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Las imágenes del Perseverance lo confirman: el cráter Jezero fue un lago

Por: Agencia EFE | Publicado: 08.10.2021
Las imágenes del Perseverance lo confirman: el cráter Jezero fue un lago Marte | Imagen: Nasa
«Estos estudios geológicos de las rocas y afloramientos en Marte realizados por Perseverance confirman su importancia para determinar los ambientes marcianos antiguos (paleoambientes) y para establecer sus relaciones con el agua y condiciones de habitabilidad», explicó Martínez-Frías.

Hace unos 3.700 millones de años, el cráter Jezero de Marte era un tranquilo lago alimentado por un pequeño río que, tras un repentino cambio del clima, empezó a sufrir inundaciones súbitas y enérgicas que arrastraron grandes rocas desde decenas de kilómetros río arriba hasta el lecho del lago, donde aún permanecen.

Hasta estos días era una suposición de los científicos, pero ahora el primer análisis de las imágenes captadas por el rover de la NASA Perseverance lo confirmaron: el cráter Jezero, que hoy es una depresión seca y erosionada por el viento, era un calmado lago marciano.

Al cráter lo escogieron como lugar de aterrizaje del rover después de que las imágenes de satélite mostraran que este lugar se parecía a los deltas de los ríos en la Tierra, acaba de ser estudiado y las conclusiones se publican hoy en la revista Science.

El estudio lo lideraron científicos de la NASA y del CNRS francés, y contó con la participación del investigador del Instituto de Geociencias (IGEO) Jesús Martinez-Frias.

No hay ni una gota de agua en ninguna parte

«Estos estudios geológicos de las rocas y afloramientos en Marte realizados por Perseverance confirman su importancia para determinar los ambientes marcianos antiguos (paleoambientes) y para establecer sus relaciones con el agua y condiciones de habitabilidad», explica Martínez-Frías en declaraciones a EFE.

Para Benjamin Weiss, investigador del MIT y coautor del estudio, cuando miras las imágenes, «básicamente estás viendo este épico paisaje desértico. El lugar más desolado que se pueda visitar. No hay ni una gota de agua en ninguna parte y, sin embargo, están las pruebas de un pasado muy diferente. Algo muy profundo ocurrió en la historia del planeta».

Respecto del rover, aterrizó en el suelo del cráter Jezero el pasado febrero, a poco menos de dos kilómetros de la parte occidental, pero mientras los ingenieros de la NASA comprobaban en remoto el funcionamiento de los instrumentos del rover, dos de sus cámaras, la Mastcam-Z y la SuperCam Remote Micro-Imager (RMI), capturaban imágenes de gran resolución del cráter y de un pequeño montículo conocido como Kodiak butte.

Cuando el rover las envió a la Tierra, el equipo científico del Perseverance de la NASA las procesó y combinó, y pudo observar distintos lechos de sedimentos.

Los investigadores midieron el grosor, la pendiente y la extensión lateral de cada capa, y descubrieron que a los sedimentos no los depositó el viento, sino por el flujo de agua en un lago, por inundaciones u otros procesos geológicos.

El rover resolvió una de las grandes incógnitas

«Sin llegar a ningún sitio, el rover pudo resolver una de las grandes incógnitas, que era que este cráter fue una vez un lago. Hasta que realmente aterrizamos allí y confirmamos que era un lago, siempre fue una incógnita», reconoce Weiss.

Cuando los investigadores observaron las imágenes del afloramiento principal, vieron grandes rocas y cantos rodados incrustados en las capas más jóvenes y superiores del delta; algunas medían hasta un metro de ancho y pesaban varias toneladas.

El equipo llegó a la conclusión de que estas enormes rocas debían proceder del exterior del cráter o de varios kilómetros río arriba, arrastradas hasta el lecho del lago por una inundación repentina que fluyó hasta nueve metros por segundo y movió hasta 3.000 metros cúbicos de agua por segundo.

Estas enormes rocas situadas en las capas superiores del delta son el material que se depositó más reciente, mientras que los cantos rodados reposan sobre capas de sedimentos más antiguos y mucho más finos, un indicador de que, durante gran parte de su existencia, el antiguo lago lo alimentaba un río que fluía suavemente.

Con el tiempo, el cráter sufrió repentinas inundaciones que depositaron grandes rocas en el delta y, después, un cambio climático -que no se sabe por qué se originó-, hizo que el lago se secara. Durante los miles de millones de años siguientes, el viento erosionó el paisaje y creó el cráter que vemos hoy.

A medida que el rover explore el cráter, los científicos esperan descubrir más pistas sobre la evolución climática e hidrológica del planeta rojo porque, si Jezero era un entorno lacustre, sus sedimentos podrían contener rastros de antigua vida acuática.

En su próxima misión, Perseverance buscará lugares para recoger sedimentos y muestras para enviar a la Tierra para que los científicos busquen biofirmas marcianas.

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