En el caso de la carta natal de Chile, este apunta hacia desarrollo comunitario, ecosistémico y justo, pues se podría decir que aquí está nuestra deuda histórica.
En contraposición, está el Nodo Sur, que muestra aquello que nos resulta fácil y cómodo, pero que no aporta al alma, y en nuestro caso, consiste en el
desarrollo empresarial-aristocrático, centrado solo en sus propios beneficios.
Este tema cobra relevancia ante el anuncio del cierre de la Siderúrgica Huachipato, evidenciando esta tensión simbólica: ocurre en vísperas del eclipse del 25 de marzo, que tuvo lugar en el grado 5 de Libra, coincidiendo precisamente con el Nodo Norte del país.
La sombra del eclipse acabó por afectar el desarrollo de una región completa, una de las más industrializadas; la caída de la usina no solo opaca el desarrollo económico nacional, sino que tiene un impacto en nuestra visión sobre el desarrollo colectivo.
Este caso nos muestra cómo un proyecto productivo a gran escala es capaz de nutrir un tejido comunitario por varias generaciones, incluso definir identidad de una región.
Por otro lado, el eclipse también golpeó el Nodo Sur, es decir, el ámbito empresarial.
Fundada en el 1946, la siderúrgica Huachipato surgió bajo el plan de industrialización nacional de los gobiernos radicales, y en ese entonces, Neptuno estaba pasando sobre el Nodo Norte del país, materializando el anhelo colectivo del desarrollo productivo.
Pero, en 1987, durante la dictadura, esta empresa fue privatizada, y hoy se cotiza en la bolsa de valores, convirtiéndose en un proyecto liderado por particulares, que, no obstante, siguió estimulando iniciativas educacionales, artísticas y deportivas en la región.
Las decisiones del ejecutivo al respecto del cierre de la siderúrgica tiene este cariz dual: al intervenir a favor de Huachipato, y evitar su cierre definitivo, ¿se preserva un ecosistema social y el proyecto industrializador nacional? ¿o se blinda la inversión de unos accionistas que no ven más allá de sus cuentas bancarias?
No es una y la otra, sino ambos. Pues, como se privatizaron incluso los proyectos nacionales, todo está mezclado.