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«Intersecciones frágiles»: El cuerpo mediado por la danza y la tecnología

Por: Entrevista: Daniela Marini. Edición: Isis Díaz y Lorena Hurtado. | Publicado: 20.10.2021
«Intersecciones frágiles»: El cuerpo mediado por la danza y la tecnología ©Gonzalo Donoso |
“Intersecciones frágiles” es una instalación performance que se estará presentando hasta el 26 de noviembre en el MAC Parque Forestal. Conversamos con una de sus directoras, la coreógrafa y bailarina Francisca Morand.

Francisca Morand, bailarina, coreógrafa y académica del Departamento de Danza de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, reflexiona sobre Intersecciones frágiles, propuesta que dirigió junto al también académico de la misma facultad, Javier Jaimovich. La obra, que definen como una “Instalaformance”, es el resultado de un trabajo colaborativo e interdisciplinar en cuya creación también participaron la artista visual Mónica Bate, el compositor Diego de la Fuente, y el artista audiovisual Paulo Fernández.

El pasado con el presente

-¿Cómo surge Intersecciones frágiles?

Generamos un núcleo el año 2014, en torno a la creación de una obra que se llamó Emovere. Esa obra era más escénica, vinculada a la danza y cruzada con sonido modulado por señales fisiológicas –a través de un sistema interactivo con sensores–, además de un trabajo de visuales. 

A partir de los resultados de ese trabajo nos hicimos varias preguntas. Nos interesaba profundizar en el trabajo entre danza, sonido e interacción fisiológica, pero integrando a la audiencia en esta experiencia. Entonces, venía bien pensar en una instalación. Además, la visualidad no fue completamente abordada en Emovere, por lo que nos interesaba mucho que un artista visual se integrara al equipo. Y Mónica Bate, que también es académica de la Facultad de Artes, se sumó y empezó a diseñar una escultura reactiva en torno a estas mismas ideas, una especie de organismo porque está formado por materiales que son artificiales y también orgánicos, una especie de gran metáfora de este cuerpo mediado. 

En el fondo, el tema que cruza la obra es esta corporalidad mediada por la tecnología, que le permite verse, pero verse mediado. Por lo tanto, hay una transformación en la subjetividad y en la autoimagen. Además, nos interesaba trabajar esta idea de cómo este colectivo que penetra la obra, también la va influyendo y transformando. Entonces, son las ideas que vienen de antes y que se ven expresadas en esta ‘instalaformance’, que es un híbrido entre performance e instalación. 

©Gonzalo Donoso

-¿Qué puedes decir de esta instalaformance? 

La instalación se compone de dos dispositivos. Uno, Sensorium, capta sonidos de la voz del visitante y tiene un sensor que registra la frecuencia cardíaca, a través de una mano, y también registra los rasgos faciales. Todo esto va entrando en una composición sonora y visual que va circulando por el espacio y que se ve reflejada en las imágenes generativas y reactivas creadas por el artista audiovisual, Paulo Fernández. Entonces reaccionan a la voz, al pulso cardíaco, y la imagen de la cara también aparece transformada por la voz y por las bioseñales. Lo que hace esta primera estación es trabajar con ciertas señales del cuerpo del visitante. 

A su vez está la escultura creada por Mónica Bate, Junípero, hecha de papel y un alambre que se llama muscle wire, que va reaccionando a impulsos eléctricos, contrayéndose como se contraen nuestros músculos. Éstos tienen una relación indirecta con las pulsaciones y  la voz. Entonces hay una tercera mirada, la del que observa y va  viendo estas intersecciones frágiles. Y todo tiene una temporalidad que no es inmediata y que hace que se fusionen voces y caras que quedaron antes registradas. Una temporalidad que va relacionando el pasado con el presente.

Y el tercer componente es la performance, que ocurre en ciertos momentos –por la pandemia, cada vez en menos momentos– y que va relacionando el espacio y trabajando con las voces que quedan registradas, con mi propia voz –soy la intérprete–, con la visualidad y también con la escultura reactiva. Entonces, genera otro modo de relaciones. 

Tacto en pandemia

-Ustedes iban a estrenar en abril del 2020 pero, por la pandemia, recién pudieron estrenar en octubre ¿Cómo ha sido reencontrarse con los materiales, con la obra, con las preguntas que se desprenden de ella? 

Ha sido tratar de volver rápidamente a esta estructura que ya dejamos compuesta, pero mientras lo íbamos haciendo, también haciéndonos más preguntas sobre las decisiones que habíamos tomado. Creo que hay decisiones que están acertadas  y otras que podrían ser mucho más reflexionadas, lo que está abriendo preguntas hacia un tercer proyecto. Y ha sido tratar de reconstruirlo lo mejor posible dentro de todas las dificultades que hay en este minuto, porque es una propuesta interactiva que requiere de tacto, voz. Entonces, ha sido un desafío cómo hacer posible lo interactivo en un contexto pandémico. 

©Gonzalo Donoso

¿En qué consiste esa interacción con las personas? ¿Es con los asistentes, con los objetos, contigo como performer

La performance dura 25 minutos, dividida en dos pequeñas acciones de 12, 13 minutos, pero la permanencia en el museo es como instalación. Entonces, está la posibilidad de registrar tu voz de la manera que quieras y esa voz queda como material, porque hay un software que va convirtiéndola en una composición sonora donde puedes encontrar trazos de tu voz que se van mezclando con las voces de quienes estuvieron antes. Tu voz tampoco aparece inmediatamente, tiene una composición temporal y se va acumulando con otros registros.  De repente te das cuenta “ahí está lo que yo dije”, pero no aparece inmediatamente. 

Además está este objeto extraño, Sensorium, una estación que te invita a jugar, a descubrir. De repente te vas a dar cuenta que tu cara apareció ahí, pero puede ser que tu voz esté modificando proyecciones visuales y entonces estés en eso. También está la posibilidad de poner tu mano y sentir  tu frecuencia cardíaca, y que esta empiece a generar un sonido, a formar parte de esta composición sonora. Van pasando varias cosas a la vez. 

-Es interesante cómo cosas tan íntimas, como tu voz, tu pulso cardíaco, tu rostro, se configuran en algo colectivo… 

Esa es la idea, ese extrañamiento que se produce con el propio cuerpo biológico pero que al mismo tiempo es algo muy atractivo que te produce curiosidad. Y cómo en el encuentro con otras voces y señales configuran intersecciones frágiles y potentes a la vez.

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-Y a propósito de estar en colectivo, ¿cuál ha sido tu experiencia de trabajo en un grupo interdisciplinar? 

Fascinante. En este momento Javier y yo lo dirigimos, pero es una dirección bien blanda en el sentido de que le damos mucho espacio y posibilidad de tomar decisiones a todo el grupo, y eso es muy interesante. Al final uno empieza a preguntarse qué es lo que uno está dirigiendo, como que se configura ahí un gestor, gestora de otras formas de crear. Nuestro rol era más bien conectar una persona con otra, conectar una idea con otra, ir viendo las relaciones e ir elaborando la macro obra. 

-Como intérprete, performer. ¿Dónde pones tu atención al dialogar con estos materiales? 

Son materiales sutiles y no son predictivos. Es decir, sé que si hago algo va a sonar, pero no sé exactamente cómo. A pesar de que tiene una estructura que me permite anclarme, no tengo siempre una coreografía establecida de principio a fin. Mis señales fisiológicas, la cualidad del sonido que emerge en ese momento, lo que capta el sistema, cuáles papelitos de la escultura se mueven, va haciéndome tomar decisiones que son in situ, dentro de una estructura. 

Por eso digo que es una performance, porque me hace estar tomando decisiones que están siempre en el presente. Cada vez me siento más cómoda con el sistema, lo que me permite pensar en respuestas menos habituales y reactivas. Pero siempre muy presente para la composición corporal y cada vez avanzando más en el manejo de la tecnología. Es igual que cualquier técnica corporal, y es bonito cuando puedes jugar con ella. 

Intersecciones Frágiles nos muestra una tecnología de manera bien evanescente; apela a sensaciones y percepciones bien internas e íntimas. Recuerdo que en una de las aperturas varias personas lo dijeron, que era como envolvente, casi uterina. Algo muy relajante que te pone en un estado perceptivo muy tranquilo. Entonces, no es tecnología que te esté bombardeando, es una estimulación sutil.

Intersecciones Frágiles / MAC Bellas Artes / 

Ficha Artística:

Mónica Bate (Santiago, 1978), Paulo Fernández (Santiago, 1979), Diego de la Fuente (Santiago, 1990), Javier Jaimovich (Niza, Francia, 1981), Francisca Morand (Santiago, 1967).

Performance: Viernes 14:30.

Instalación:  Martes a viernes de 11:00 a 14:30. 

12 de octubre al 26 de noviembre 2021

Inscripciones en el correo: interseccionesfragiles@gmail.com

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