Letras

Autoras del libro ‘Nunca más solas’: «Pensamos en contener a las mujeres que lo leyeran»

Por: Natalia Figueroa | Publicado: 12.04.2021
Autoras del libro ‘Nunca más solas’: «Pensamos en contener a las mujeres que lo leyeran» Autoras Nunca Más Solas |
El libro recoge diez relatos de mujeres víctimas de femicidio expresados desde lo poético y el arte visual en una publicación que se encuentra disponible en la editorial Pehuén y en todas las librerías de nuestro país.

Se demoraron casi tres meses y tenían un objetivo: traducir crónicas dolorosas en un rito sanador. Fabiola González, «La Chinganera», folclorista, payadora y poeta popular, soñó con Lolo Góngora, artista visual e ilustradora feminista, presentando una obra que les permitiera conectar sus trabajos artísticos.

Fue así como iniciaron el proyecto feminista «Nunca más solas», un libro que contiene diez relatos centrados en las historias de mujeres víctimas de violencia de género. Ha sido un proceso apegado a las demandas por justicia e igualdad que han empujado miles de mujeres, del que ellas como artistas se han sentido sensibilizadas y llamadas a aportar desde sus veredas. «Quisimos resignificar estos relatos para darles un descanso desde lo simbólico y lo artístico», cuentan.

[Te puede interesar]: ADELANTO| Las desconocidas historias de Pedro Aguirre Cerda

-¿Cómo y cuándo deciden comenzar a escribir este trabajo?

La Chinganera: «Fue un proceso muy rápido. Como poeta popular, siempre estamos escribiendo sobre la contingencia, es una tradición oral que tiene cientos de años. Tenía varias décimas que hablaban sobre el femicidio y casos que nos fueron devastando. Empecé a soñar con que se podía tener en un libro algún día, como poetas populares siempre tienes una libretita donde almacenas décimas.

Conocí a la Lolo el 2018 cuando ella ilustró una décima mía que leyó Mon Laferte en los Grammy. A mí me gustó mucho, me sentí muy conectada con la estética, con el lenguaje y el mensaje que tenía su ilustración poniendo a esta Mon como una especie de santa o de virgen. Iba muy en el marco de la religiosidad popular desde donde emerge la poesía popular y las décimas. Hasta que un día soñé con la Lolo, que hacíamos un libro y que era un trabajo muy potente. Le escribí  y como teníamos estas décimas y ella trabajó sobre temática feminista, fue obvio, ‘hagamos esto’. Empezó a darse todo de manera muy natural y muy orgánica. Muy congruente todo.

Lolo Góndora: «Hablando desde mi vereda, como artista visual e ilustradora que empezó a hacer murales desde el estallido, mi temática siempre ha sido relacionada con el feminismo, con nuestras demandas, pero también nuestras injusticias. Al igual que La Chinga, que escribe sobre la contingencia, yo dibujo sobre lo que me pasa y nos afecta a las mujeres, y qué pasa en el mundo en general. Por ahí, no es tan ajeno este libro, es como si nos hubiésemos iluminado y surgiera. La parte del sueño también tiene que ver con el libro, porque se habla de convertir a estas mujeres en animitas, desde un lado súper simbólico, darle ese rito desde un lugar religioso».

-¿Cómo fue el proceso de recoger estos relatos?

LCh: «Fue terrible, porque nosotras estamos todo el tiempo escribiendo, componiendo, vamos caminando a medida que la sociedad también va avanzando. Por lo tanto, no nos detenemos en un solo caso. Ayer fue el Sename, la semana pasada fue una mujer asesinada, hace tiempo fue un malabarista. Entonces, lo que alcanzamos a tener de información lo transformamos en arte, porque estamos corriendo también con los tiempos. Esto, en cambio, no podía gestarse de esa manera. Había que sentarse a escuchar, enfrentarlo y estudiar. Trabajé con dos psicólogas y un abogado, hice preguntas a las familias, a la gente que está trabajando en los juicios, como el caso de Nicole Saavedra. Es fuerte enfrentarse a una realidad cruda y verlo caso por caso. Estas décimas las escribí llorando. Terminaba agotada de todo lo que me había vaciado porque, además, tuvimos que traducir toda esta crónica terrible en algo luminoso, en un rito sanador. Imagínate el caso de Ámbar Cornejo, Antonia Barra, Fernanda Maciel. Después de dato muy duros, que no han salido en la prensa, tenerlo todo y reconvertirlo. Es un velorio que estas mujeres no tuvieron».

– ¿Se resignifican los relatos?

LG: «Se presentan desde otra dimensión, no desde la crónica, sino que se les da el justo honor de que son mártires. Hubiese sido quizás muy fácil escribir cómo ocurrieron los hechos de una manera muy morbosa, pero era justamente lo que no queríamos hacer. No podría haber dibujado una niña descuartizada, es muy crudo lo que estoy diciendo, pero por lo mismo las ilustraciones no están personificadas, porque son representaciones de otras tantas mujeres a las que les ha pasado esto».

– Y en lo personal, ¿cómo lo han vivido?

LCh: «Pienso que ha sido una respuesta al proceso social y necesario. Es lamentable que existan estos casos de femicidio para que vengan a darnos una lección, es lamentable que sea de esta manera porque la sociedad estuvo dormida décadas por el tema de la violencia hacia las mujeres, desde el lenguaje, la palabra y la acción. En lo laboral, en lo familiar, en los vínculos afectivos, en todo está puesto este grado de violencia normalizado hacia la mujer. Este trabajo que hacemos es lo que podemos hacer, porque no podemos dictar las leyes, ni educar a un país, somos artistas y a través del arte podemos expresar y tomar una carta ciudadana de ser voz. Y tal vez ayudar como un vehículo de transformación de una sociedad enferma. Este trabajo nos sirve para reinventarnos y deconstruir todo esto que está instalado por siglos y es parte de un movimiento de América entera».

LG: «Cuando hicimos este libro, fue pensando también para contener a las mujeres que lo leyeran, para contener a las familias de las víctimas que están aquí. Y para que hombres que pudiesen leer este libro. puedan darse cuenta de esto que está pasando, (entender) que le puede pasar a su hija, a su hermana, a su mamá. Estuvimos con el papá de Antonia Barra y fue muy conmovedor porque la lucha que está llevando es muy importante y él decía que ojalá hubiese un papá en todas las ciudades, para que no se desestimen estos relatos, porque necesitamos que nos apoyen en esta batalla».

–  ¿Se han juntado post publicación del libro con los familiares que las ayudaron?

LCh: «Alejandro fue el primero y tenemos que juntarnos con la mamá de Xaviera Rojas, que fue colaboradora, con la prima de Nicole Saavedra, María Bahamondes, una mujer poderosa. En pleno juicio, ella me mandaba audios, links, me decía ‘revisa esto’, me contó la historia una y mil veces. Se involucraron mucho con esto y es muy bonito, porque no es un trabajo aislado, sino que nos involucramos con familiares de las víctimas para poder traducirlo a una realidad artística desde una realidad crónica».

– ¿Cuánto tiempo les llevó hacer esta publicación?

LG: «Unos tres meses, a todo dar, fue bastante rápido. La sincronía se dio súper fácil y fue súper rica, salió como el agua. Algo que me gustaría destacar y agradecerle a La Chinganera, es que a veces cuando una es ilustradora o artista, está al servicio de ilustrar el trabajo de alguien más, y acá no fue así. Eso fue muy enriquecedor, porque pude desarrollar mi obra en torno a las décimas de La Chinganera. Porque muchas veces ella hacía las décimas y yo ilustraba. Y en otras, ella se iluminaba cuando veía las ilustraciones. Es un trabajo súper equitativo, por eso nos pusimos ambas como autoras».

LCh: «Se da mucho que en este tipo de libros la ilustración acompaña a la décima, como originalmente fueron las liras populares que todo el mundo conoce. Hice un libro anterior que tenía ilustraciones de mis décimas, pero este es un trabajo conjunto, no es que las hice y la llamé para que las ilustrara, sino que parimos juntas ambas cosas».

–  ¿Hace falta visibilizar más estos temas a partir de obras como las que están haciendo ustedes?

LCh: «Sí, claro, ahora personalmente como artista, no me encasillo en una sola temática social porque mi obra y mi oficio está al servicio de esta sociedad. Entonces, no descarto el día de mañana hacer un trabajo sobre los niños y niñas violentadas. De hecho, hace mucho rato quiero hacer un disco sobre música infantil. Quiero terminar el proceso del disco nuevo que estoy haciendo y comenzar a soñar el disco de música infantil. Mi lenguaje no es solamente feminista, mi lugar está en constante cambio. Ahora, es tan necesario que la educación, la justicia y que en los medios de comunicación se exprese de manera urgente esto. Mientras más personas sean más conscientes de esto, va a cambiar. Yo me pregunto, ¿qué pasa en las escuelas, los profesores les hablan sobre esto a los niños, sobre los femicidios o están pasando historia del siglo pasado? Es una urgencia».

LG: «Mi trabajo es de mucho más corte feminista porque soy activista feminista. Soy parte de una colectiva que integra la Coordinadora 8M. Mi lucha y en lo que pienso todo el día, es esto. Como artista, todos los temas sociales me tocan la fibra. Claro que es necesario mostrarlo mucho más, mientras más personas y artistas que saquen libros, documentales, hagan intervenciones, canciones, obras de teatro sobre violencia hacia mujeres, hacia la niñez, podemos hacer grandes cambios porque el arte es transformador. Sobre todo lo fue durante el estallido social, donde el arte callejero con la gráfica, apoyó mucho lo que estaba pasando. Si habemos más artistas involucrados en denunciar injusticias sociales, podemos hacer esos cambios. Está bien cantarle al amor, no hay que dejar de hacerlo, es maravilloso, pero también tenemos que ser capaces de denunciar las injusticias».

Autoras Nunca Más Solas

 

 

Déjanos tus comentarios
La sección de comentarios está abierta a la reflexión y el intercambio de opiniones las cuales no representan precisamente la línea editorial del diario ElDesconcierto.cl.