RESEÑA| «Dron»: Un libro escrito a dos manos por un poeta y un bot

Dron no se trata de un libro experimental, tampoco de poemas que buscan alertarnos sobre el impacto de las nuevas tecnologías en nuestras vidas humanas que aún no aceptan su alma cyborg. No, este libro no se trata de ello, solamente. Dron es en primera instancia el resultado de un experimento radical aún en proceso, cuyos informes iniciales, elegidos con pinzas por Christian Anwandter, han sido alojados preliminarmente en esta bella infraestructura libro, diseñada por el autor junto al equipo de Pez Espiral. Pero, ¿quién o qué es el autor de Dron? Si consideramos la advertencia de sus primeras páginas negras reconocemos que esta escritura no es estrictamente humana, aunque se le asemeje. Asimismo, ¿qué implica leer a Dronbot, el programa computacional diseñado por Anwandter junto Alfonso e Ignacio Adriasola (AAA) para procesar la serie de documentos textuales que este, el supuesto autor recolectó, en contigüidad a sus propios textiles? 

Al circular por las páginas de Dron percibiremos cómo voces familiares se desdibujan, extrañándonos en el núcleo mismo de nuestra familiaridad con las tecnologías que nos atraviesan y delimitan. Este extrañamiento, sin embargo, no se articula como el develamiento de un simulacro por parte de una falsa conciencia ilustrada, sino como un experimento poshumano pero también poscínico, donde frases geniales como: “la entrada a las profundidades de la cueva, el mayor depósito de supuestos del mundo, comienza con un ascenso”, no importa qué o quién las haya escrito. Lo importante es que existan, he ahí el misterio de su comprensión. Entonces, bajo la mirada acechante de Dron las fronteras entre autor y su doble digital se borran, así como la figura del lector omnipotente, otorgador de sentido a todo lo que lee, deviene en simple usuario de su propia visión.

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A su vez, por las páginas de Dron, también nos encontraremos con el deambular de ruinas de información, noticas que se tachan y borran para luego aparecer inscritas en mapas, que hacen brillar los códigos ocultos tras los espacios del consumo, como son los estadios o los malls plagados de copias. Así, en Dron las copias ya han suplantado definitivamente a sus originales, como nos advierten los casos de la cueva de Chauvet o el traslado a escala de  Fuerabamba, cuyas historias, entre otras, sirven de insumo escritural tanto a Anwandter como a su doppelgänger digital. Esos trasladados y reproducciones a escala conllevan agramaticalidades, alteraciones profundas del lenguaje, cuyo zumbido es registrado en este libro como una capa más de su incesante escritura. 

Navegar por Dron nos recuerda que, como todo libro impreso, él también es un ente engendrado por un humano y una máquina. Su diferencia con otros, no obstante, radica en su particular conciencia de su carácter híbrido. Conciencia que nos conduce a la constatación, a través de la escritura ejecutada entre Dronbot y Anwandter, de la infinidad imposible de textos que quedaron fuera de este entramado, pero que aún así reverberan por sus letras ejecutadas. Es como un sueño la órbita iluminada de este libro, un pequeño sol artificial, el abismo de la conciencia de la conciencia de la conciencia… De allí la densidad de Dron, cuya escritura abierta al porvenir, pareciera ser una premonición irrefutable de nuestro presente.

Dron 

Christian Anwandter

Libros del Pez Espiral, 2021

120 páginas

Precio de referencia: $10.000