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María Paz González, directora de Lina de Lima: «Lo musical es el corazón de la película»

Por: Wilson Nanculef | Publicado: 13.01.2021
María Paz González, directora de Lina de Lima: «Lo musical es el corazón de la película» |
Gratis y por tiempo limitado llega a Ondamedia «Lina de Lima», la película galardonada en festivales de cine en Chile y el extranjero.

Llega a Ondamedia Lina de Lima, la película de la directora nacional María Paz González que cuenta la historia de Lina, una mujer peruana radicada en Chile que debe trabajar para enviar dinero a su familia en Perú. Por otro lado, la protagonista intenta mantener una relación a distancia con su hijo, quien ya no la necesita como antes. El musical se enmarca dentro de las festividades de fin de año, una época nostálgica para muchos y muchas migrantes que se encuentran lejos de sus seres queridos.

Premiada en el Festival de Cine de Valdivia 2019 como mejor película chilena y reconocida a nivel internacional al ser elegida mejor película iberoamericana en el Festival de Cine de Miami el año pasado,  este año llega por tiempo limitado y gratis a la página Ondamedia. A raíz de esto conversamos con su directora.

Otros cuerpos

-Siendo una directora chilena, ¿desde dónde nace la idea o motivación de querer contar la historia de Lina esta mujer migrante?

-Viene de la curiosidad por conocer vidas ajenas. De personas que admiro y de las que me dan ganas de conocer más a través de las películas. El cine nos da la posibilidad de habitar otros cuerpos y creo que eso nos permite ampliar nuestro horizontes y empatizar con vidas y realidades distintas a la nuestra. Esta película nace de una investigación documental en la que me acerqué a mujeres muy reales que cargan problemas, que se enfrentan a los dolores de la distancia pero que saben ponerle el hombro a la vida y que sobre todo han aprendido a quererse y a reírse de sí mismas.

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-La mayoría de películas que tocan estas temáticas son siempre crudas, pero Lina de Lima tiene toques humorísticos y además musicales, ¿Por qué decidiste irte por ese lado?

-No fue una decisión. No podía ser de otra forma. Es una película que está hecha a partir de mujeres de carne y hueso. Tengo la sensación de que a veces la ficción inventa personajes que solo parecen existir en las películas. Personalmente funciono al revés. Me gusta más ver en las películas personajes que pueden existir en la vida. Eso fue lo que encontré conversando con mujeres migrantes: mucho humor, canciones en karaokes y la oportunidad de redescubrirse lejos de sus casas. Esa nana peruana que apenas levanta la mirada y que responde todo  diciendo “sí, señora”, “no, señora”, es algo que está mucho más en las películas que en la vida real.

-Cuéntanos sobre el proceso de creación de este personaje, desde la elección de la actriz, quien ya había sido galardonada por su trabajo en la Teta asustada

-Fue un proceso largo en investigación y escritura. Pero fue todo muy divertido y natural también. No fue una investigación de papel y lápiz. Magaly apareció en una segunda etapa del proyecto. Yo admiraba mucho su trabajo, pero en un inicio no la imaginé en el personaje pues quería una migrante lo más real posible. Era difícil dar con alguien que sostuviera todos los planos de la película. La interpretación era muy exigente y sabía que la elección de Lina era fundamental porque se lleva todo el peso dramático de la película. Eso nos llevó a pensar en una actriz profesional. Cuando conocí a Magaly y nos reunimos no tuvimos ninguna duda de que ella era Lina de Lima. Fue muy desafiante trabajar con ella pues conocía al personaje mucho más que yo. Lo conocía desde la experiencia de ser madre, de trabajar lejos de casa, de dejar a sus hijos con su madre. Fue un proceso bien intenso y estimulante.

A punta de costalazos

-En la película vemos variados temas como la unidad, la solidaridad entre migrantes, la forma que tienen las redes sociales de unir y separar a las personas en diferentes relaciones, ya sean familiares o sexoafectivas. Por ejemplo, el hijo de Lina la separa de su vida escondiéndole cosas a través de redes sociales y Lina busca encuentros esporádicos por aplicaciones de citas, algo que es más asociado a la juventud. ¿Qué es lo que te llamaba la atención para tocar este tipo de temas?

-Para mí la película mira mucho las experiencias de una mujer que está en medio de muchas contradicciones que son propias de este tiempo y de las que no se excluye por ser migrante o por tener más de 30 años. Estamos todos en el mismo enjambre. El personaje puede estar lejos y cerca de su casa a través de las redes sociales, puede estar a un clic de que un amante toque su puerta, puede ir a bailar y puede sentirse al mismo tiempo profundamente sola. Creo que la vida es bastante así, contradictoria y absurda. Siento que Lina permite ver esos niveles de la experiencia. Lina de Lima no es un personaje que trata esta crisis contemporánea con terapias, es alguien que se levanta a punta de los costalazos propios de una vida ruda. Y eso siento que en gran medida es lo que hace una parte muy importante de personas: se obligan a salir adelante.

-El contexto se enmarca dentro de festividades, tema super sensible en las personas migrantes por la lejanía. Si bien Lina deja a su hijo en el Perú, aquí en Chile existe un abandono de los hijos e hijas a manos de nanas por parte de las clases más acomodadas. ¿Qué buscabas entregar con esta historia? 

-Los niños pobres y los niños ricos pueden estar hoy igual de solos y entregados a celulares o tablet. Otra contradicción de los tiempos. Creo que la Navidad es siempre una fecha sensible sobretodo para los padres. Hay demasiadas expectativas, y se agudiza la culpa por no poder estar y también las exigencias económicas como una forma de hacerse presente. Solo imaginar poder mandar todo eso al carajo un rato creo que es super liberador, sobretodo en un país tan consumista como este.

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-Como se dijo es una película musical y llaman la atención las puestas escenas: cada canción va narrando momentos de la película. ¿Participaste en la composición de las letras?, ¿cómo fue ese proceso?

-Fue un proceso de muchas etapas. Imaginar el mundo interior del personaje, asociar eso a ciertos estados y ritmos que tuvieran que ver con su identidad, con su país. Admiro muchísimo la cultura peruana y me encantó sumergirme para conocer ritmos e imaginar escenas musicales. Ahí fue clave el trabajo de arte, vestuario, maquillaje y también el trabajo de fotografía de Benjamín Echazarreta, que imaginó conmigo las escenas y creyó en que era posible encontrar ese punto en que el mundo musical se volvía colorido, divertido y significativo sin ser ridículo. Hay mucho de jugar y probar.

La creación de la música fue también un trabajo en equipo que partió con una escritura preliminar que hice de las letras y que luego trabajamos con Magaly, que por ejemplo escribió una canción en quechua. Luego Cali Flores, compositor y percusionista, peruano puso los ritmos de cada estilo. Y finalmente José Manuel Gatica, compositor chileno, compuso, rearmó y trabajó para que cada canción encontrara su tono preciso en el relato. Luego hicimos un trabajo de producción musical en Perú que estuvo liderado por Alejandro Rivas, que armó un equipo con intérpretes de lujo que grabaron cada tema y que hacían que todo pareciera fácil. Fue un trabajo bien fino que encontró su forma final en la posproducción y mezcla de sonido que se hizo en Argentina con  Sofía Straface y su equipo. Fue titánico, pero muy divertido.

-¿Cuáles fueron las mayores dificultades al momento de rodar la película? Y al mismo tiempo, ¿qué fue lo más satisfactorio?

-Lo musical fue muy complejo porque cuando filmábamos creo que nadie sabía muy bien lo que estaba sucediendo. Era un acto colectivo de fe porque era todo muy abstracto. Había mucha duda con lo musical. Muchas ganas de hacer algo distinto, pero también dudas. Mi productor antes de filmar incluso me decía que ni lo mencionara para fondos, pensando que era una especie de capricho momentáneo. De esas cosas que uno empuja desde dirección pero que no son posibles. Pero resultó, para mí lo musical es el corazón de la película. Así que diría que eso fue lo más difícil y lo más satisfactorio.

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