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VOCES| Piñera o el gran viejo pascuero

Por: Pía González Suau, escritora | Publicado: 01.12.2020
VOCES| Piñera o el gran viejo pascuero @damivago |
Entendemos que hay que entregarle al fisco, parte de nuestra propia plata, las veces que sea necesario. Son nuestros fondos previsionales y somos culpables de querer echarles mano, cuando nos enseñaron que son intocables.

Oración de fin de año

Ministro Briones, por favor, no se olvide de nosotros.

Somos aquellas y aquellos que integran esa clase media de cristal, como ustedes la llaman. Somos frágiles y rogamos por su compasión.

Nuestras familias se exponen a caer en cualquier momento en el abismo de la cesantía inesperada, de una enfermedad grave, algo como una pandemia, por ejemplo. Siempre en riesgo de dejar de ser clase media, de un día para otro. Ni la bolsa cae tan rápido, don Ignacio.

Debemos sacar los niñxs del colegio, obligados a devolver el auto, no ve que se paga en cuotas. La casa también está fraccionada en hipotecas y todavía la debemos casi toda. Con suerte el baño y el dormitorio nos pertenecen.

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Si se nos acaba el o los trabajos, nos vamos derechito a la perdición. Los bienes adquiridos son de los bancos y la educación de los hijxs se la lleva el viento. Pedimos perdón por atrevernos a elegir un colegio de calidad y abusar de la libertad de escoger. Sudaremos para pagarlo. Prometemos, alegres, cantar alabanzas cada día por trabajar más de cuarenta horas, jamás aceptaremos menos.

Entendemos que hay que entregarle al fisco, parte de nuestra propia plata, las veces que sea necesario. Son nuestros fondos previsionales y somos culpables de querer echarles mano, cuando nos enseñaron que son intocables.

Le imploramos ministro que ahora emerjan como la gran solución para que tengamos plata fresca en los bolsillos, que ya no sea inmoral y menos inconstitucional. Y si es así, perdónenos y suelte el dinero igual. Por favor.

Le damos gracias al presidente (su jefe) que aprovecha pantalla y nos dice que nos quedemos tranquilos, que el retiro llegará antes de Navidad. Dígale que es como un gran viejo pascuero, que vela por nosotrxs. 

Gracias por su infinita bondad.

Estábamos perdidos y el ministro Briones vino a iluminarnos. 

Ahora entendemos que esto de los impuestos es nuestra obligación hacia el país. Somos los más indicadxs para llenar las arcas fiscales, porque el señor Lerou y otros tantos son dignos de la liberación todopoderosa de nuestro querido e incorruptible Servicio de Impuestos Internos. Aceptamos humildes, que nos persiga con su espada justiciera si alguien por ahí se hizo el loco con una boletita que no dio o no la pidió al comprar (igual de culpable) o apretó las teclas del computador con pillería y se hizo pasar por cesante, cuando en realidad recibía un jugoso sueldo de un millón de pesos, incluso de setecientos. 

Perdónanos ministro, te rogamos. 

Al infierno con ese ladrón, ese codicioso que quiere todo gratis. Sobre ellos caiga su castigo y  paguen multas con sus respectivos impuestos. 

Porque este retiro señor ministro, sabemos que lo maneja usted, que no se mueve ni una hoja en el ministerio de Hacienda sin que usted lo sepa. 

Hasta el presidente guarda silencio, ni discute su supremacía de San Briones.

Gracias por encontrar la grieta y meter el proyecto del 10% gubernamental. Tenemos clarito que usted tiene el poder y el Ejecutivo, o sea su jefe, le hace caso. No podría haber encontrado un mejor discípulo nuestro presidente, dispuesto a lo que sea con tal de desenmascarar a los impíos del Parlamento.

Escúchenos ministro, le rogamos.

Observamos impotentes cómo pasan los días y siguen los rounds, mientras ya no podemos seguir estirando pagos y deudas. Le prometemos que no partiremos corriendo a comprar regalos con la plata. La Navidad no es eso. Y les diremos a nuestros niños y niñas, que el viejo pascuero no vendrá este año, por esto del COVID, como dice la niñita de Falabella.

Prometemos no caer en el pecado del despilfarro comprando como enajenados. En vez de eso, guardaremos la plata para la segunda ola, que no hay pandemia de una sola, ni primera sin segunda.

Prometemos no seguir con la tonterita del diez  por ciento una y otra vez. Nos conformaremos con gratitud con un bono para la estufa si es invierno, o para comprar un pollo y otros utensilios navideños si es fin de año. 

No nos importan las volteretas de la diputada Naruto en el hemiciclo. 

Tampoco creeremos ni escupiremos los cientos y miles de Tweets que piden, exigen, lo insultan incluso, para que abra la billetera de La Moneda. 

Usted es la voz que le susurra al oído al jefe lo que le conviene al resto. Usted tiene el poder, por eso le rogamos que no se nos amurre esta vez. 

Sabemos de su esfuerzo y que conoce por lo que estamos pasando. Si anda en micro o con chofer, nos da lo mismo, porque somos agradecidos de su gran sensibilidad. Porque conoce nuestras úlceras nerviosas, las noches de insomnios, hasta siente nuestras lágrimas secretas. Porque todo lo ve, sabe de esa impotencia de mierda cuando nos echan del trabajo, esa rabia inmensa que nos ciega. 

Desde ahora, prometemos no alterarnos. La paciencia es nuestra mayor virtud.  No vamos a salir a la calle a gritarle groserías a la autoridad. 

Yo soy el único responsable dijo nuestro ministro y velaré por vuestros futuros, se acordarán de mí, cuando en veinte años más, gracias a mí, tengan una pensión como la que recibe su padre o su madre hoy día. 

Seguro que nos acordaremos ministro San Briones. 

Gracias por el favor concedido.

Amén.

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