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La alcaldesa de Santiago Irací Hassler se refiere a sus lecturas, a Anaïs Nin, a las teóricas feministas y a cómo la han ayudado a empoderarse para poder asumir este desafío en que ha comenzado «apagando incendios», asumiendo deudas de la administración anterior, y al mismo tiempo, creando una alcaldía con perspectiva de género, donde el lenguaje también es parte del cambio cultural.
Estas semanas han sido una locura, primero que todo apagando incendios porque ha sido super complejo asumir el municipio. Creo que el traspaso ha sido indecente por parte de el exalcalde Alessandri y de su equipo de confianza, y nos hemos encontrado con un presupuesto completamente comprometido, un déficit presupuestario de cerca de siete mil millones de pesos para este año. No fue agradable recibir esas noticias, junto con ello el Teatro Municipal tiene una proyección que nos han señalado de cuatro mil cien millones de déficit, la situación en educación es particularmente crítica. Aquí ni siquiera se ha pagado por ejemplo el arriendo de las mismas dependencias de educación, los establecimientos muchos en malas condiciones. Eso para graficar un poco.
Hay un abandono bastante amplio en nuestras comunidades ,así que han sido por un lado recoger mucha información, resolver incendios, no solo emergencias sino que temas que parecen trampas.
Respecto de una lectura para este momento, pienso en Diarios amorosos de Anaïs Nin, a mí me cambió la vida. Si bien alguien podría pensar que no está tan vinculado a lo político creo que lo está. Es lo político y también lo personal, de lo que una logra gestar al entenderse a sí misma, poder mirar con un poco más de perspectiva las cosas. En lo personal ha sido algo bien fuerte asumir este proceso, si bien con muchas esperanzas, también es una responsabilidad en algunos momentos abrumadora recibir todo este nivel de deudas y en eso a veces vuelvo a Anaïs Nin, a su apertura, a sus miradas tan amplias, a su desenvolvimiento sin prejuicios. He pensado en ella y en general en el feminismo, como Judith Butler, en Angela Davis. Como de decir: bueno, aquí hay que tener fuerza, autonomía, ponerse con la capacidad que nos entrega y que me entrega el apoyo de las personas. Si mis vecinos y vecinas fueron quienes nos pusieron acá, estoy muy convencida de que es porque tenemos capacidades para ponerlas a disposición de este proyecto, y he estado pensando en algunas de estas mujeres feministas que he estado leyendo últimamente.
Estoy terminando se supone, con la alcaldía no sé en qué minuto ( risas) lo voy a terminar, pero estoy en la etapa final de un Magíster en Estudios de Género y Cultura en la Universidad de Chile. Me queda la tesis, por eso digo que estoy en la parte final. Eso me ha acercado harto también a distintas mujeres, a feministas que han sido bien marcantes en cómo una se entiende como sujeta política en un proceso individual y colectivo de cambio, que implica un empoderamiento, que explica un mirarse distinta, asumir también estas responsabilidades y estos roles que nos entrega la ciudadanía con la convicción de que podemos hacerlo bien y de que tenemos todas las condiciones junto con la gente. Una sola nunca va a poder, pero si lo hacemos en colectivo podemos hacer transformaciones muy profundas.
Aquí entramos a un concejo municipal con ocho concejalas, lo que me parece muy interesante porque tiene que ver con que hay un cambio respecto de la mirada sobre los roles que asumimos las mujeres. Esto ha sido significativo y se ve reflejado en distintos procesos. Acá en Santiago en una alcaldía con una propuesta feminista, con concejalas que también han planteado las necesidades de avanzar con una perspectiva de género y hay un acuerdo en ello. Y también en la constituyente. A mí especialmente me gustó ver a Elisa Loncon fuerte, una mujer mapuche, una mujer que yo creo refleja gran parte de los anhelos que tenemos hoy día, fue muy esperanzador. La verdad me emocioné mucho porque creo habla de este nuevo Chile y escuchar a Jaime Bassa, que dijo «nosotras», son cosas que a veces algunas personas incluso les choca, pero yo creo que es tan bueno ir generando esa incomodidad, que es positiva porque tiene que ver con el cambio que estamos haciendo. Es un cambio que tiene que ver con una deconstrucción individual y colectiva, el lenguaje es parte. A las mujeres se nos ha buscado relegar al espacio doméstico, pero frente a eso entramos y ahí el lenguaje es parte de aquello.
A mí me molestan porque hablo todo el rato con nosotras, nosotros, nosotres. Una interioriza esto y cada vez que no lo digo siento esa exclusión. Creo que es bueno ir jugando con el lenguaje y ver cómo encontramos maneras en que nos sintamos representadas. La diversidad que somos se visibiliza en el lenguaje, se visibiliza en los espacios que ocupamos, se visibiliza en la vida cotidiana y en la búsqueda sin duda de una sociedad libre de violencia. El visibilizarnos, el empoderarnos tiene que ver con avanzar decididamente a una sociedad donde hombres, mujeres, niños, niñas, niñes podamos desarrollarnos libremente, plenamente con nuestras identidades de género. Creo este momento político nos convoca a aquello, que dede el municipio también lo estamos instaurando. Así que en eso estamos trabajando en esa perspectiva de género.
