TV| ¿Las vidas mapuche importan?

Ayer hice el ejercicio de ver todos los noticiarios nacionales a la espera de algún pronunciamiento de autoridades o periodistas con referencia al homicidio del werken (vocero) mapuche Alberto Alejandro Treuquil Treuquil de treinta y siete años, quien falleció de un disparo en el cuello la noche del jueves pasado. 

Nada en las noticias de la tarde, nada en horario prime. No se puede alegar falta de méritos para tener un lugar en la agenda noticiosa. El contexto externo es más que propicio: el asesinato de George Floyd frente a las cámaras conmocionó al mundo movilizando a millones contra la violencia policial y el racismo. Se suma el hecho de que el asesinato de Treuquil fue un ataque de un grupo armado que logró escabullirse durante la noche en pleno auge de la presencia policial en la zona.

El contexto interno de esta tragedia justifica aún más el interés periodístico. Alberto Treuquil había denunciado en una radio local y en la radio Universidad de Chile el hostigamiento por parte de Carabineros a su comunidad We Newen, ubicada en Collipulli, provincia de Malleco, región de La Araucanía. Incluso declaró que su mujer, Andrea Neculpan perdió un embarazo después de otro ataque con bombas lacrimógenas lanzadas al patio de su casa.

Además, durante la emboscada del jueves en que fue herido Alberto Treuquil, también resultó baleado en la clavícula un joven de diecinueve años, otro de dieciocho y un adolescente de catorce, los tres integrantes de la misma comunidad. Tanto Chilevisión, como CNN, Emol y otros portales de internet publicaron la noticia el sábado, replicando la información entregada por el Ministerio Público, sin encender ninguna alarma o poner énfasis en que uno de los atacados es menor de edad (14 años). Al revisar las notas de prensa se puede constatar este sesgo. Describen el hecho como un ataque a cuatro hombres. ¿Se trataría de igual manera la noticia si este hecho ocurriera en una comuna de Santiago oriente?

Enfoque diferenciado según raza y etnia

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos declaró su repudio por este nuevo asesinato en tierra mapuche y, a través de su cuenta Twitter, llamó a investigar “de manera seria, pronta, exhaustiva, independiente e imparcial, con un enfoque diferenciado étnico-racial” las circunstancias del caso. Por un lado, hay denuncia anterior por parte de la víctima de hostigamiento policial; por otro, el trato legal a los mapuches es diferente (aplicación de Ley Antiterrorista, veinte casos de asesinatos de mapuche desde el 2002).

Esperar el horario prime se hace eterno, la televisión no da cuenta del hecho. Entre comercial y comercial veo pasar una nueva campaña en canal 13 sobre la violencia contra la mujer. Ahora en formato ilustración, en conjunto con el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género y Carabineros. Un nuevo intento que perderá consistencia si no hay tribuna y protección para mujeres como Andrea Neculpan, la joven viuda de Treuquil, quien probablemente no sienta ningún tipo de seguridad a la hora de dormir o de recurrir a las autoridades. 

Cambio de canal, TVN promociona su nuevo programa cultural, Gente de la tierra, donde “seis reconocidas personalidades viajarán a territorio ancestral para vivir una experiencia única”. Irónico y contradictorio. La cultura mapuche es reconocida por su valor a nivel internacional en programas de televisión, en programas educativos, incluso en el duty free; sin embargo, en el plano terrenal el trato es otro: más duro, sin mayores contemplaciones con niños o adultos mayores. En virtud de la protección de la propiedad privada el wallmapu está hoy militarizado.

Por fin, comienzan los noticieros centrales y la corona se la lleva el virus, protagonista absoluto. Solo una cámara de medio independiente acompañó este domingo la romería que trasladó el cuerpo del werken al cementerio. En Youtube apenas tiene un par de visualizaciones este video.

¿Por qué este homicidio no tiene la misma repercusión a nivel mediático que la muerte de Floyd? ¿Será momento de reconocer que hay un sesgo racial en nuestra prensa y en nuestra televisión en general? Acaso no lo observamos cada vez que la cámara se sitúa en un cité de inmigrantes haitianos para hablar de transgresiones a la cuarentena. Al gritarle “cara de nana” como un insulto a una artista de renombre mundial. Al tirar a la basura las verduras de las mujeres mapuche, en vez de respetarlas en su condición de trabajadoras independientes y representantes de una cultura esencial para el país. ¿Cuánto pesa un nombre mapuche en el cielo de las estrellas locales? ¿Cuánto pesa un predio comunero frente a un gigante forestal como Mininco? 

Una muerte anunciada

Es triste constatar una vez más la vulnerabilidad en que vive el pueblo mapuche. El comunero había denunciado ataques anteriores. Desde el 13 de mayo la situación se agudizó e incluso recibió un disparo de perdigón en la cabeza, según el mismo Treuquil, sin mediar provocaciones de su parte. Andrea Neculpan, señaló en una entrevista que su marido “quería un funeral alegre, donde se bailara choike”. Se desprende entonces que Treuquil ya había considerado la posibilidad de su asesinato. De luto y en una situación de extrema vulnerabilidad, a cargo de tres hijos pequeños de nueve, cinco y cuatro años, Andrea carga suficientes argumentos para requerir de un micrófono, cámaras y empatía a la hora de exigir justicia. 

Es probable que nunca logre pantalla. Hoy, las cámaras apuntan su potente foco antirracista hacia Estados Unidos y Europa. La bandera negra se despliega en miles de perfiles de Facebook. Chile parece que no está preparado para esta conversación. 

Las notas de prensa se suceden, a veces eternas. El tiempo avanza y se acaban las noticias sin despachos especiales que den cuenta del dolor de una familia y de una comunidad que batalla hace siglos por lograr el respeto de una sociedad extraviada que siempre ha puesto sus aspiraciones sociales en culturas foráneas.