en el correo es muy grata. Hay hartas chicas haciendo cosas, en todo Chile, por lo que sería bonito que “Brígida” se transforme en un espacio referente de la ilustración hecha por mujeres. También queremos incluir a autoras de otros países. Hace unos años existió una revista llamada “Tribuna femenina”, dirigida por Melina Rapimán, que nos sirvió como plataforma, a mí y a otras chicas, y como punto de encuentro en el que conversar y apoyarnos en torno a nuestro arte. “Brígida” pretende rescatar esta herencia y convertirse en un referente sobre esta materia.

¿Cuál fue el criterio para escoger a las autoras que participan en esta edición?

Nos importó que fueran chicas con un tema claro. No todas se dedican a realizar cómics, pero ese fue el requisito para entrar en esta edición y salieron resultados sorprendentes. Hacer que todas trabajaran en ese formato dio pie para que, por ejemplo, Paloma Valdivia, que sólo se dedica a ilustrar, experimentara con la narración secuencial de la historieta y salió muy bien. No nos importó, en particular, el estilo de dibujo de cada una. Es curioso porque otro de los prejuicios que hacen que la gente sienta esta distancia con el mundo de la ilustración es la idea de que para poder dibujar hay que hacerlo “bien”, es decir, respetando ciertas proporciones, intentando que el trazo sea lo más realista posible, etc. Eso también me pasó a mí al principio, pero de pronto me di cuenta que es irrelevante si lo que se quiere es contar una buena historia. Katherine Supnem trabaja mucho con el shock en sus dibujos, con lo grotesco; Karina Cocq, por otro lado, es más de visuales surrealistas.

¿Cómo es que, finalmente, te acercas a la ilustración, superando estos tres prejuicios que comentas (“sólo para niños”, “sólo para la mirada masculina”, “sólo realismo”)?

Lo logré cuando me di cuenta de que existía otro tipo de comics, otras historias y otra gráfica. Eso me abrió más la cabeza y me mostró que yo también podía ser parte de estas otras expresiones. Por eso es importante ver referentes diversos y nos siempre las mismas cosas.

¿Qué es lo interesante del dibujo no-figurativo o menos realista para comunicar un mensaje?

La gracia del dibujo «incorrecto», o «no académico» que funciona y se entiende, es que generalmente es un dibujo mucho más expresivo, más suelto, primitivo, responde a necesidades comunicacionales más que a lucirse con técnicas. El dibujo es una herramienta expresiva que puede jugar en muchos niveles y estilos dependiendo de qué es lo que se quiere decir. El comic al ser un lenguaje narrativo donde la historia esta tan conectada con la imagen es súper interesante como pueden jugar ambas propuestas y como se puede potenciar la historia a través de la gráfica.

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