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La violencia de la belleza: fotografías y relatos de cuerpos únicos

Por: El Desconcierto | Publicado: 26.11.2021
La violencia de la belleza: fotografías y relatos de cuerpos únicos |
La violencia de género se instala en un sistema patriarcal como una vía “razonable”, que se asienta en creencias que parecen “sensatas” e incluso “necesarias” para castigar conductas “indebidas” de mujeres “descarriadas”.

El cuchillo atravesando el abdomen de ella no es un hecho espontáneo. Las manos de él ahorcándola, no responden a un acto súbito. La bala atravesando su pecho no es fruto de una trayectoria fortuita.

La violencia de género se instala en un sistema patriarcal como una vía “razonable”, que se asienta en creencias que parecen “sensatas” e incluso “necesarias” para castigar conductas “indebidas” de mujeres “descarriadas”.

La industria de la belleza establece parámetros que cuentan con bordes a los cuales las mujeres deben responder para que sus cuerpos sean aceptados, deseados y amados. El negocio de la industria prospera solo en la medida que el cuerpo de la mujer siente que su cuerpo tiene una deuda permanente. 

La mujer lo aprende: nunca se es suficientemente joven, delgada, alta, tersa, perfumada. La publicidad se lo enseña desde niña y se lo recuerda durante toda su vida, todos los días.

Por su parte los hombres integran en su imaginario las características de lo que aprenden que es un cuerpo bello. La mujer siempre es comparada con el parámetro, con la regla impuesta.

Es así que pueden describir de manera consensuada lo que les falta y también lo que les sobra. Cuando el cuerpo “querido” no cumple con el listado de requerimientos, lo hacen sentir, con palabras, con gestos, con gritos, con golpes, con disparos.

Antes de morir las mujeres en manos del “amado”, sus oídos escucharon durante un buen tiempo: “gorda”, “fea”, “estai suelta”, “dai pena”, “nadie te va a querer así como estás”, “estás vieja, arrugada”, “ya no calientas a nadie”, “quedaste fofa después del embarazo”. O por el contrario: “pa’ quién te arreglai tanto?”, “por qué tan corta la falda?”, “por qué tan pintadita?”, “tú me estai cagando”, “maraca”, “puta”.

La dama de bien aprende el encuadre y sabe que no puede defraudar, pero tampoco puede lucir en demasía. Ambas situaciones ponen en peligro el dulce hogar.

La belleza diversa

El fotógrafo Carlos Candia y la productora Erika Silva trabajan hace cinco años en el proyecto La belleza diversa. Su trabajo busca ampliar los márgenes de lo que hemos aprendido que es un cuerpo bello, reivindicando a partir del registro fotográfico y de los relatos, la certeza y convicción que la única definición posible de la belleza de un cuerpo es ser única e irrepetible.

El proyecto busca además promover el derecho a una sexualidad plena de todos los cuerpos de mujer, dejando atrás los estereotipos de belleza que son impuestos como dispositivos que violentan la relación de la mujer con su imagen, haciendo que el propio cuerpo se transforme en su enemigo no deseado.

La última colección del proyecto es La belleza sin regla, el cual busca promover el derecho a la sexualidad plena de las mujeres mayores, con la certeza de que asexuar a las mujeres después de la menopausia, es también una forma de violencia patriarcal.

La exposición se divulga a través de Instagram y Facebook. También se presentará en diferentes espacios territoriales y cuenta con el apoyo de diferentes liderezas del mundo académico, parlamentario, constituyente, gremial y municipal.

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