Letras

En memoria de Anaís Luâ, joven poeta atropellada en bicicleta

Por: Rodrigo Hidalgo, escritor | Publicado: 26.01.2021
En memoria de Anaís Luâ, joven poeta atropellada en bicicleta Anaís Luâ | Anaís Luâ era una joven poetiza de 21 años proveniente de la serena, mismo lugar donde fue impactada por un vehículo particular cuando se trasladaba en bicicleta el sábado 23 de enero a las 19:00 hrs.
Anaís Luâ era una joven poetiza de 21 años proveniente de La Serena, mismo lugar donde fue impactada por un vehículo particular cuando se trasladaba en bicicleta el sábado 23 de enero a las 19:00 hrs.

Me entero que una camioneta atropelló y acabó con la vida de la joven poeta Anaís Luâ cuando iba en bicicleta. Me estremece y espanta esta noticia, porque la conocí leyendo poesía hace algunos años y entonces ella era apenas una adolescente, pero ya estaba entre la palabra y el instrumento al que se dedicó con la misma pasión, el violoncello. Estábamos en un establecimiento educacional municipal de Quilicura, acompañados por poetas de la talla de Elvira Hernández, en el marco de un festival de poesía en escuelas básicas organizado por Óscar Saavedra, compañero infatigable en la promoción de la escritura y la palabra, al igual que Alejandra del Río, creadora de un hermoso modelo de educación poética temprana. Anaís era entonces apenas una quinceañera, un poco mayor que las niñas y niños -en su mayoría haitianos- que la oían embelesados. Y tenía apenas 21 años hace 3 días, al momento de su muerte.

-In memoriam Anaís Luâ-

Recojo información, imágenes y poemas suyos del instagram y facebook de distintes colegas poetas, como Silvana Bustos, René Silva, María Paz Valdebenito, Diego Ramírez, Fanny Campos, pero la lista de quienes la conocimos y tuvimos ocasión de compartir con ella es tan larga que el ejercicio se torna aciago. Todes estamos tan contrariados como tristes, sin poder resignarnos, porque es absurdo morir cuando vas en bicicleta y tienes toda la vida por delante, y es absurdo porque es absurdo que el mundo nos haya declarado la guerra a los artistas y a los ciclistas. A los jóvenes. Esa es la sensación. No he podido sino acordarme también de la dolorosa muerte del diseñador y socio de Editorial Cuneta, Arturo Aguilera, que tenía 28 años cuando también yendo en bicicleta fue arrollado por un automovilista impune. Un país encandilado por el poder, un país que optó desde su origen por la fuerza antes que por la razón, donde lo que más vale es saber imponerse, hacerse respetar a charchazos, patriarcal y criminial, convencido de que el más bakán es el que manda, obnubilado por la ostentación traducida en zapatillas caras, en autos grandes, en tarjetas vip o golden, a merced de la publicidad en todas las esferas de la existencia, como si fuera lo más normal del mundo definirte y valorarte poniéndole precio a tu propia vida, siguiendo como un leit motiv, el mantra del “hay que saber venderse”.

Sus versos quedan en la memoria, además de dispersos en distintas antologías y publicaciones. Una reseña: Anaís Luâ (Coquimbo, 1999). Poeta feminista y violoncellista. Solista en la Orquesta Sinfónica de La Serena (2016) y en la Orquesta Sinfónica Juvenil “Jorge Peña Hen” (2017). Participó en el Primer Festival de Poesía de las Escuelas y de Norte Poesía 3 (Chile). Ha musicalizado su poesía junto a la violista Jacinta Balbontín Odi, y se dedica a la intervención de poesía feminista junto a las poetas Nina Qucha y Amapola. Actualmente, hace talleres de poesía y videopoemas junto al fotógrafo y director Sebastián André. Muy pronto publicará en Andesgraund Ediciones.

Duele este anuncio de un futuro truncado. Y no puedo sino rogar: basta de animitas de ciclistas, basta de muertes absurdas. No elevo esta plegaria al cielo porque no creo en divinidades todopoderosas. No elevo esta demanda a un Estado ni a un Gobierno que deja en libertad a los asesinos, ni a un Poder Judicial corrompido, que ampara a los poderosos y humilla a los indefensos. Nada puede esperarse de ellos. Pero aún estamos las personas. Y pido entonces nada más que usted lector, lectora, se de el tiempo una vez al día, un minuto al menos, de ser algo más que una persona: de ser un ser humano. Y dejo como corolario de este ruego, algunas estremecedoras líneas de Anaís Luâ, que delatan su sabiduría de niña, su comprensión acaso clarividente de la muerte en cada esquina de la vida.

 “No estamos seguros de poder cuidar a otros. El cuadrado de la estufa por donde puedes ver el fuego. Tú no sabes duendecillo lo que es quemarse. Dormir boca abajo buscando la muerte y esperar que todo caiga. En la rabia no hay tiempo para pensar. Abro la puerta y escucho: aquí suena la vergüenza. Y te lo digo, defiéndete.”

 “Me voy a morir y lo digo en esta lluvia de tumbas y en donde miro mi nombre y mis huesos y mis dientes y esta niña que soy yo y vuelvo al piso donde crecí y demoro tanto en llegar con este sueño y brilla a lo lejos y me siento en tortura y veo a todos lados por si alguien me mira y es normal y pienso y es normal y no pasa nada tranquila y paro y camino y me arrastro a pies descalzos enterrados y sangrientos al lugar donde explotan las tristezas y todavía reclamo y evito oír a familias que cantan y niños que lloran y no sé si me voy a morir te lo digo y mi corazón está prendido para despedirse…”

Anaís Luâ.

Déjanos tus comentarios
La sección de comentarios está abierta a la reflexión y el intercambio de opiniones las cuales no representan precisamente la línea editorial del diario ElDesconcierto.cl.