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“El partido político más grande del Perú es el antifujimorismo”: Martín Roldán, el escritor que palpa el Perú suburbano

Por: Diego Bravo Rayo | Publicado: 15.06.2021
“El partido político más grande del Perú es el antifujimorismo”: Martín Roldán, el escritor que palpa el Perú suburbano © Ricardo Gómez Peñaranda |
Sus libros hablan de un país más real, desprovisto de pompas aristocráticas y eufemismos: un submundo del punk peruano o ‘subtes’, la guerrilla urbana a inicios de los 90, el barrismo y las diferentes formas de desesperanza hacia el futuro. Aquí habla sobre el pasado reciente de Perú, las primeras horas del –eventual, actas contabilizadas mediante– triunfo de Castillo y el sentir de una calle que oscila entre la justicia y la incertidumbre, con la mirada de uno de sus personajes de ficción.
     “Perú vive con el mito del eterno retorno: a pesar de las posibilidades que hemos tenido, no hemos  logrado el bienestar para todos”

Es parte de las reflexiones que intercala entre el foco de la pregunta y el sentido de sus respuestas. Martín Roldán Ruiz (51) nació en Lima en 1970, por lo que el ciclo de profunda crisis económica, política y de terrorismo lo halló en su juventud: años en los que estudió periodismo, fue guitarrista en la banda Dictadura de Consciencia y vivió la movida punketa limeña conocida como ‘subte’, agrandando el frenesí con su pasión por Alianza Lima, el más popular club de fútbol de Perú al que alienta desde un reconocido lugar en el Comando Svr, su barra.

Generación cochebomba

De ellos ha tomado el sustrato para sus libros:  ‘Este amor no es para cobardes’, es uno de cuentos sobre las aventuras de los barristas de Alianza. Su obra más renombrada es Generación cochebomba (2007), basada en la escena del movimiento “subte” en el convulsionado Perú de fines de los 80, azotado por el terrorismo y la pobreza. El último, Podemos ser héroes (2015) guarda relación con Chile ya que fue publicado por la editorial Estruendomudo.

En Generación cochebomba se narra la cotidianidad de ese Perú desesperanzado, siendo Andrián R el protagonista rodeado por amistades punketas, drogadictas, barristas y senderistas. Es que era cosa cotidiana saber de uno u otro joven como los amigos de Adrián R –o del mismo Martín–  que “pasaban a la clandestinidad”, pudiendo significar, en gran parte de los casos, que entraron a militar con mayor compromiso en Sendero Luminoso o en el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA). A continuación, un párrafo que contextualiza ese país aciago para tantos jóvenes, encarnado en Adrián R:

Lanzó un escupitajo al viento y continuó repasando sus diecisiete años junto a su padre, su madre y su hermana, sin muchos amigos. Vida en su mayor parte solitaria, a pesar de uno que otro romance sin trascendencia para él. Como ese día, como todos los días en los que solo despertarse implicaba una partida inútil para una carrera sin premio.

©Manuel Orbegozo

– Luego de una resaca terrible, Adrián despierta en la Lima de hoy. ¿Qué tan distinta es a la Lima que le tocó vivir?

El cambio sustancial es en la violencia política. Es una coyuntura distinta, no hay coches bomba, no hay grupos paramilitares, no hay asesinatos ni desapariciones. Es también un país con visión de futuro, una economía más estable.

– Comentabas que no había asesinatos políticos, pero lo ocurrido hace dos semanas en el Vraem (Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro), con 16 asesinados, ¿es una excepción o guarda algún tipo de coherencia?

Primero tenemos que recordar cómo eran las estrategias de Sendero Luminoso: era una organización muy bien estructurada, con directivas claras y no daban un paso sin haber estudiado el objetivo y los beneficios que podía traer una acción terrorista. A aquellos que se lanzan a hacer una acción sin ninguna dirección, sin estrategia revolucionaria clara, Sendero les llamaba ‘aventureros’ y, su acción, como ‘aventurerismo’”. (N de la R: A la fecha, el gobierno peruano deposita sus sospechas en una facción de Sendero Luminoso liderada por Víctor Quispe Palomino. Aún no hay un veredicto judicial que lo respalde).

Al capitular Abimael Guzmán, Sendero Luminoso se divide en dos y unos remanentes quedan en el Vraem, que es la zona más inhóspita del Perú. No hay carreteras, los pueblos son alejados entre sí, es zona cocalera y es parte de la selva. Sendero Luminoso en su historia estuvo permanentemente coqueteando con el narcotráfico, desde donde obtenían los recursos para financiar sus ‘estrategias revolucionarias’.  Ahora, los pocos descolgados de Sendero ya no son un peligro para el Estado: sus columnas están dando vueltas y están, fundamentalmente, como guardaespaldas de el narcotráfico. 

El fantasma de Fujimori

– ¿Qué aspectos hay que considerar para leer resultados tales como que en el Departamento de Lima haya ganado Keiko Fujimori por amplia mayoría, pero que eso, sin embargo, no le sirvió para vencer a Pedro Castillo? (N de la R: En el cierre de esta edición, la ONPE daba por ganador, con el 100% de las mesas procesadas y con el 99.935% , al candidato de Perú Libre).

Efectivamente, Lima marcaba siempre la pauta, pero esta vez no. La estrategia de campaña de Fujimori fue la del miedo: el formato repetido por la derecha de todo el continente en asociar al oponente, en este caso Pedro Castillo, como el Maduro de Venezuela. Me da pena por mis amigos venezolanos que los muestran como mal ejemplo de todo, lo cual es una falta de respeto para ellos.

– Pareciera que otro aspecto a considerar es la desconexión de los limeños con el interior del país

Recién el año 1992, en el atentado de Tarata, en Miraflores, los limeños se dieron cuenta de que había una guerra interna o terrorismo, cosa que antes veían que era un asunto solamente de ‘cholos’ o ‘serranos’, término despectivo de los limeños para la gente del Andes. 

– Sin embargo, Castillo tampoco se había posicionado como una figura que generara suficiente confianza

Es cierto que Castillo no es una persona a la que fácilmente se le podría confiar dada sus mismas limitaciones en su expresión y en conocimientos. Es un profesor con maestría en psicología infantil, sin embargo no domina ciertos temas de interés público. Por cierto, esto era alimentado por el fujimorismo, llegando a niveles absurdos como que un eventual triunfo de Castillo traería de vuelta a los coches bomba.

Más rock y menos punk

– ¿Pero estas caricaturas afectaron realmente a la votación del domingo 6 de junio?

¡Claro, definitivamente! Amigos con estudios creyeron esto. Incluso conocí a gente que marchó contra Fujimori, la mayor lacra junto al APRA, que iban a votar por Keiko por el argumento de la estabilidad económica. En fin, intereses particulares. Es válido, pero dice mucho de nuestra carencia de comunidad y solidaridad como sociedad. Piensan tipo: ‘Sí, tenemos que avanzar para que en tengamos un futuro mejor, pero me van a quitar el 10% de mi sueldo, me opongo’. Otra cosa llamativa fue que en las regiones mineras, el corredor minero donde Keiko ofreció más bonos a sus habitantes en caso de ser electa, perdió contundentemente.

– De poder elegir un elemento de tus libros, está el permanente contacto con la calle, logrando percibir ambientes y diversidades que componen lo que se entiende por realidad. ¿Cuál es el ánimo y análisis que hace la gente?

Viendo mi alrededor, como una persona que vive en Lima, se percibe una fuerte incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir con Pedro Castillo como presidente. El gran empresariado, las Fuerzas Armadas, el mercado financiero y los medios de comunicación apoyaron a Keiko, y eso repercutió en la calle y consiguió votos. Esta misma campaña del terror la hicieron con Ollanta Humala. Por otra parte, una masa de votantes que por nada del mundo quiere algo con Fujimori, que está harta de la impunidad de Keiko y sus deudas con la justicia,  le entregó el voto a Castillo. Es que el partido político más grande del Perú es el antifujimorismo. 

– Contabas antes de iniciar la entrevista que estás escribiendo una nueva novela, así como la continuación de Generación cochebomba

Justo estoy trabajando en una juventud peruana ambientada en los últimos años del fujimorismo, con ‘la marcha de los 4 suyos’, cuando cerraron el Tribunal Constitucional y el momento del despertar de una juventud que empezó a participar del juego político. Con menos punk que Generación cochebomba, pero sí con más rock, esta historia trata de un antiguo militante del APRA que se siente traicionado por sus dirigentes, tanto por sus arreglos personales como por la lejanía con el ideal revolucionario, que se entrecruza con barras de fútbol.

©Alejandra Gavelan

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Son incontables las amistades chilenas de Martín: desde el mundo de la literatura, pasando por la movida punk y su producción musical, hasta hinchas de Colo Colo y miembros de su barra, la Garra Blanca. La amistad entre los dos equipos más populares de Chile y Perú repercute hace años en la existencia de Martín; es que así como es recibido con jolgorio cada vez que viene a Chile, son muchos los colocolinos que han conocido su calidez al momento de llegar a La Eskina de Los Amargos, ese reducto cercano al estadio de Alianza Lima en el distrito de La Victoria.

Tanto es su involucramiento que fue parte del libro Amistad sin fronteras, en el que se ahonda en esa amistad, considerando  aspectos deportivos, sociales y culturales alrededor de este fenómeno.

– ¿Ves alguna cosa en común entre fujimoristas y pinochetistas? Considerando que varios fujimoristas lo defienden por «haber acabado con el terrorismo» y aquí los segundos «por acabar con el cáncer marxista».

Claro que hay una similitud: Es más, a Fujimori le decían ‘el Chino’, como así le decimos acá a todos los descendientes de orientales, sean japoneses, chinos, o tailandeses,  y él reinvindicaba con orgullo que le dijeran Chinochet, en alusión al mismo. Pero pasa que los fujimoristas reinvidican algo que no es así, porque la estrategia de Fujimori para derrotar al terrorismo era la guerra sucia a través de las Fuerzas Armadas, y no mediante la inteligencia, que fue lo que a las finales capturó a Abimael Guzmán a través del GEIN (Grupo Especial de Inteligencia) de la policía nacional, y fue la primera fecha que propició la caída y claudicación de Sendero Luminoso.

Como dicen acá, al terrorismo lo derrotó el GEIN y no El Grupo Colina, el que era el grupo especial del Ejército peruano, para eliminar físicamente no solo miembros de Sendero Luminoso, sino también opositores. Por ejemplo al periodista independiente César Hildebrandt, a quien la agente del grupo Colina, Mariella Barreto, le advirtió que había un plan del grupo Colina, al que pertenecía, para asesinarlo. El jefe de ese grupo el mayor Santiago Martin Rivas, pareja sentimental y padre de la hija de esa agente, mandó a matarla y la descuartizaron para tirar sus restos por todo Lima. Y ¿sabes qué hizo después de salir a felicitar a los agentes del GEIN? Disolvió el grupo y los mandó a tareas administrativas. A pesar de que aún quedaba la organización senderista que debían seguir capturando.

En lo que no tengo dudas es en el carácter o en el espíritu fascista del fujimorismo que ayer se declaró tal. Cantaron el himno nacional con el brazo en alto y toda esa parafernalia.

 

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