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Francis Naranjo: el artista canario que se tatuó una cruz de Lotty Rosenfeld

Por: Elisa Montesinos | Publicado: 28.07.2019
Francis Naranjo: el artista canario que se tatuó una cruz de Lotty Rosenfeld IMG_0991 | Detalle de la exhibición íntimo (nada vive para siempre): más allá de las murallas de la galería
El artista conceptual de Islas Canarias acaba de estar en Chile para participar en el Festival de Arte Contemporáneo SACO en la ciudad de Antofagasta. Por estos días inaugura la fundación que lleva su nombre en Santa María de Guía, su ciudad natal en el norte de la isla de Gran Canaria. Con apoyo del ayuntamiento, la fundación se propone la exposición, difusión, meditación artística, investigación y producción de nuevas piezas. Entre sus objetivos está fomentar la colaboración y el intercambio con artistas latinoamericanos, y en especial chilenos.

Es que Naranjo tiene una relación tan entrañable con Chile que viaja todos los años a presentar y producir obra, además de llevar tatuados trabajos de varios de sus colegas que admira, como una de las cruces de Lotty Rosenfeld, candidata al Premio Nacional de Arte.

Acaba de participar en el Festival de Arte Contemporáneo SACO en la ciudad de Antofagasta, donde inauguró la exhibición Íntimo (nada vive para siempre): más allá de las murallas de la galería junto a su esposa y colaboradora Carmen Caballero. La exhibición en Galería Imagen de Antofagasta, abierta hasta el 23 de agosto, habla sobre los límites de la vida, al exhibir artículos médicos utilizados por pacientes fallecidos, junto a videos con el testimonio de una doctora, y afiches expuestos en la vía pública. Además, la dupla inauguró también en Factoría Santa Rosa de Santiago, Vida Onírica, exhibición abierta hasta el 11 de agosto, que combina objetos de uso médico encontrados en el mismo persa del Biobío –donde se ubica la galería– con artilugios creados por Naranjo, y letreros en blanco y negro pintados por el artista de Franklin Senén Conejeros, articulando un relato sobre la relación entre los sueños y su repercusión en la vida cotidiana.

La dupla formada por Francis Naranjo y Carmen Caballero, ambos de Canarias

-¿Qué te llevó a tatuarte una de las cruces del trabajo más emblemático de la artista chilena Lotty Rosenfeld? ¿Y cómo te has vinculado a nuestro país y a su escena artística?

-El por qué me tatúo «una milla de cruces» de Lotty sobre todo tiene que ver con una cuestión de cariño, amistad y respeto hacia su persona y su trabajo; si bien es cierto que llevo tatuado también el trabajo de otros artistas en mi cuerpo, como el de Juan Castillo o el de Joaquín Sánchez. Cada uno de estos tatuajes se han materializado después de mucho reflexionar sobre el qué y el por qué. En el caso de Lotty decidí llevar conmigo de por vida algo que consideré fundamental en la forma de entender la vida, la incertidumbre y otra manera de comprender el orden. A Lotty la conocí en Chile el año 2003 a través de una muestra que se realizó en el MAC titulada Tráfico, de la mano de Juan Castillo, a partir de ese momento hemos desarrollado una amistad duradera y sólida, con múltiples encuentros y exposiciones compartidas, donde hemos tenido la oportunidad de reflexionar y pensar nuestros trabajos, situación que me ha proporcionado la posibilidad de encontrar a una persona de una intensidad poderosa, a una amiga. Sobre todo, esa intensidad es la que me generó la obsesión por tatuarme su «milla de cruces». Le solicité que realizara un dibujo a mano alzada y ese dibujo es el que llevo en mi antebrazo .

Nuestro vínculo inicial con Chile tal como apunté con anterioridad fue con Juan Castillo, en el año 2003, a partir de ese momento prácticamente todos los años hemos regresado a Chile (Carmen Caballero y yo) por diferentes proyectos. Hemos desarrollado una red de amistades y de relaciones profesionales muy rica, muy enriquecedora tanto en lo profesional como en los personal. Nos sentimos como en casa; Chile es para nosotros el país que nos ha ayudado a crecer en todos los ámbitos. 

-En el mundo del arte y la literatura se da mucho la mujer ayudando a armar la exposición o tipeando el libro del marido, ¿cómo la colaboración con tu pareja ha buscado escapar a este designio?

-Creo que en el mundo del arte y la literatura ocurre lo mismo que en cualquier otra faceta de la vida cotidiana. Generalizar no me parece oportuno. Cada cual decide cómo ocupar esta forma de vida tan efímera. En el caso de Carmen y mío se ha ido dando una relación de roles que se ha ido modificando desde el año 1983. Desde esa fecha y hasta la actualidad hemos viajado a todos los proyectos juntos, colaborando y participando de la experiencia singular de cada proyecto.

-¿Cómo te inspiró el tema Destino, propuesto por la octava edición de SACO, a elaborar la obra actualmente en exhibición donde abordas la fragilidad de la vida?

-Como un complicado juego de rompecabezas el ser humano es construido y mantenido en funcionamiento por un saber médico tecnificado que ignora, en aras de unas leyes mecánicas generales, el aspecto imaginario, simbólico y de experiencia personal de cada individuo. La condición del hombre es corporal. Nacemos enfermos con la condición de padecer el cuerpo y la caducidad de él se extrapola a nuestra condición en lo social y universal. Un «destino» incierto. Esta podría ser la idea desencadenante del proyecto Íntimo (Nada dura para siempre). La obra en espacio interior consta de una vídeo-instalación donde el simbolismo audiovisual y goteros que fueron usados en pacientes desconocidos invitan a reflexionar sobre la crudeza de la condición humana a partir de ese saber médico que ignora el aspecto imaginario, simbólico y que omite la experiencia personal; la medicina en su máxima de poder, que otorga vida/muerte. Por su parte, la obra en espacio público consiste en 480 afiches con 3 conceptos unificados por la temática de lo íntimo –invitando a reflexionar entre lo público y lo privado desde la condición humana, depredadora y frágil– repartidos por diferentes lugares de la ciudad.

Afiches de la exhibición Íntimo (nada vive para siempre): más allá de las murallas de la galería

-Después de haber participado en el festival SACO, ¿cuál es tu visión de él?

-Esta nuestra primera ocasión en SACO, que ojalá no sea la última, hemos vivido una experiencia profesional y personal muy plena, nos ha sorprendido muy gratamente todo lo ocurrido alrededor del festival, el nivel de las propuestas artísticas y de los artistas, al igual que de los profesionales que han estado siempre atentos, nos han hecho crecer un poquito más. Todo agradecimientos.

-Exhibes también paralelamente en Factoría Santa Rosa del barrio Franklin. Este sector también te ha inspirado a hacer obra que has llevado a España, y a la vez traes ahora una muestra ya estrenada anteriormente y que te inspiró una piedra de la Isla de la Luna en Bolivia. 

La exposición en Factoría Santa Rosa lleva por título Vida onírica y surge de un ofrecimiento del curador Carlos Núñez, que conoce bien mi particular interés por este barrio. Para mí el barrio Franklin es un lugar ineludible en los viajes a Santiago, muchos son los objetos adquiridos en él que se incorporan a producciones presentadas no solo en España, sino en muchas de la exposiciones desde que conocí el Persa BioBío. Para mí es un lugar de ensoñación. De ahí que decidamos Vida Onírica para esta ocasión. Digamos que el detonante de la muestra se va desarrollando desde el trabajo que apuntas, es una colaboración con el poeta Dionisio Cañas, donde él presenta «El sueño de Europa» y yo «Las piedras, sueñan». A partir de esta experiencia de las piedras, donde las doto de actitudes vinculadas a la condición humana desde el «sueño», se inspiran los tres estadios que conforman la exposición. 

Otra colaboración importante en este proyecto son los lettering de Senén Conejeros, que aparecen en el segundo estadio, ahora vinculando a cada uno de los visitantes al barrio Franklin a su personal condición humana.

Al visitar por primera vez la Factoría Santa Rosa el año pasado descubrimos un espacio singular muy atrayente, sobre todo para lo que suelen ser nuestras propuestas, tanto que en 6 meses estamos de vuelta a Santiago a presentar otro de nuestros «sueños». 

Exhibición Vida Onírica en Factoría Santa Rosa

-¿Dónde recogiste el testimonio que utilizas en la exhibición de Antofagasta y cómo se se relaciona la muestra con el tema de la eutanasia?

-La doctora es de las Islas Canarias, y la verdad es que este trabajo no se relaciona con la eutanasia. El relato de la doctora es real, algo que le ocurre con un paciente que llega estando ella de guardia en urgencias de un hospital, llega infartado y después de diferentes circunstancias fallece, está la familia del fallecido por medio, el paciente había abandonado cierto tratamiento, etc. Los goteros que aparecen en el suelo de la sala corresponden a tratamientos con pacientes en iguales circunstancias, es una instalación para vivirla en primera persona.

 

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