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CRÍTICA| La sexualidad móvil o «Siento mariposas en el celular»

Por: Nora Fuentealba, magíster en Artes, mención en Teoría e Historia del Arte | Publicado: 30.04.2021
CRÍTICA| La sexualidad móvil o «Siento mariposas en el celular» |
Las reflexiones que Valeria Radrigán despliega en esta, su quinta publicación, responden a las preguntas que se abren en torno a cómo nos relacionamos con la web semántica o web 3.0. Específicamente, con el uso de las dating apps en vínculo con la tríada: cuerpo, afectos y sexualidad.

Hay besos que se dan en la interfaz

Cuestiones como las características que emergen de las relaciones sexoafectivas en estas aplicaciones, cómo pensar las autorrepresentaciones que surgen dentro ellas o qué subjetividades se desprenden dentro de este contexto, intentan ser atendidas en esta publicación financiada por Fondart Nacional de Investigación en Nuevos Medios 2019 y un primer año de postdoctorado ANID-Fondecyt.

El uso de tecnologías ha cambiado los modos con los que experimentamos y nos relacionamos con el mundo. En este sentido, nuestros vínculos también se encuentran determinados, de mayor o menor forma, por el uso que hacemos de ellas. Por lo tanto, el empleo de dating apps no solo modifica las maneras de vincularnos, sino que construye imaginarios simbólicos capaces de producir renovadas subjetividades. En otras palabras, si nuestras relaciones sexoafectivas se encuentran determinadas por discursos, mediaciones o dispositivos, nuestros celulares se hacen parte fundamental en la forma de concebir ese entre que nos une con otra persona.

Vínculos sexoafectivos dentro del capitalismo global

Radrigán explica que las dating apps elaboran y moldean las formas en que gestionamos nuestros vínculos. Para ello, en un primer momento, la autora presenta y enumera las principales características de la web 3.0 e identifica cómo estas se reflejan en la evolución de estas aplicaciones. La interfaz de estas aplicaciones se resuelve considerando principalmente lo que llama una “performatividad del cortejo offline”, que sería heredada y actualizada por el mundo online. A su vez, considera las particularidades que propician la hiperconectividad y la geolocalización, factores que reconfiguran las nociones de tiempo y espacio, modificando nuestras formas de construirnos y percibirnos corporalmente.

Lo anterior permite pensar en los modos en que gestionan los vínculos sexoafectivos dentro del capitalismo global que sostiene a la web 3.0. La autora señala que las características de las dating apps se despliegan para ofrecernos un mercado sexual. Ingresamos a ellas y elegimos o desechamos a un otro como si fuese un producto. En este sentido, quienes utilizan estas plataformas siempre tienen la posibilidad de ingresar a ese mercado de citas, sin que necesariamente esto signifique compromiso alguno.

Sexualidad móvil

Por otro lado, la investigadora se cuestiona por la dimensión afectiva dentro de las dating apps. En relación a esto relata que según los resultados de un focus group realizado el año 2019 con personas entre los 25 a 45 años, las dating apps serían utilizadas con el objetivo de encontrar el amor o una relación. Sin embargo, se indica que esto no deja claro qué tipo de amor o relación se está pensando cuando se llega a esas declaraciones.  Respecto a lo anterior, Radrigán reflexiona y señala que el amor dentro de estas plataformas se presenta y se asume dentro de una paradoja: “por una parte, (el amor) parece replegarse hacia el hedonismo más absoluto, por otra, se amplía exponencialmente a una otredad que desborda y de libre elección. Cuando el otro es muy parecido a mí, me hastía, si es demasiado diferente, me distancia” 

Respecto a la sexualidad “móvil” o celular, la autora señala que ello nos pone dentro de un nuevo marco desde donde comprender  las prácticas sexuales, las cuales suelen ser pensadas considerando corporalidades presentes en el mismo espacio temporal. Pero, las nuevas tecnologías ofrecen espacios y tiempos distintos, que si bien no remplazarán al encuentro offline, cuestionan la necesidad del cuerpo presente como variante del sexo, al mismo tiempo que amplian las experiencias de relacionarse sexualmente. Ahora bien, tal como se indica en el libro, aunque esto abre nuevas posibilidades de experiencias, no se puede olvidar que el espectro de emociones que se viven dentro de estas plataformas responde a su vez a los deseos y emociones que permite el sistema que las acoge. Por lo tanto, experimentamos emociones y deseos, pero siempre en función al sistema. 

El amor como puesta en escena

Pese a estar siempre mediados por procedimientos que encapsulan las posibilidades de expresión, lo cierto es que ellos dejan amplios márgenes de creatividad, en tanto el juego de las dating apps exige una puesta en escena del cortejo. Al estar siempre en un espacio de exhibición, se alienta a las o los usuarios a usar su creatividad para distinguirse del resto de la oferta o al menos a hacerse medianamente consciente de que su perfil es una puesta en escena que debe ser aprobada si se quiere ser elegido. 

Para comprender lo anterior, la investigadora realiza un “archivo performativo”, donde analiza diferentes perfiles de usuarios o usuarias de diferentes aplicaciones de citas. Radrigán propone el concepto de “performatividad digital” para encapsular estas representaciones donde el cuerpo y la apariencia toman un primer plano, las cuales se expresan asumiendo teatralidades y rituales consciente de la mirada del otro u otra. Fascinante es ver cómo se reiteran puestas en escenas que lejos de diferenciar perfiles, se presentan desde un inicio dentro de estereotipos fáciles de reconocer. 

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Dicho lo anterior, la propuesta nos hace reflexionar hasta qué punto a través de estas aplicaciones emergen distintas y renovadas formas en las que se expresa el deseo, o simplemente cómo estas se manifiestan a modo de extensión del cortejo offline. Lo cierto, es que más allá de transgredir paradigmas dentro del plano romántico, las aplicaciones reconocen disfrutes alternativos, donde no es necesario establecer un vínculo offline para sentir. En este sentido, se hace necesario volver a la pregunta sobre el cuerpo en relación a las nuevas tecnologías, en tanto ellas, tal como reconoce Radrigán, intervienen y se proyectan dentro de nuestras corporalidades. 

Nos sentimos a través de las dating apps, nos emocionamos al distinguir una notificación, nos reconocemos en nuestro perfil de Tinder o Badoo. Porque las mariposas ahora se sienten en el celular y si antes nos perdíamos como un cíclope en el beso del otro –parafraseando a Córtazar– ahora nos extraviamos y besamos como cíclopes que se encuentran en el reflejo de la interfaz. 

Siento mariposas en el celular. Cuerpo, afecto y sexualidad en dating apps

Valeria Radrigán

Editorial Oxímoron, Santiago de Chile, 2021

129 páginas

Precio de referencia: $10.000-$16.000

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