Hace unos días, tuvimos acceso a un interesante recorrido por el Valle del Maipo, en Melipilla, donde fuimos testigos de una nueva y desconocida tendencia que ha motivado a familias de la zona a emprender bajo el concepto «viñas de jardín», a partir de la que propietarios de extensiones de tierra que no necesariamente son de grandes dimensiones, se suman a la producción del vino, abrazando anhelados proyectos familiares.
Es el caso de «La viña del señor», una iniciativa cuya génesis se remonta al año 2012, cuando el descendiente de españoles, Juan Luis Moure, se dio a la tarea de plantar en su campo de tres hectáreas, donde habita junto a algunos de sus hijos y nietos, sus primeras parras.
Garnacha, Tempranillo, Garnacha, Monastrell, Cariñena y Albariño fueron las cepas elegidas, características del país europeo, variantes que se unen al y fortificado al estilo Tawny, un producto que surge del trabajo colaborativo con sus vecinos de @viñaterosderaiz, proyecto liderado por Macarena Guzmán.
Se trata de una iniciativa que considera, además de la venta directa de cada uno de sus productos vía redes sociales, recorridos turísticos por la viña, lo que permite tener acceso a su proceso de elaboración y un paseo que, incluso, puede considerar una grata experiencia en un carruaje, entre otras alternativas que la familia pone a disposición del público.
Apuesta por poner en valor riqueza del Valle del Maipo
Se trata de iniciativas respaldadas por el gobierno de Santiago, que está promocionando emprendimientos locales desde la administración de Claudio Orrego.
“Estamos comprometidos para poner en valor la riqueza turística y gastronómica del Valle del Maipo, por ser la región vitivinícola más antigua y visitada del país, con 60 viñas productoras y más de 35 de ellas abiertas al turismo», asegura al respecto la autoridad regional.
Y agrega que, «de esta manera, estamos articulando una serie de acciones que visibilicen el trabajo que realizan las viñas de nuestro valle, a través del rescate de las tradiciones para la producción familiar en comunas rurales de la capital, lo que nos llena de orgullo y nos ayuda a mejorar las experiencias asociadas al vino que podemos ofrecer a los turistas tanto nacionales como extranjeros, posicionando a Santiago como la capital del vino”.
Viñateros de raíz
Por su parte, los Viñateros de raíz están ubicados en el sector Carmen Bajo, a escasos 15 minutos del emprendimiento de la familia Moure, con la que han cimentado una relación que trascenció a lo comercial.
Responden a la misma lógica de emprendimiento familiar. Liderados una paisajista, un enólogo y sus dos hijos adolescentes, la primera de ellas comenta la pasión que comparten entre los cuatro.
Exhibiendo la plantación que tiene en el jardín de su casa, Macarena relata cómo se distribuyen las labores.
Macarena Guzmán, una de las ideólogas del proyecto «Viñateros de raíz»
«Todo esto lo podo yo y mi marido. La poda es fundamental, una mala poda te lleva a una mala uva, mal rendimiento. Podamos respetando los flujos de savia», cuenta respecto de la intensa labor que implica el emprendimiento para dar origen a una producción de Cabernet Sauvignon, elegida por ser «la variedad emblemática del Maipo», detalla Guzmán.
A ella se suma Touriga y Nacional, esta última una cepa característica de Portugal.
En medio del recorrido, que también pueden hacer grupos de turistas y amantes del vino en una experiencia que considera degustaciones y acceso al proceso de cada uno de los productos surgidos al alero de este emprendimiento, junto a su respectivo maridaje, releva el sentido que tiene para ella, su cónyuge y su descendencia, estar al frente de este proyecto.
«Practicamos la agricultura regenerativa, nos interesa mucho la naturaleza y cómo podemos aportar al planeta», comenta Macarena relevando la necesidad de contribuir a una ecosistema más sustentable, asumiendo una responsabilidad de envergadura en tiempos de crisis en este ámbito.
Según el relato basado en su experiencia al frente de esta iniciativa, la combinación «planta, suelo y clima, da un sello único, no hay otro Cabernet Sauvignon en este clima, eso es el terruño, lo que uno trata de expresar cuando hace los vinos».