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Sandra Mihanovich: “Hice mi vida con libertad, sin una pancarta en la mano”

Por: Johanna Watson | Publicado: 09.11.2019
Sandra Mihanovich: “Hice mi vida con libertad, sin una pancarta en la mano” Sandra Mihanovich |
Es imposible pensar en Sandra Mihanovic sin emocionarse: quienes admiramos el trabajo de nuestros hermanos argentinos en las artes musicales, agradecemos a la cantante esas inolvidables canciones que interpretó perpetuando su voz y sentimientos. Tuvimos la oportunidad de conversar con ella y conocer de cerca su visión en temáticas como el feminismo, igualdad de género y su impresionante gesto de amor: donó uno de sus riñones a la hija de su mujer.

Es imposible pensar en Sandra Mihanovich sin emocionarse. Quienes admiramos el trabajo de los artistas argentinos en las artes musicales, agradecemos a la cantante esas inolvidables canciones que interpretó perpetuando su voz y sentimientos. Con el paso de los años, se convirtieron en clásicos. Tuvimos la oportunidad de conversar con ella y conocer de cerca su visión en temáticas como el feminismo, igualdad de género y su impresionante gesto de amor: donó uno de sus riñones a la hija de su mujer.

LOS INICIOS: “Cantar fue lo que me ayudó a atravesar la adolescencia”

Vienes de una familia de músicos, ¿pensaste en dedicarte a otra cosa o sientes que naciste “predestinada”?
— La música se desarrolló siempre en un contexto familiar, hasta el día de hoy nos juntamos y hacemos música en cualquier cumpleaños o lo que sea. Desde muy chiquita canté con la guitarra en el colegio, en el barrio con mis amigos. Cantar fue lo que me ayudó a atravesar la adolescencia, cuando uno sufre y tiene tantos miedos: era el momento feliz. Cuando decidí lo que iba a encarar como profesión, no hubo duda para mí.

— ¿Cómo te preparaste para la vida profesional como cantante?
— Terminé la secundaria el año 74. El 75 me metí a estudiar música en la Universidad Católica Argentina, no duré mucho, era una carrera larga e intensa, me enseñaban tecnicismos que sentía que no me ayudaban en el escenario. Al otro año entré al Conservatorio en Arte Dramático, era más parecido a lo que buscaba, pero inmediatamente empecé a trabajar, lo que me permitió independizarme: alquilar mi primer departamento o comprar mi primer auto. Cantaba en boliches, en pubs, era época de dictadura en Argentina. No sé si eso mismo generaba que hubiera mucha movida de noche. Cantaba todos los días de la semana, no es que iban miles de personas a verme, eran 50, 100. Lo suficiente para ir armando mi independencia.

EL REPERTORIO DEL ÉXITO: “Tuve la suerte de cruzarme con grandes autores”

— Has sido muy sensitiva a la hora de elegir las canciones que has interpretado en tu carrera.
— Elijo canciones que tienen palabras que quiero decir, he sido siempre franca conmigo, nunca he cantado algo que no quiero. Me he dejado llevar por lo que siento, por la emoción, por la música, la letra. Mi familia es amante del jazz y de la música en inglés, idioma cuya fonética favorece mucho para cantar. Me di cuenta que cuando cantaba en inglés no causaba el mismo efecto a cuando era en castellano: el poder del entendimiento de las palabras era fundamental.

— ¿Con qué autores trabajaste?
— Tuve la enorme suerte de cruzarme con grandes autores que me fueron dando sus canciones: Alejandro Lerner, Celeste Carballo, el Negro Rada, Horacio Fontova. Fui eligiendo canciones, muchas con la fortuna de poder estrenarlas, lo cual implicó que de alguna manera me adueñara de ellas, a pesar de que abajo decía «esta canción la compuso fulano/a”. Con ese repertorio apareció mi identidad como cantante. 40 años más tarde, me siento feliz de cantar cualquier cosa. Para mí, el abordaje de una canción nueva es fascinante, el desafío más hermoso que puedo tener.

MÚSICA URBANA: “El reggaetón es una enorme cantidad de canciones todas iguales”.

— ¿En serio cantarías cualquier cosa o tienes excepciones?
— La excepción es lo que no me gusta, lo que no me siento capaz de cantar o creo que no le puedo aportar.

— ¿Que tipo de música no estarías dispuesta a cantar?
— Estoy dispuesta a cantar todo, pero la música que menos me atrae es la electrónica, me gustan las canciones que tienen una melodía para tararear, que uno se puede involucrar, me genera más emoción que la cosa más monocorde o la cuestión puramente rítmica.

¿Te refieres al reggaetón cuando dices “música monocorde”?
— Bueno sí, el reggaetón es medio pesadilla, ¿no? Si hubiera un solo tema, estaría buenísimo, pero es como una enorme cantidad de canciones todas iguales.

FEMINISMO: “Mujeres y varones somos personas nada más”.

— Fuiste la primera mujer en cantar en el Estadio Obras.
— Sí, este año se cumplen treinta y siete años de ese evento. Fue un delirio porque yo no soy rockera y el Estadio Obras siempre fue un lugar rockero. El 2 de octubre del 82 hicimos dos funciones con cinco mil personas cada una, fui con mi pollerita blanca a cantar, con la misma banda de cuatro músicos con la que tocaba en el pub y lo trasladé al estadio, con una adrenalina y una inconsciencia… atrevimiento que se tiene cuando uno es muy chico. Esa noche no tenía la menor idea de que era la primera mujer en cantar ahí, lo descubrí con el tiempo.

— ¿Cómo fue ser mujer cantante a fines de los 70 y comienzos de los 80? ¿Viviste situaciones de machismo?
— No viví problemas de machismo, fui criada en una familia donde mi mamá es una periodista importante de la Argentina, la vi trabajando todo el tiempo. Crecí pensando «si quiero hacer esto lo voy a hacer”. Tal vez era una postura de vanguardia en esa época, pero para mí era lo más normal del mundo.

— Dijiste en una entrevista: “el sentimiento machista no es sólo del varón, también es de la mujer”.
— Pero por supuesto, creo que las grandes constructoras de hombres machistas son las madres y algunas mujeres, que no se dan cuenta que ponen al varón en un lugar de autoridad. Desde que empezamos a darnos cuenta que mujeres y varones no somos ninguno más que el otro, que somos diferentes y complementarios, que tenemos que hacer equipo, es que debemos ver que somos personas nada más. Eso implica que todos tratemos de ser felices, haciendo las cosas que nos gustan, amándonos, respetando grupos y teniendo todos los mismos derechos y responsabilidades.

IGUALDAD DE GÉNERO: “Creo que estamos en una sociedad que –a pesar de las dificultades– ha aprendido”

— Te casaste con Marita Novaro el 2016. ¿Qué significó para ti tener la posibilidad de contraer el vínculo del matrimonio con una persona de tu mismo sexo?
— ¡Fue un milagro! (se ríe) Algo muy raro, porque crecí en una sociedad en la que no nos atrevíamos ni a decirlo (lesbianismo), menos mostrarlo y muchísimo menos fantasear con que esto pudiera convertirse en un vínculo legal. Ni en mi más frondosa imaginación aparecía esta posibilidad. El paso del tiempo ha logrado que nuestra sociedad empiece a vivir con mayor apertura, con una búsqueda de felicidad más auténtica. Creo que uno de los grandes enemigos de la felicidad es la hipocresía, que hace mucho daño, enferma. Cuando la realidad que te rodea te obliga a vivir hipócritamente es muy doloroso. Creo que estamos en una sociedad que –a pesar de las dificultades– ha aprendido y se acerca a vivir en un estado más acorde a lo que cada uno siente.

— En Chile, tenemos el Acuerdo de Unión Civil, que es más o menos parecido, pero no igual. Por ejemplo, los cónyuges se llaman «convivientes civiles”. ¿Qué te parece que tengamos este “plan B” al Matrimonio Igualitario?
— Chile siempre ha tenido una forma más estructurada de ser. Así como fueron los grandes pioneros que tuvieron el primer gobierno socialista democrático de Latinoamérica, cosa que es un programa extraordinario. Soy admiradora del pueblo chileno y de sus maneras, cada pueblo encuentra su forma, jamás podría decir qué está bien o mal, eso es un camino propio. Cuando cantamos juntas con Celeste (Carballo), Chile fue el lugar donde más éxito tuvimos fuera de Argentina. Nos recibieron con los brazos abiertos, llenamos teatros, hicimos giras, trabajamos muy bien. Cuando hubo una mención de otra cosa que no fuera la música, ahí reculó todo el mundo y dijeron: «momentito, ¿qué está pasando acá?”. Pero era otra época y lo respeto, ¿por qué no?.

— Dijiste en una entrevista “nunca me propuse ser transgresora”. ¿Sientes que tu actitud tuvo repercusión positiva en otras personas?
— Creo que lo más interesante fue que a lo largo de los años pude ser consecuente con lo que decía y hacía. Hice mi vida con libertad, sin ir con una pancarta en la mano. Mi militancia fue mi manera de ser, de decir y de cantar. No me puse un cartel, por eso tal vez no me siento tan transgresora. Al final, evidentemente lo fui, pero no me propuse serlo.

DONACIÓN DE ÓRGANOS: “Estamos mucho más cerca de necesitar un órgano que de poder donarlo”

— Donaste uno de tus riñones a la hija de tu esposa. ¿Puedes contarnos esa experiencia?
— Fue una bellísima oportunidad que tuve y tomé. Agradezco haber tenido la ocurrencia de decir: “¿será que soy yo quién se tiene que ofrecer?» Al haber hecho esto pude participar de esta suerte de milagro extraordinario de tener la salud suficiente y la compatibilidad necesaria para hacerlo. Hoy, Sonsoles está regia, haciendo su propio programa de radio, criando a su hijo. Ella tiene que tener mucha garra para seguir adelante con su vida, la vida complicada es la de ella porque recibió el trasplante y debe pelearla. Por otro lado estoy yo diciendo que fue una oportunidad maravillosa, mi vida cambió cien por ciento a partir de ese momento.

— ¿De qué manera tu gesto impactó en Argentina?
— No sé como está Chile en relación a eso, pero en Argentina estamos cada vez mejor, después de lo que hicimos nosotras cobró un estado público, fue interesante, una especie de campaña de marketing espontánea. El asunto es que son muy pocas horitas de tiempo para que un órgano llegue a la persona que lo necesita, ese es el tiempo que hay que valorar y el que cualquier legislación debe optimizar. Estamos mucho más cerca de necesitar un órgano que de poder donarlo.

— Son esos minutos los que cambian el final de una historia
— Exacto, de mil personas que mueren, cuatro pueden ser donantes. No es cualquier muerte la que permite que puedas donar órganos. Todo el resto se puede: sangre, médula ósea, córnea, piel, hueso. Pero el órgano tiene que estar funcionando.

— ¿Te consideras una mujer valiente?
— (Se ríe) No sé si valiente o inconsciente, creo que soy bastante corajuda. Tengo miedos, sin duda, pero me zambullo en la pileta.
— Es valiente, acota Marita (su mujer, que está a su lado escuchando la entrevista).

POLÍTICA: «Necesitamos aprender a disentir y a construir juntos»

— ¿Cómo evalúas el resultado de las recientes elecciones en Argentina?
— Creo que estamos creciendo, aprendiendo y buscando soluciones diferentes. Creo que el cambio que necesitamos es cultural y muy profundo. Tenemos toda la responsabilidad de lo que nos sucede. No sirven las culpas. Depende de nosotros. Necesitamos aprender a disentir y a construir juntos.

— ¿Y cómo has observado el movimiento social que se ha levantado en Chile?
— Lo observo con una mezcla de sentimientos. Me parece que los cambios son necesarios y positivos… lamento profundamente la violencia que esto ha generado. Confío en que sabrán llevar adelante los cambios en forma gradual e inteligente. Amo al pueblo chileno, lo siento cercano y lleno de valores que a veces no están tan presentes en mi país. Les deseo lo mejor. ¡Fuerza, paciencia y firmeza!

EL FUTURO: “No me va a importar envejecer sobre el escenario”

— ¿Cómo imaginas tu carrera en unos buenos años más?
— El otro día estuvo en Radio Nacional Myriam Hernández, yo trabajo allí. Escuché una entrevista que le hizo Osvaldo Bazán y ella dijo que se quería retirar estando aún vigente. Me imagino adaptándome a las circunstancias, quizás no voy a poder recorrer por estadios ni cantar dos horas seguidas, pero no creo que pare de cantar. Si mi voz no suena, supongo que ese será el límite. Tiene que ver con la personalidad de cada uno, no soy muy coqueta, creo que no me va a importar envejecer sobre el escenario. Tengo una teoría: “todo tiempo pasado fue más flaco”.

SHOW EN CHILE: “La idea es tocar canciones que hemos cantado juntos a lo largo de cuarenta años”

El show en Chile de la cantante argentina –que se encuentra en en medio de la gira “Acústica”– estaba fechado para el 7 de noviembre en el Teatro Oriente, pero tras la protesta social que ya suma tres semanas de activa movilización ciudadana, tuvo que ser reprogramado para el 16 de mayo de 2020. «Nos gustaría contar con su apoyo», nos cuenta, además de  darnos algunas luces de qué se va a tratar aquel show.

— Es un espectáculo que hemos estado haciendo durante el 2018 y 2019. La característica principal es que estoy en el escenario con mi grupo familiar: mi hermano Vane que es mi gran compañero de la música, compositor, arreglista, en el piano y voz. Su hija, Sol Mihanovich, en guitarra, ukelele y voz, Alejandro Devries en el bajo, piano y voz, y Rodo Genni González en la batería. Ese es el cuarteto con el que me presentaré. La idea es tocar canciones que hemos cantado juntos a lo largo de cuarenta años: ya me di cuenta que cantar sola no es divertido.

 

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