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CRÍTICA| «Soul»: Pixar se puso metafísica

Por: Rodrigo Miranda, escritor y periodista | Publicado: 14.01.2021
CRÍTICA| «Soul»: Pixar se puso metafísica |
La geografía urbana y la paleta sensorial de Nueva York están retratadas con un realismo sorprendente en «Soul», la nueva película de Pixar. El jazz no aparece snob o burgués y reconocemos la ciudad real y cotidiana.

No hay antídoto mejor para estos días inciertos. Soul, la nueva película de animación de Pixar, es una inspiradora y conmovedora fábula sobre la muerte, el sentido de la vida, el jazz, la pasión y las autolimitaciones, aunque se parece a Intensamente y Coco al describir el más allá y traducir conceptos abstractos en paisajes y personajes vibrantes y divertidos.

Joe es un jazzista neoyorquino que trabaja como profesor de música en un colegio, pero debe decidir entre un contrato estable en esa escuela o la oportunidad de unirse a una banda de jazz liderada por una saxofonista de primer nivel. 

Tras un accidente, entra en coma, su alma se separa de su cuerpo y cae en el “más atrás”, un limbo donde las almas nuevas reciben su chispa o inspiración vital, una personalidad única e individual y un alma gemela.

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En esa dimensión ectoplasmática se encuentra con un alma descreída y rebelde conocida como 22.

22 no le ve sentido a bajar a la Tierra para encarnar en un cuerpo. Joe está desesperado por volver al suyo, pero los envían de regreso con las identidades cambiadas. Así se convierten en compañeros de aventuras y cada uno le enseña al otro algunas valiosas lecciones, verdaderas clases de filosofía, de esas que hacen falta en los colegios.

22 ha pasado gran parte de la eternidad volviendo locos a todos sus mentores que tratan de inculcarle algún interés por encarnar en forma humana, incluso a Arquímides, Copérnico, Abraham Lincoln, Carl Jung, Mohamed Alí y hasta Teresa de Calcuta, a quien hizo llorar. 

A todos les colmó la paciencia, excepto a los orientadores del “más atrás”, los Jerry, la conjunción de todos los campos cuánticos del universo que adoptan una forma comprensible al cerebro humano. Por cierto, una apariencia similar a los dibujos de Picasso pero en versión neón. 

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El jazz es parte estructural de la trama y es definido como uno de los mayores aportes de la cultura afroamericana a la belleza y estética universal. La música es solo una excusa para sacar el yo interior y es lo que le da sentido a la vida de Joe, la chispa de su vida. El guión también define inspiración, un espacio entre lo físico y lo espiritual. 

Del más atrás pasamos al más acá. La geografía urbana y la paleta sensorial de Nueva York está retratada con un realismo sorprendente. El jazz no aparece snob o burgués y reconocemos la ciudad real y cotidiana. Nos deleitamos con su música y arquitectura, el skyline y el Central Park, sus tiendas pobres, sus departamentos diminutos, el bullicio de los transeúntes, el tráfico, los bocinazos, los taladros rompiendo el pavimento, los celulares sonando, los graffitis, el sabor de la pizza y los bagels, las barberías, el metro sobre vías elevadas, los músicos callejeros, las luces y vida nocturna y sus locales de jazz, como el Half Note, versión animada del turístico Blue Note.

Pensada para exhibirse en los cines, Soul finalmente se estrenó en Disney +.
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