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«Ramón Llao estuvo a punto de matarme»

Por: Vanessa Vargas Rojas | Publicado: 12.07.2018
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Hace unas semanas, una actriz acudió a El Desconcierto para relatar un grave episodio de violencia ocurrido cuando era pareja de Ramón Llao. Tras décadas de silencio, Claudia Moreno decidió alzar la voz por una generación que calló: «Muchas fuimos abusadas y lo sabemos y los agresores también lo saben», reveló. El actor reconoció los hechos y aseguró que «se trató de una situación puntual, de un día, por cierto, un mal día».

La actriz Claudia Moreno egresó en el año 93 de la Escuela de Teatro de Gustavo Meza. Cinco años después, mientras organizaban obras de teatro y se reunían en casa de su amiga Berta Lasala a ensayar junto a otros actores, conoció a Ramón Llao. Ambos tenían 27 años.

Moreno estaba separada de su pareja y vivía sola con su hijo en un departamento en Ñuñoa. Tras iniciar una relación con el actor y luego de dos años juntos se sentía enamorada: «Nos llevábamos re bien, me encantaba, él era muy entretenido. Me llamaba la atención que tenía una cosa medio arribista y le gustaba estar con gente famosa, pero nunca hubo violencia hasta ese día».

Lo que ocurrió esa noche fue algo totalmente nuevo para la actriz, un episodio que la marcó a fuego hasta hoy. «Él nunca se comportó así. No soportaba que me miraran, pero nunca lo vi como algo malo. Nunca fue agresivo, era muy bueno para la talla, súper choro», relató. «Yo notaba que era celoso con otras personas cuando me miraban y me parecía casi como una señal de me quería. Así era la época».

Ambos habían sido invitados a la casa de la actriz Berta Lasala. Ahí les presentaría a Marco Enríquez-Ominami, su pareja de la época, una cita que ilusionaba en exceso a al joven Llao: «Me decía: ‘va a estar el Meo, ¿tú cachai quién es?’. Pero yo le decía que no era para tanto, que le ponía color». Caminando de regreso tras el encuentro, pasada la medianoche, la pareja sostuvo una breve discusión sobre la importancia del ex candidato presidencial.

Al llegar al departamento donde vivía Moreno, con los ánimos un poco tensos por un debate que a Claudia le parecía irrelevante, sonó el teléfono fijo. Ella contestó: al otro lado de la línea la saludó un ex pololo que había tenido hace muchos años. Con sorpresa, la actriz conversó con él para saber de su vida y nunca imaginó lo que ocurriría al cortar la llamada.

«Se indignó tanto tanto, que todavía no entiendo por qué fue tanto. Me dijo quién te llamo, yo le respondí que Pablo y me insistió quién era. Le dije que era un ex pololo muy antiguo y me reclamó que por qué me llamaba. Fue in crescendo la violencia. Pero por qué te llama a esta hora, me insistía», relató la actriz que hoy tiene 50 años.

Esa noche, Llao había consumido alcohol y cocaína. Moreno también había bebido unas copas de vino y durante algún tiempo pensó que aquello la responsabilizaba, de algún modo, de lo ocurrido.

«Me invalidaba que me pateara»

Garabatos, insultos, patadas y combos. En un principio Claudia no entendía qué estaba pasando. Sentía la tranquilidad de no haber hecho nada malo, pero cuando comenzaron los golpes no supo cómo reaccionar.

«Para mí fueron tres horas de puros golpes, aunque ahora no sé si pudo pegarme tanto rato, porque fue mucho. No me podía mover. Me tiró al suelo —por suerte mi hijo se quedó esa noche con su papá— pero había un cuarto entre el clóset y la puerta de salida donde quedé inmovilizada. Estaba ahí y eran patadas, golpes de puño y otra vez patadas. No lo podía creer pero entendí que no me podía defender», contó la mujer.

Hasta ese momento Claudia Moreno estaba convencida de que en una situación así podría reaccionar para salvarse, pero la fuerza de Llao la excedía: «No podía pegarle el mismo combo o tirarle una patada, porque la de él era cien veces más fuerte. Si me preguntas si una mujer se puede defender, no. No puedes. En algún momento eran muchos golpes en todas partes, en la cabeza y en los brazos. Me acuerdo siempre de las patadas: me invalidaba que me pateara. La fuerza no te da. Yo pensaba ‘aquí voy a morir’. Cuando te está sacando la cresta un hueón, es la única diferencia que podemos tener hombres y mujeres. Ahí es imposible hacer algo».

Esa noche, cada una de sus respuestas incentivaba una nueva agresión del actor. «Me decía maraca, puta de mierda, por qué te llama a esta hora y venía otro golpe. Porque nadie te tiene que llamar, golpe. Dame el nombre de ese hueón porque lo voy a matar y golpe. Yo estaba en shock. Nunca había visto eso en él porque era un encanto. Yo me enamoré de una persona encantadora», reveló.

En medio de la golpiza, Ramón Llao le repitió una y otra vez que ningún hombre tenía derecho a llamarla. De pronto, el actor paró y le dio la espalda. Según Claudia pudo estar cansado de la golpiza. Ella aprovechó el momento para correr a encerrarse en el baño:

—Gracias a Dios el pestillo nunca se abrió, porque él golpeó y golpeó hasta que comenzó a partirse la puerta. Le pegó por más de media hora y se escuchaba que iba a buscar otro elemento para poder abrir.

«Sal de ahí, maraca», le decía el actor mientras golpeaba lo que encontraba contra el baño. A esa hora prácticamente amanecía y Moreno sabía que solo debía esperar refugiada en el único lugar seguro del departamento. Al no poder abrir el pestillo, Llao continuó golpeando y destrozando todo a su alrededor: cortinas, sillones, televisor y equipos electrónicos. Más tarde, quizás por llamado del propio actor, llegó su colega Manuel Peña junto a su polola de la época. Ella la ayudó con las lesiones, mientras que Peña se llevó a Llao del lugar.

Manuel Peña vio cómo estaba todo y le dijo ‘sal de acá, hueón’. Creo que hasta le pegó ese día.

Una amiga que se enteró del hecho la llamó para ofrecerle ayuda. Ella le dijo que estaba bien, que lo peor ya había pasado. Más tarde llegaron los hermanos de Claudia, quienes llamaron a una ambulancia y le avisaron a su madre. Al recordar el camino a la Clínica Alemana sus recuerdos se nublan y el ejercicio de revivir se vuelve doloroso: «Estuve la tarde y la noche internada. Vi las luces de la ambulancia y mi mamá iba al lado, me decía quién te hizo esto, por qué. En un minuto me fui y vi ese túnel que todos ven, esa luz blanca, y yo pensaba ‘no me quiero morir’. Ella me ayudó a volver. Fue horrible, lo peor que me ha pasado en la vida», dice con la voz quebrada.

Sanar mientras el agresor triunfa en la TV

A los dos días de la golpiza ocurrida en su casa, se encontró una vecina en la calle: «Me dijo ‘Claudia, qué te pasó, yo sentí todo’. Me pidió disculpas por no haber hecho nada. En esa época, por temor, la gente no hacía nada», recuerda.

Desde entonces, comenzó un difícil camino de sanación que durante años tuvo que resolver solo en compañía de su familia. Dice que todos sufrieron lo que vivió: su hijo, sus hermanos, su mamá e incluso la madre de Llao, quien fue a su casa y después de ver el estado de destrucción del departamento, se ofreció a pagar todos los gastos. Su hijo había arrancado hasta partes de la alfombra del lugar. «Ella se hizo cargo de pagar todo», confirma Moreno.

El actor la llamó días después para citarla a almorzar y disculparse por lo ocurrido. A pesar de la golpiza, Claudia aún tenía sentimientos por él: «Todavía pensaba que era mi pareja y me sacó la cresta porque se puso celoso porque me llamó un ex pololo. Nos fuimos a almorzar a un restaurant de Ñuñoa. Él estaba muy mal, tiritando. Me dice ‘Claudia, te quiero pedir perdón por lo que pasó esa noche. Quiero remediar esto de alguna manera'», relató.

Aunque Llao le pidió que siguieran adelante con la relación, ella solo tenía una certeza: que ya no había futuro posible para ambos. También tenía miedo. Al despedirse, el actor le pidió un último beso, le agarró las manos y le dijo: «Lo único que te pido es que no se lo cuentes a nadie». Claudia aceptó porque su familia ya sabía todo y denunciarlo nunca fue una opción.

La actriz empezó una terapia de 6 meses que financió su familia y pensó que le había hecho bien. En el centro de tratamiento psicológico le recomendaron que no se relacionara más con su círculo de amigos del mundo del teatro porque le recordaban lo ocurrido. Tiempo después, su madre le ofreció pagarle un viaje a Europa sin decirle que era para olvidarse del episodio de violencia, que aún le penaba.

En medio de un proceso interno complejo, Claudia Moreno regresó a Chile y vio cómo, en el tiempo en que ella se estuvo rehabilitando, Llao vivió el despegue de su carrera: después de su debut en la pantalla grande en 2001 con «Un ladrón y su mujer», el actor sumó apariciones en 19 producciones nacionales hasta hoy, entre las que destacan «Sexo con Amor» (2003), «Azul y Blanco» (2004), «Padre Nuestro» (2006), además de la trilogía completa de «Qué pena tu vida» de Nicolás López. A la vez fue parte del elenco de «Mis peores amigos» (2013), «Fuerzas Especiales» (2014) «Sin Filtro» (2016) y «No estoy loca» (2018), también de la filmografía del director, hoy en medio del huracán por las denuncias de acoso, abuso sexual y abuso de poder por parte de varias actrices.

Pero eso no fue todo para Llao. También participó desde 2001 en varias teleseries de la televisión abierta, entre las cuales destacan «Romané» (2000), «Pampa Ilusión» (2001), «Hippies» (2004), «Floribella» (2006), «Primera dama» (2010), Peleles (2012) y Pobre rico (2012). Su última aparición en el rubro fue en 2016, en la producción «Te doy la vida», de Mega. También fue parte del elenco de series exitosas como «Los Simuladores» y «Huaquimán y Tolosa» y tuvo sus propias experiencias como conductor en Liv TV, Canal 13 Cable y La Red. Hoy conduce el programa radial Gravedad Zero con Ignacio Franzani en Radio Zero.

El problema ocurría cada vez que Claudia encendía la tele y se encontraba nuevamente con su agresor en pantalla. Aunque en su regreso comenzó a enviar currículum en diferentes lugares no tuvo respuesta: «Me empecé a sentir mal. Yo decía ¿por qué prendo la tele y este hueón que me sacó la mierda está haciendo cine? ¿hizo todas esas películas mientras yo andaba sanándome y nadie me da pega? Qué injusto. Da rabia cómo nos cagan la vida y luego siguen como si nada».

Justamente se lo volvió a encontrar un día en que fue a Canal 13 en búsqueda de trabajo. Claudia lo identificó a lo lejos y pensó «chucha, me va a sacar la mierda otra vez». No tuvo más reacción que arrancar y ponerse a salvo: «Lo vi distinto, lo vi gigante y pensé que me iba a pegar de nuevo. Fue muchos años después y no sé si él me vio, salí corriendo», contó.

«¿Cómo puedes vivir contigo mismo?»

Su madre le contó más tarde que sus hermanos fueron a buscarlo. Claudia Moreno piensa que le sugirieron que denunciara, pero no recuerda por qué no fue una opción. En ese tiempo la denuncia no era un camino que muchas decidieran tomar tras una agresión. Ellos fueron con un bate de béisbol a buscar justicia para su hermana y llegaron hasta donde vivía el actor entonces, en unos departamentos ubicados en Dardignac, en el barrio de Bellavista.

Tras hurgar en su agenda telefónica, encontraron el departamento del actor y dramaturgo Andrés Pérez, quien le había hecho un taller a Claudia Moreno hace algún tiempo. Mauricio, uno de sus hermanos, le contó a Pérez lo que había ocurrido y él reaccionó levantando su mano para indicarles: «Yo te voy a decir donde vive Ramón Llao, él vive ahí», apuntó. Pero Llao nunca se atrevió a salir de su departamento.

Tiempo después, la actriz volvió con su ex marido y comenzó una vida nueva, pensando que las secuelas de la agresión habían terminado. Decidió seguir adelante y olvidarse, pero hace pocas semanas, escuchando cómo se comentaba un caso de denuncia por agresión en el matinal de TVN, «Muy Buenos Días», Claudia comprendió que no lo había superado y comenzó a llorar recordando de forma nítida esa noche. Los golpes, el encierro y ella inmovilizada pensando en morir. A casi dos décadas del hecho, sintió la necesidad de denunciar lo que vivió:

—Traté de hacerlo en la Fiscalía pero me dijeron que ya no se podía, que ya no se pueden constatar lesiones.

Moreno nunca entendió con tanta claridad lo que le había ocurrido hasta que escuchó a las estudiantes que hoy lideran el movimiento feminista. «Pienso ‘pucha que son valientes, pucha que es una generación distinta’. ¿Qué tienen ellas que nosotras no tuvimos? Cuando yo traje a mi hijo al mundo quería luchar, tenía ideales, y no lo hicimos», recuerda. «Ellos (los actores) eran machistas y esto era avalado por nosotras sin querer. Yo veo en la tele a las cabras y me emociono. Pienso que esos abusos debimos frenarlos nosotras, era responsabilidad nuestra».

En contacto con El Desconcierto, dos actrices cercanas a Moreno confirmaron el episodio. Ambas prefirieron reservar su identidad, pero una de ellas, quien llegó a la casa de Moreno horas después, señaló que lo que vio fue producto de «una violencia desmedida». Moreno asegura que todo su círculo conoció la historia, aunque nadie la cuente ni quiera recordarla hoy.

Tras las denuncias contra Nicolás López, con quien Llao trabajó en numerosas producciones, el actor dio su versión a través de una publicación en Twitter: «Me ha costado escribir porque por años trabajé con la productora Sobras, que está compuesta en su mayoría por excelentes personas y con algunas de ellas somos amigos hasta hoy», sostuvo.

Además, el actor expresó «un rechazo absoluto por los actos ahí expuestos, no hay ninguna razón para dudar de la veracidad de los relatos de las víctimas» y manifestó toda su «solidaridad y cariños a cada una de ellas. Espero que estas prácticas queden definitivamente erradicadas».

Por último, Llao señaló que «no soy partícipe de linchamientos públicos, simplemente me parece que los actos relatados en el reportaje son de una tremenda violencia y deben ser aclarados en su totalidad por los conductos regulares para que las víctimas de alguna manera puedan sentir que se les ha hecho justicia».

Claudia Moreno leyó la declaración del actor en su casa, en Valle del Elqui, mientras desayunaba con su mamá. Ambas quedaron impactadas. «Yo me pregunté: ¿este gallo no cacha nada o es muy cara de raja? ¿Cómo puede ser tan hipócrita, tan falso? Si tienes tejado de vidrio. Porque, por último te quedas callado. Si él sabe, mucha gente sabe lo que pasó, y toca un tema tan delicado como el de López. Todo lo que tú ves, toda la choreza de Llao, es mentira. Él puede ser muy grato pero no deja de ser un agresor», recalcó.

A la actriz todavía le duele verlo en pantalla. «No sé qué hacer, me acuerdo de cómo estaba tratando de sobrevivir a sus golpes. Nunca me voy a olvidar de la puerta quebrándose, era como una película de terror. Después de eso me da rabia verlo riéndose en una película o en Vértigo. Me da impotencia, ganas de decirle ¿por qué eres así? ¿estás actuando toda tu vida?».

El proceso de alzar la voz y contar este episodio la ha sanado, dice, porque no fue la única:»Sé de varios casos más de violencia y lo que pasa es que en mi generación nadie habló. No fuimos capaces de hablar y de apoyarnos, nosotras nos quedamos calladas. Muchas fuimos abusadas y lo sabemos y los agresores también lo saben».

—Nunca lo conté así. Aquí sello un ciclo que creí cerrado hasta que veo que salen estos casos, lloro y me acuerdo de cómo me pegaba. Lo hago porque no quiero que a otra mujer le pase lo mismo, porque a mí Ramón Llao estuvo a punto de matarme.

La versión de Llao: «Se trató de una situación puntual»

El actor fue contactado por El Desconcierto durante el miércoles 11 de julio. Sorprendido, dijo que se tomaría un tiempo para evaluar la situación y entregar sus declaraciones. Sin embargo, prefirió entregar su punto de vista a través de Instagram, en una publicación en donde reconoce el hecho.

«Mi labor profesional como actor y comunicador me ha enseñado que la vida ofrece múltiples alternativas para incorporar un aprendizaje. A veces tardamos más en darnos cuenta acerca de qué es lo que debemos reparar que en la forma que tenemos para hacerlo», escribió en una larga publicación.

Llao agregó que «sin haber leído el artículo en cuestión debo decir que efectivamente ocurrió un episodio de ese tipo, con esa ex pareja que ella me nombró, como fue un episodio recuerdo con claridad lo sucedido, una situación que de haber estado en nuestras manos y nosotros en nuestros cabales jamás debió haber ocurrido».

El actor aseguró que no quiere justificar su actuar, pero añadió que «hace muchos años, más de veinte años, vivimos con esta persona una situación de violencia física, donde además de inmobiliario, la violencia fue mutua», según precisó.

«Se trató de una situación puntual, de un día, por cierto, un mal día; con la persona con quien compartía mi vida en aquel entonces, como decía, hace más de veinte años», insistió, aludiendo a las «inexperiencias y el excesivo consumo de alcohol y drogas».

Por último, Ramón Llao afirmó que «no estoy orgulloso de escribir esto, al contrario, estoy profundamente conmocionado, avergonzado dolido, tampoco sé si sirve de algo, espero que sí, simplemente lo dejo acá y ahora a tratar de enmendar lo sucedido como me propuse hacerlo desde hace más de 20 años para tener un futuro mejor».

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