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Mila Berríos Palomino: El amor entre cyborgs

Por: Elisa Montesinos | Publicado: 05.05.2021
Mila Berríos Palomino: El amor entre cyborgs Autorretrato |
La artista de perfomance Mila Berríos Palomino publicó su primer libro «Prótesis» en medio de la pandemia, dando cuenta del cuerpo digital, las relaciones virtuales y el amor entre cyborgs.

Mila Berríos Palomino es una artista de performance, formada en Periodismo y Danza (Chile) y en Técnicas contemporáneas (Francia). Ha intervenido espacios histórico culturales de Santiago como: Museo de la Solidaridad Salvador Allende, Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Estadio Nacional, Plaza de la Constitución, Casa Museo Gabriela Mistral, Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Arte contemporáneo, Museo de Artes visuales de Santiago MAVI.

Su práctica artística aúna lenguajes como escritura, video, tecnología, sonido y virtualidad. Siendo lo anterior la unión que termina en Prótesis: Idilios virtuales, su primer libro publicado por Barrio Ediciones. Conversamos con Mila Berríos sobre su trabajo como artista de performance y sobre Prótesis.

La fantasía del cyborg

-De la performance a la escritura, ¿de qué forma se relaciona tu trabajo como artista de performance con estos textos?

-Si bien ha sido mi trabajo como artista de performance el que he cultivado desde hace ya dos décadas, mi primer lenguaje artístico fue la escritura. Desde muy temprana edad, aproximadamente a los ocho años e influenciada por mi madre ya estaba escribiendo poesía.

Desde entonces, la escritura me ha acompañado en forma de diario de vida y poesía, y posteriormente a través de  pequeños cuentos y relatos. Conforme crecía cultivé también un gusto por la corporalidad, no en términos puramente escénicos. Comencé a hablar de algo a lo que llamé reflexión corporal y fue así como para llegar a la performance pasé primero por periodismo, danza e intervención urbana, acciones siempre acompañadas de escrituras que me ayudaron a entender y ordenar este proceso fuera de la palabra.

 

Con la performance lo visible fue siempre la acción corporal. La escritura, aunque existente, fue relegada al espacio íntimo en forma de  preguntas, aforismos, ensayos, cavilaciones y especulaciones.

Hubo un momento en que la virtualidad me hizo generar pensamiento en torno al lugar del cuerpo en estas nuevas redes de información. Y fue así que estas pequeñas preguntas y posteriores consideraciones se convirtieron en los textos que acompañaron la serie “Biografía del aprendizaje” para después  agruparse en formato libro con la Prótesis.

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-¿Cómo es el cuerpo digital y qué es lo que te llama la atención de él para abordarlo en un libro?

-Soy de una generación que creció con la fantasía del cyborg y de la posibilidad cuerpo/artificio que nos vinculaba a las máquinas.

Con el avance de las tecnologías creo que el cuerpo digital se encuentra mucho más adelante del cyborg. Está más adelante de la ciencia ficción y de la idea del futuro que nos enseñó el poshumanismo. Lo que he aprendido es que el cuerpo digital no se desprende del ser y ese sigue siendo su máximo estatus, a la vez de su primer estatus: el de ser una persona que genera pensamiento y experiencias, una persona que ha logrado conectarse con una nueva dimensión de su existencia.

El cuerpo digital  tiene consciencia del alcance de su corporalidad a través de la tecnología y la virtualidad. No ha perdido su sensibilidad sino que se relaciona con ella para permitir el diálogo entre el adentro y el afuera, entre lo que tenemos y a lo que aspiramos, entre lo visible y lo invisible, entre la realidad y la ficción, entre inmediatez y trascendencia.

Haciendo artnet sin tener idea

-Cuéntanos sobre la forma en que va surgiendo la idea de hablar sobre estas identidades cibernéticas y las relaciones a través de la virtualidad, lo que además coincide con el contexto de pandemia.

-Si bien este texto coincide con el actual contexto de encierro y pandemia que ha vuelto muy popular la comunicación a través de la virtualidad, para mí este acercamiento se produjo mucho antes, fue la consecuencia de la maternidad y de generar creación en un escenario que no permite grandes movilidades.

Es ahí donde lo que antes era un medio que permitía sociabilizar para mí se convirtió en un medio donde en términos creativos estaba aún abierto a la posibilidad, no había estructura y establecía un erial en que todo podía ser construido. Comencé a hacer gráficas y gifs animados, que fui compartiendo de inmediato en mi Facebook. Estaba haciendo artnet sin tener idea de lo que estaba produciendo. Posteriormente estas gráficas, GIFs y collages digitales fueron compartidos con pequeñas reflexiones expuestas como estados de Facebook hasta que de pronto  se convirtieron en la escritura que conformó mi libro Prótesis.

El libro se escribió completamente en red, su primer soporte fue internet y antes de ser publicado fue compartido en su totalidad en mi muro a medida que se iba generando. La red posibilitó mi escritura y su primera existencia fue efímera siempre en relación a cómo alimentaba mi feed con otras informaciones.

La estética de la desinfección

-En este sentido, llama la atención una estética aséptica, extremadamente limpia, pulcra desinfectada, muy ad hoc con los tiempos actuales.

-Siempre pensé en la Prótesis como un documento tan leve como lo es la virtualidad. Hace muchos años la ciencia ficción nos mostró un futuro lleno de grandes máquinas y oscuridad. Ahora que estamos viviendo en ese futuro que la ciencia ficción pensó, nos damos cuenta que es distinto, que en vez de grandes máquinas tenemos nanotecnologías, que los dispositivos que nos conectan caben en un bolsillo y que lejos de parecernos perversos nos hemos vuelto dependientes de esa constante comunicación y divertimento.

La Prótesis tenía que responder a esa idea de lo estéticamente liviano, minimal, frío y con ello, aséptico, pulcro y delicado.

Encierro y virtualidad

-¿Estos textos fueron escritos o terminados de escribir en condiciones de encierro? ¿Qué podrías decir sobre el proceso de producción del libro y de cómo la contingencia fue alimentando ciertas temáticas?

-Estos textos fueron escritos más en intimidad que en encierro, en un ambiente en que el computador funcionaba para mí igual que para muchas mujeres, como un  espacio personal para diversas actividades, inclusive domésticas.

El libro comenzó a ser escrito hace cinco años y desde el 2017, año de su edición acompañó las performances que componían la serie “Biografía del aprendizaje”. El prólogo de Karo Castro fue escrito el 2019 y desde ahí quedó guardado un poco indeciso de existir.

La pandemia me pareció el contexto propicio justamente por el impulso de la comunicación virtual y fue el encierro lo que me animó nuevamente a publicar. El diseño, diagramación, impresión y lanzamiento fueron realizados durante la pandemia 2020, y coherente a su proceso y existencia, la presentación pública de la Prótesis fue a través de la virtualidad.

 

 

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