Gráfica

U. de Chile edita libro sobre histórica exposición fotográfica que retrató el país de los años sesenta

Por: Edgar Pfennings de la Vega | Publicado: 27.05.2022
U. de Chile edita libro sobre histórica exposición fotográfica que retrató el país de los años sesenta Fin del recreo | Foto de Antonio Quintana
A mediados del siglo XX, cuatro fotógrafos recorrieron de Arica a Magallanes por encargo de la Universidad de Chile retratando a sus trabajadores y trabajadoras en tiempos de la industrialización y de profundas tensiones entre el campo y la ciudad.

Fueron más de dos años durante los que el equipo compuesto por Antonio Quintana, Roberto Montandón, Domingo Ulloa y Mario Guillard viajó a cada rincón del país. Buscaban retratar sus realidades y protagonistas, proyecto que resultó en más de siete mil fotografías, de las cuales 410 se presentaron en una exhibición.

Seis décadas más tarde, el libro “Rostro de Chile. Reencuentro con la exposición original de 1960” reconstruye la aproximación más cercana a lo que fue la muestra, inaugurada en la Casa Central de la Universidad de Chile el 13 de octubre de 1960. La publicación, que está puesta a disposición del público para su descarga gratuita, contiene las fotografías originales e información detallada de la exhibición, hasta ahora inédita.

La propuesta del Archivo Central Andrés Bello (ACAB) de la U. de Chile invita a al lector a reencontrarse con el imaginario visual del Chile profundo de mediados del siglo XX, con una pluralidad de caras, figuras y sitios de un país que se preguntaba sobre su lugar en un mundo mientras atravesaba importantes cambios productivos, sociales y culturales.

Para Andrea Durán, coordinadora de la Unidad Gráfica Digital y encargada del Archivo Fotográfico del ACAB, Rostro de Chile” es el hito más relevante de la historia de la fotografía en Chile durante el siglo XX. «Fue una exposición en clave abierta a la ciudadanía. Es parte de la escena social, cultural y artística del país», explica. Por eso, asegura, el libro es tan relevante, ya que «busca instalar nuevamente este repertorio y trabajo, realizado por este grupo de fotógrafos, en la circulación cultural de la ciudadanía y activar una memoria visual que está anclada a una identidad local chilena y latinoamericana».

El proyecto original fue patrocinado, gestado y cofinanciado por la Casa de Bello bajo la rectoría de Juan Gómez Millas, con Álvaro Bunster como secretario general e impulsor principal de la iniciativa.

El actual rector de la institución, Ennio Vivaldi, destacó el rescate patrimonial realizado para la edición del libro y su vigencia en el contexto nacional actual. «Como Universidad de Chile nos regocija poder compartir un tesoro patrimonial que generamos hace más de cinco décadas y que hoy custodiamos para su preservación, que es la memoria de un país en constante cambio. Volver a mirar el Chile que fuimos en 1960, sobre todo a la luz del que estamos construyendo hoy, se transforma en un ejercicio fundamental para el momento constituyente que estamos viviendo. Invitamos a toda la comunidad a descargar este valioso libro», declaró.

La historia de una hazaña

La idea de hacer una exposición que retratara Chile surgió con motivo del aniversario 150 de la independencia del país. El proyecto, concebido originalmente por el fotógrafo Antonio Quintana, tenía como objetivo recorrer el país y explorar sus diferencias sociales, étnicas y regionales a través de sus trabajadores y trabajadoras.

La iniciativa fue acogido por la Universidad de Chile y ejecutado por el equipo del Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm de la casa de estudios, liderado por el fotógrafo Roberto Montandón, quien junto a Quintana serían los encargados de la dirección artística, guion y curadores de la iniciativa. Ellos se hicieron cargo del norte de Chile, mientras que por el sur viajaron Domingo Ulloa y Mario Guillard, ayudados por un nutrido equipo de colaboradores regionales.

“Rostro de Chile” tuvo una envergadura nunca antes vista: no sólo se debía recorrer el país por todos sus rincones, sino que además presentaba enormes desafíos tecnológicos en el desarrollo de los negativos. La exposición fue un hito en la historia de la fotografía chilena por las dificultades técnicas que supusieron el revelado y la ampliación en gran formato, tarea de la que estuvo a cargo Domingo Ulloa, quien, además de viajar por el país, fue el responsable de las ampliaciones análogas de las 410 imágenes que darían vida a los 87 paneles de la exhibición.

La muestra original fue un éxito total, alcanzando las 50 mil visitas en sus dos primeros meses de exhibición en Santiago. Luego, comenzó una itinerancia por otros lugares de la capital, otras regiones del país, y luego por 14 países durante nueve años, incluyendo México, Estados Unidos, Japón, entre otros.

Una reconstrucción arqueológica visual

A pesar de la fama de la exhibición, hubo que realizar un largo trabajo para identificar las fotografías y hallar los negativos de Quintana, Montandón y el resto de los autores entre los más de 75 mil registros que componen la Colección Archivo Fotográfico. También faltaba información fundamental de la muestra, ya que nunca existió un catálogo que sistematizara el proceso de la exhibición original o un archivo de las ampliaciones finales, las que se perdieron luego de itinerar por el mundo.

El proceso ha sido denominado como una “reconstrucción arqueológica visual” por sus investigadores y encontró una ayuda fundamental en Domingo Ulloa, quien tras retirarse del ejercicio profesional volvió a golpear las puertas de la universidad en 2013 trayendo consigo la historia de la hazaña de la exposición.

Junto a Andrea Durán, subdirectora del ACAB y encargada de la Unidad Gráfica Digital, emprendieron el camino para identificar cada una de las 410 fotografías, basándose en una caja rotulada como “exposición Estados Unidos” que había guardado Ulloa y otra con una maqueta y negativos encontrada en el Archivo.

Luego de años de investigación, se lograron identificar 292 imágenes del montaje original, las que forman parte del corpus de 386 fotografías que presenta el libro. Sin embargo, aún falta material por encontrar, lo cual se presenta en la publicación como “zonas oscuras” que llaman a seguir ampliando el trabajo realizado por el ACAB hasta ahora para reconstruir la historia del mayor hito de la fotografía chilena.

El libro se encuentra disponible para libre descarga, acá.

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