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Rosabetty Muñoz, poeta a la constituyente: «No tengo el gesto de detestar a ‘los políticos’ en serie»

Por: Rodrigo Hidalgo, escritor y periodista | Publicado: 22.03.2021
Rosabetty Muñoz, poeta a la constituyente: «No tengo el gesto de detestar a ‘los políticos’ en serie» |
Rosabetty Muñoz, poeta y candidata al Premio Nacional de Literatura 2020, es una activa mediadora cultural en Chiloé y de todo el sur de Chile. Con el eslogan “Por la gente del sur”, la escritora y profesora apuesta por una constitución multicultural, que reconozca a los pueblos originarios, a los migrantes y a las comunidades que han establecido identidades propias.

Como profesora, creadora y ciudadana, la poeta ha estado comprometida con el quehacer artístico y cultural, es decir social y político, beneficiando a cientos de jóvenes y adultos. Acaba de ser reconocida con el Premio del Círculo de Críticos de Arte por su último libro, Santo oficio (UDP Ediciones), que reúne gran parte de su obra. Hoy es candidata a la Convención Constituyente por el Distrito 26, integrando la Lista del Apruebo como independiente en un cupo del Partido Liberal.

Rosabetty aspira a un cupo en la instancia en que se redactará una nueva Constitución, por el distrito 26, conformado por las comunas de Puerto Montt, Ancud, Quinchao, Chaitén, Calbuco, Maullín, Castro, Chonchi, Cochamó, Hualaihué, Curaco de Vélez, Dalcahue, Futaleufú, Quemchi, Quellón, Palena, Puqueldón y Queilén. Todas localidades que conoce bien porque hasta ellas la ha llevado su poesía, su pedagogía, su vida dedicada justamente al diálogo y la conversación, una labor llevada a cabo a contracorriente, en un país secuestrado por una elite que cree y practica la fuerza antes que la razón.

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En Santiago, la Plaza Dignidad, hoy sin su emblemático jinete de bronce, se ha convertido en un ícono y una postal entre otras cosas gracias al trabajo del grupo de arte lumínico Delight Lab, que sistemáticamente ha proyectado allí distintos versos, consignas, imágenes y a veces solo una palabra. Así como se proyectó el rostro de Camilo Catrillanca junto al verso “Que su rostro cubra el horizonte” de Raúl Zurita, luego sería el turno de “Destruir en nuestro corazón la lógica del sistema” del poeta José Ángel Cuevas, y en su momento bastó la palabra “Hambre”.

Las palabras han vuelto a tener un valor poético, que la ciudadanía aquilata y valora. El campo discursivo es un campo de batallas simbólicas, y el último muro rodeando la base de una estatua ausente, no puede ser un gesto más prístino y elocuente. Intento abordar la entrevista con Rosabetty Muñoz sin caer en el escepticismo y se lo advierto. Pienso que es difícil el camino de la política para los artistas, los profesores, los mediadores culturales. Digo que creo que suelen terminar como operadores políticos al servicio de uno u otro partido. O se desilusionan y retiran a tiempo. Esto es lo que ella respondió:

Un partido joven

Fue difícil tomar una decisión respecto a participar como candidata teniendo en cuenta la opinión que manifiestas y que está extendida en nuestro medio; no sólo entre los artistas y trabajadores de la cultura, sino en las comunidades en general. Durante décadas hemos estado asistiendo a la degradación de la política, el vaciamiento del lenguaje público que hoy está siendo descaradamente utilizado para mentir sin amagues, la apropiación de imaginarios, la vulgarización del deseo al punto de consumirse para conseguir la dosis de satisfacción, como el adicto.

Vivimos un complejo escenario y sentí que un camino posible era ofrecer mi pasión, experiencia, sensibilidad para construir entre muchos ese otro Chile que soñamos. Ya sabemos que las condiciones se han ido estrechando y esa mesa abierta/diversa/plural se ve lejana, sin embargo, insisto en que es posible elegir buenos constituyentes si nos volvemos a emocionar. Si tenemos presente cada día el fervor de octubre del 2019 y el dolor de los que se han sacrificado para estos cambios.

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Decidí aceptar el cupo por el Partido Liberal porque las posibilidades de salir elegida independiente son más improbables. Conocí este partido por Alejandro Bernales quien fue un buen Seremi de Cultura en nuestra región. Es un partido con gente joven que me aseguró independencia y han sido fieles a su palabra. Nunca he militado en un partido político pero no tengo el gesto de detestar a ‘los políticos’ en serie. Mi abuela hacía enormes comidas los días de elecciones para todos los parientes del campo que llegaban a votar; mi suegra a sus ochenta años está informada, opina, vota y participa en toda organización de base que está a su alrededor. En ellas ejemplifico esa idea de la democracia y participación ha significado para generaciones anteriores, el deseo de una república que los contenga y por eso han celebrado, luchado.

Torre de Babel

Si fuera pesimista no podría ser profesora. La pedagogía implica creer en el futuro, en los jóvenes, en la formación y aspiración a las virtudes. Todos los problemas que nombras, los veo/palpo cada día. No vivo en Puerto Montt, sino en Chiloé, pero he venido a la capital regional por unos días debido a la campaña y he visto el despliegue apabullante de la derecha y su poder económico. Por otro lado, en las calles, poblaciones, buses, donde está la gente común, tratando de sobrevivir a este tiempo durísimo, hay mucha desinformación, el proceso constituyente es una nebulosa donde se confunden nombres y listas.

He pensado tanto en la Torre de Babel y el castigo divino por la soberbia de los hombres fue confundir sus lenguas. Pensaba en eso el otro día escuchando la franja electoral, escuchando a los partidos de derecha hablando de la pobreza de las pensiones, de la propiedad del agua, pensaba cómo esta moderna Torre de Babel ha dado vuelta la parábola y aunque usamos todos las mismas palabras, son los significados los que se manipulan y llevan a confundir.

¿Cómo me sostengo? Pensando en que pueden ir a votar muchos, ojalá más de los que pensamos y nos demos una sorpresa eligiendo un número importante de representantes de muchas áreas distintas de la sociedad. No van a ser tantos como quisiéramos pero hay nombres clave que pueden subir el nivel del discurso, aportar sabiduría, fuerza e integridad. Eso me sostiene.

El lugar de la cultura

Hay que volver a fijarse mucho en las palabras. “Negociar” implica que hay un negocio de por medio, una actividad económica y, por supuesto, no es el caso. Por otro lado, es absolutamente necesario llegar a acuerdos, es decir, lo primero de todo: que el proceso sea transparente, las sesiones públicas, las votaciones públicas y claro que habrá sectores con quienes me gustaría conversar, por ejemplo todos aquellos agentes culturales que sea elegidos. Me gustaría que pudiéramos unir fuerzas para darle a la cultura el lugar primordial que merece.

No le temo a la palabra acuerdos porque la política se trata de eso, somos muchos y diversos, hay que acordar cómo habitar este país, estos territorios, este mundo tan herido. No voy dispuesta a transar pero sí dispuesta a escuchar, a dialogar y a luchar en determinados momentos porque hay temas que deben ser defendidos en todo momento. La educación pública, por ejemplo, o una economía que respete y considere el medio ambiente como esencial para la vida.

La palabra y su fracaso

Lo he repetido en esta entrevista, estamos abusando de las palabras desde hace mucho. Si te fijas en un hablante medio, el número de palabras que usa en muy reducido respecto de la enorme cantidad que tiene a su disposición en nuestro idioma. Hay lugares y edades en que se comunican con pedazos de palabras, sílabas, comodines. Ya sabemos que mientras más palabras usamos más podemos decir–nos, rastrear en quiénes somos, quiénes queremos ser. Dicho esto, creo que la violencia es el fracaso de la palabra, cuando ya no puedes hablar, decir, conversar; cuando el otro es un ajeno, alguien a quien ni comprendes ni escuchas, es fácil agredir. Se vuelve posible pensar en un desalojo del que te molesta, en la cancelación.

Toda la represión que se ha vivido en Chile, no solo ahora sino desde la dictadura militar, representa a grupos que creen que otros no debieran participar de la vida pública con sus demandas, que todo está bien mientras se mantenga un cierto orden que han establecido las elites. Entonces, recuperar el sentido de las palabras es crucial, recuperar acciones como escuchar, dialogar, y sustantivos como encuentro, acuerdo, respeto, retribución, son la base de un Nuevo Pacto Social.

La nueva Constitución es una oportunidad para un pacto social en el que el consumismo, la ambición y el individualismo no sean el centro de nuestro desarrollo. Ya no queremos más este Chile desigual, cruel e injusto. Volvamos a hablar de ideas como comunidad y bien común. Un país en cuyo centro estén las personas y el buen vivir.

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